Las tasas altas están haciendo la vida de cuadritos
Enrique Quintana
Las tasas de interés están llegando a niveles que se hubieran considerado inalcanzables hace apenas algunos meses.
Los Cetes a 28 días llegaron a 9 por ciento; los que están a plazo de dos años se colocaron a 11.05 por ciento el martes pasado.
Y todavía faltan otras alzas.
Como resultado de la tendencia alcista, la llamada tasa de interés bancaria de equilibrio (TIIE) a 28 días, que es la principal referencia para el cálculo del costo de los créditos, llegó a 9.59 por ciento.
El escenario más probable, en función de la inflación que tenemos, es que antes de que termine el año, las tasas suban otros 1.5 puntos porcentuales.
Esto significaría que, para la TIIE a 28 días, podríamos esperar niveles ligeramente por arriba de 11 por ciento y los Cetes a 28 días estarían por arriba del 10 por ciento.
Hace un año, la TIIE estaba en 4.99 por ciento, si cerrara al 11 por ciento este año, el alza sería de más de 100 por ciento en términos relativos.
Pero, otra manera de verlo es calculando el incremento del costo financiero.
Por ejemplo, por cada 100 mil pesos de crédito, hace un año el nivel de la TIIE implicaba pagar 4 mil 990 pesos al año. Con la última tasa vigente, el monto a pagar sería de 9 mil 590 pesos y si llegara al 11 por ciento, la cifra sería de 10 mil 100 pesos.
Una empresa altamente endeudada no resistirá este incremento.
Puede pasar lo mismo con las familias.
Quizás en el caso del crédito al consumo se sienta menos, ya que las tasas promedio son tan elevadas que incrementos como los que hemos visto impactan en menor grado.
No es imposible que, por esa razón, por el efecto limitado que tiene en el encarecimiento del crédito, el Banxico tenga que mantener por un tiempo aún más largo que en EU tasas elevadas.
De hecho, sobre la base del buen resultado en materia de crecimiento que se observó en agosto, algunos expertos señalan que bien podría justificarse un alza de tasas de 1 punto porcentual para el próximo 10 de noviembre.
Los tiempos son malos para los usuarios del crédito, pero por las tasas altas parecieran positivos para los inversionistas, para los que tienen bonos o fondos que los incluyan.
Si ese fuera el caso, entonces, ¿por qué hay minusvalías en las Afores y otros fondos de inversión?
El precio de los bonos sube cuando la tasa es más baja y al revés, si la tasa es más alta, el bono baja.
Si usted o su fondo de inversión, por ejemplo, tienen un bono en el que invirtió 100 mil pesos cuando la tasa era de 6 por ciento, mientras que ahora la tasa es de 10 por ciento, el precio del bono bajará y al valuarlo, su monto invertido será menor. Es decir, tendrá una minusvalía.
Mientras usted no se deshaga de sus inversiones no convertirá las minusvalías en pérdidas. Si vende sus bonos o sus acciones, entonces sí tomará su pérdida.
Las tesorerías de las empresas o las mesas de dinero de los bancos, que están dedicadas a manejar los instrumentos de inversión, deben hacer un enorme esfuerzo para tratar de minimizar pérdidas y dejando que solo sean minusvalías.
El problema es que, en muchos casos, a diferencia de las inversiones de las Afores, que son a plazos muy largos, las tesorerías necesitan vender y tomar pérdidas pues requieren flujos de dinero para cubrir las operaciones usuales de las compañías.
Así que, la problemática financiera para las empresas puede ser aún más difícil en los siguientes meses.
No exagero si afirmo que estamos en una de las etapas financieras más complejas de la historia reciente.
A veces, cuando a las inversiones en bonos les va mal, es tiempo de invertir en acciones.
Pero, cuando les va mal a los dos tipos de inversión, y cuando aun les va peor a los que le apostaron al dólar frente al peso, el camino para obtener mejores rendimientos se convierte en un laberinto.
Si me pregunta cuál es la mejor inversión ahora, creo que las de renta fija hoy son las mejores opciones, siempre y cuando se trate de inversiones nuevas. Y las acciones en bolsa seguirán siendo muy buenas si se ve el largo plazo.
Pero, para la circunstancia presente no podemos olvidar que hoy son tiempos de incertidumbre.