El mitote como “estrategia” contra el PAS
Álvaro Aragón Ayala
A costa de su propio prestigio y credibilidad, el gobernador Rubén Rocha Moya usa toda su fuerza política y la estructura del gobierno estatal en un complot político creyendo poder exterminar, antes de los comicios del 2024, al Partido Sinaloense y vetar a sus dirigentes para que queden fuera de la competencia electoral construyendo escenarios falsos con el apoyo de una plataforma de comunicación proclive a fabricación y divulgación de mentiras, difamaciones y calumnias.
Debido a la concentración excesiva del poder, Rocha Moya ofrece la percepción de que perdió la capacidad de raciocinio y análisis. En la conspiración que armó para intentar demoler al PAS no consideró que los únicos capaces de desaparecer un partido son los votantes. De acuerdo a los resultados de los sufragios obtenidos en una contienda comicial, el Instituto Estatal Electoral es la única autoridad para extender el certificado de vigencia o fallecimiento de los partidos políticos, no el gobierno del estado.
Pasadas las elecciones del 2016 el Instituto Estatal Electoral, no el gobernador en turno, quitó el registró al Partido Independiente de Sinaloa creado por el doctor Francisco Frías Castro y Serapio Vargas Ramírez para que sirviera de ariete electoral al Partido Revolucionario Institucional contra los partidos opositores a la candidatura del entonces priista Quirino Ordaz Coppel. Los ciudadanos no apoyaron al PAIS y no alcanzó los suficientes votos para conservar su matrícula como partido político.
En la elección federal y estatal del 2021, fueron exterminados por los votantes los partidos políticos “nacionales” Encuentro Solidario, Redes Sociales Progresistas, el Partido Nueva Alianza y Fuerza por México, entre otros, al no haber obtenido el 3 por ciento de la votación válida para mantener su registro como institutos políticos. Los partidos fueron borrados del mapa electoral por los ciudadanos.
Pese a los inventos de su extinción creado en el “cuarto de guerra” de Palacio de Gobierno y difundidos por las bocas de ganso y por quienes practican el periodismo no argumentativo, en el registro o padrón del Instituto Estatal Electoral y del INE, el Partido Sinaloense aparece como un partido estatal vivo, vigente, con muchas más proteínas y vitaminas necesarias para su crecimiento que el PRI, PAN, PRD y MC, incluso aparece con más militantes que Morena.
De acuerdo a los datos de las autoridades electorales, el PAS posee una militancia probada, certificada, de 141 mil 559 ciudadanos. El IEE y el INE realizan además la compulsa con el Registro Estatal Electoral de más de 180 mil datos de electores, cuya firma de aceptación como militantes logró recabar el Partido Sinaloense en su más reciente jornada de afiliación. Morena tiene registrados 6 mil 73 militantes, el PAN 6 mil 842, el PRI 50 mil 905 y el MC 7 mil 958 ciudadanos.
El gobernador Rubén Rocha Moya en sus planes de exterminio ha ayudado al PAS a purgar o limpiar el partido político pues se ha llevado a las filas de Morena a ex-militantes pasistas infieles, malagradecidos o traidores, que contaminaban el trabajo partidista del partido estatal dado que atendían proyectos personalísimos alejados de la ideología y del programa de acción del PAS. El gobierno estatal-Morena tendrá que lidiar con los desertores y pagar por sus errores, ya sea legislativos o en la conducción de ayuntamientos.
Consciente de la conspiración en su contra, el Partido Sinaloense hace valoraciones constantes de la capacidad de convencimiento social y político del gobierno estatal y de la movilidad del partido Morena con el propósito de contar con datos duros que le permitan elaboran un proyecto electoral conciso y preciso para el 2024. Ya tiene la radiografía del 2021 de la dinámica electoral de Morena y cuenta con el retrato de los activos del partido lopezobradorista que a falta de argumentos participativos usan el ataque, la calumnia y la difamación como herramientas políticas.
En una estrategia inteligente, el PAS participó en los plebiscitos para síndicos en el municipio de Culiacán, no con el propósito de arrollar, sino con el fin de saber cómo se moverá en el 2024 el andamiaje morenista. La conclusión es que fue una elección del gobierno del estado-ayuntamiento de Culiacán, en el que usaron como aliados a personajes del PRI y del PAN. En el proceso electoral, el PAS se colocó, sin sudar nada, como la segunda fuerza electoral municipal por el número de votos alcanzados en la contienda. El PRI y el PAN aparecieron como comparsas de Morena sin presencia en la cartografía electoral municipal.
Héctor Melesio Cuén, llueva, truene o relampaguee, es uno de los coordinadores en Sinaloa del proyecto de Adán Augusto López Hernández, precandidato presidencial. El fundador del PAS jala a los pasistas y a los ciudadanos sin partido a la causa del secretario de Gobernación, quien posee otros dos coordinadores: el diputado Ambrocio Chávez Chávez, en Morena, y un personaje aún no identificado de la estructura del PRI, en la que figuran los legisladores tricolores-morenistas Sergio Mario Arredondo, Ricardo de la Madrid y el ex diputado Jesús Burgos Pinto.
Pese a la vigencia y la fortaleza del proyecto en ciernes 2024 del PAS, Rubén Rocha Moya se mueve en modo dictador intentando crear un Sinaloa unipartidista, sin oposición, sin contrapesos y sin críticas a su gobierno. Sobre el Partido Sinaloense los amanuenses descargan toda clase de inventos: que Cuén está fuera de la jugada, que ya no le habla Adán Augusto, que su partido ya se extinguió y que atraviesa incluso por “semanas negras”. Las mentiras y perversidades brotan a raudales del “cuarto de guerra” del Tercer Piso, en donde los inquilinos se jalan los pelos porque sus estrategias solo alcanzan el grado de mitotes, calumnias y difamaciones.