MORENA: La quiebra partidista
Dr. José Woldenberg
De un tiempo a la fecha, tanto la clase política como la academia han venido discutiendo sobre la necesidad de modificar el sistema de partidos de nuestro país. Si alguien sabe de dicho sistema es usted, doctor Woldenberg, razón por la cual le planteo las dudas que como de periodista de larga data me surgen.
Dicen los que saben, que “un sistema de partidos consiste en patrones de interacción regulares y recurrentes entre los partidos que lo integran” (Wolinetz, 2006), así como el grado de institucionalización de dichos patrones.
En nuestra muy joven democracia, creo -usted corríjame- que los patrones han avanzado en lo relativo a la competencia interpartidista, la legitimidad de las elecciones y, por lo menos hasta 2018, en la durabilidad de los patrones, entendida dicha durabilidad como una “interacción de manera mínimamente configurada, regular y estable” (Mainwaring, 2018).
Veo con gran preocupación que, a partir de la llegada de MORENA al poder, México no pueda cumplir la durabilidad de los patrones, dada la forma en que los partidos se disputan el poder y, en consecuencia, nuestro sistema de partidos acabe por ser totalmente disfuncional.
Al igual que muchos, veo a una oposición muy desdibujada y eso nos está llevando a un sistema con un partido dominante. Me queda claro que la comunicación con la sociedad está siendo monopolizada por el presidente, pero si no fuera el caso, tampoco veo que el PRI, PAN o el PRD tengan mucho que decir más allá de criticar al actual gobierno.
Pero lo que más me preocupa, doctor Woldenberg, es la poca institucionalización de MORENA; con más frecuencia de la que uno quisiera, manifiesta una conducta cínica ante la ley y fuera de la civilidad política.
Ahí están las pre-campañas de los aspirantes al 2024, quienes incluso se atreven a decir que no les preocupa violar la ley electoral porque el INE se va a acabar. Está por verse si desparecerá el Instituto que usted alguna vez dirigió con tanta brillantez, pero aquí y ahora la norma electoral está vigente. Muy probablemente, los aspirantes confían en no ser descalificados pues un manto “superior” los protegerá. Tal vez, pero será ilegal.
Cómo no mencionar la difusión de grabaciones por parte de una gobernadora en venganza porque un líder partidista no llevó a los suyos a aprobar la Ley Eléctrica. No es la primera grabación ilegalmente obtenida que se da a conocer, pero sí es la primera vez que una mandataria se regodea en violar la ley con tal de dar el golpe. Y qué decir del presidente de MORENA, quien propuso juzgar por traición a la Patria a los diputados que votaron en contra de la Ley Eléctrica, como si la independencia legislativa no fuera un pilar constitucional.
La muestra más palpable de su falta de institucionalización es la reciente elección interna de MORENA para elegir consejeros distritales que habrán de formar parte de los Consejos Estatales.
Los golpes, acarreos, compra de votos, quema y relleno de urnas, sucesos todos ocurridos el sábado y el domingo pasados pintan de una pieza la forma en que se dirimen las diferencias al interior de MORENA. Son imágenes del siglo pasado supuestamente superadas, mucho más por quienes presumen de ser diferentes. Nada aprendieron de la elección interna de 2019, cuando Mario Delgado llegó a la presidencia partidista después de una pugna interna tan intensa como violenta.
Los morenistas olvidan que la legitimidad no se hereda. Para ganarla y luego mantenerla hay que transitar por la legalidad y la civilidad, todos los días. Olvidan que para que madure nuestro sistema de partidos, los que tienen que madurar son ellos, los partidos.
El comportamiento de MORENA es un mal augurio para las elecciones del 2024.
Oscuro se ve el panorama nacional, doctor Woldenberg
La Crónica