Inzunza y Feliciano son la mafia del “sí soy, amá”
Juan Manuel Partida Valdez
Aunque se tiren algunos al suelo y reclamen que Altoparlante es una columna “homofóbica”, es mi responsabilidad y obligación repudiar que el gobierno de Sinaloa es una mafia para los del “sí soy, amá”.
Dime con quién andas y te diré quién eres, dice un muy sabio proverbio popular.
Son muchos los funcionarios, en los tres niveles de gobierno, integrantes de la comunidad lésbico, gay, bi y trans.
Una cofradía de la mano caída muy poderosa encabezada por el camisa rosa Enrique Inzunza Cázarez, secretario general de gobierno, y el frustrado mariscal de la diversidad estatal, diputado Feliciano Castro Meléndrez.
Con las inevitables sospechas contra Rubén Rocha por el cómo es que los sigue fortaleciendo y solapando de manera tan brutal.
Reiteremos nuestro pleno respeto a la forma en que cada persona prefiere vivir su vida.
Mis deseos de que sean felices, con una precisión importante: dejen esas cosas en su vida personal.
Hay que subrayar esto último, porque en este gobierno la prioridad no es tener a funcionarios capaces y responsables.
Para nada, mis amigos.
Se acomoda primero a los guachomas, a los “sobrinos” y a las novias.
Con el padrinazgo de un poderoso o una poderosa que son su pareja y los quiere mucho.
Secretarios, subsecretarios, magistrados, diputados, jueces, directores generales, etcétera.
Con altos sueldos, nomás porque son diversos.
Y que no nos vengan con que todo es legal y perfecto, y que están en su derecho.
El caso de los abusos cometidos en la Secretaría del Bienestar refuta los anteriores alegatos.
Dos miembros de esta mafia perversa recibieron nombramientos de gran importancia, a pesar de estar previamente señalados y hasta acusados formalmente como abusadores sexuales y corruptos.
Juan de Dios Gámez Mendívil, presidente municipal de Culiacán impuesto por su padrino Rocha Moya con el voto unánime de los diputados locales.
Leobardo Gallardo Beltrán, propuesto también por el gobernador y nombrado por el Congreso de Sinaloa como magistrado administrativo estatal.
Están denunciados ante la Fiscalía General de la República y son protegidos de manera descarada y escandalosa por Rubén Rocha y por la cofradía de la mano caída.
Para nada hay legalidad y justicia en estos solapamientos encabezados por Rubencito.
Crece por ello a pasos agigantados la percepción social de que en Sinaloa gobierna perversamente la diversidad, incluyendo al jefe del ejecutivo estatal.
Y es que por muy varones o muy féminas que sean, no falta la gente criminosa que a casi todos los altos funcionarios les ven cara de “sí soy, amá”.
Por hoy aquí le paramos, antes que nos aruñen.
GOBERNADOR “EXCELENTE”, COMO LA SALUD “DE PRIMERA”
Mejor que bueno, excelente.
Así calificó Andrés Manuel López Obrador al gobernador Rocha Moya.
El chiste se cuenta solo, viniendo del que a cada rato presume que tenemos una salud pública mejor que la de Dinamarca.
De quien con su pañuelito blanco asegura que terminó totalmente con la corrupción.
Ese presidente de la república que se jacta de que redujo de manera significativa el número de asesinatos y que hay menos violencia que nunca, sin masacres.
Par de hipócritas.
Y par de payasos, además.