Más allá de Ciro: la disputa por la definición de la agenda 2024
Carlos Ramírez
El conflicto en las relaciones Gobierno-prensa o prensa-Gobierno explicaría las razones argumentativas del presidente López Obrador como reacción al escenario de inscripción del intento de asesinato contra el periodista Ciro Gómez Leiva en un enjuiciamiento de la figura presidencial acreditándole una corresponsabilidad climática en el ecosistema de la agenda de Palacio Nacional.
Es la hora, luego de casi 20 años de lidiar de manera cotidiana con el estilo personal de la comunicación política de López Obrador, en que la crítica no ha podido procesar los mensajes presidenciales indirectos, ni tampoco ha habido intentos de gestionar reacciones lopezobradoristas en escenarios críticos de preocupaciones sociales, como ocurrió con la marcha contra la inseguridad en 2004 y la muerte del Papa Juan Pablo II en 2005, atravesándose en los planes políticos del tabasqueño.
La agresión criminal contra Ciro, sin que exista ninguna pista concreta, fue la oportunidad para arrinconar al presidente de la República en tres temas que han sido centrales en su discurso mediático: las acusaciones contra periodistas con el argumento de que sirvieron de apoyo directo al viejo régimen priísta, la crisis de inseguridad por la decisión oficial de optar por la inoperatividad policiaca como eje del modelo de construcción de la paz y el escenario capitalino donde la violencia golpea de manera directa a la corcholata sucesoria preferida.
Este escenario político-mediático estaría colocando al presidente López Obrador en desventaja por la credibilidad de Ciro y la dimensión de la agresión directa contra su vida, además de la forma en que los sectores antilopezobradoristas han convertido al periodista de Imagen en un punto de confrontación directa contra el presidente de la República.
Movido por la teoría de la acción comunicativa, el presidente López Obrador es un experto el manejo de imagen y de la comunicación política y supo que su reacción debía de crear escenarios alternativos a los tres señalados anteriores y de ahí la facilidad en la que utilizó argumentaciones que de manera efectiva alejaron los debates de los temas negativos y construyó nuevos escenarios para discutir sensibilidades y no líneas de gobierno.
La comunicación política directa a través de las mañaneras es el instrumento muy eficaz de gobierno del presidente López Obrador desde que inició las conferencias mañaneras en la Jefatura de gobierno del DF a finales del 2000 utilizándolas para la fijación de la agenda –el modelo de agenda setting— que antes le correspondía a los medios de comunicación en el manejo de la información normal o con diferentes grados de intensidad en la crítica.
En este contexto, el señalamiento presidencial de que el atentado pudo haber sido fabricado para afectar a su gobierno desvió la atención de la percepción pública sobre el incremento de la inseguridad y la violencia en la capital de la República y los efectos negativos en las figuras mediáticas de la jefa Claudia Sheinbaum y del responsable de la seguridad Omar García Harfuch en modo de precandidato morenista a los gobiernos de Ciudad de México o Morelos.
Con habilidad y experiencia, el presidente de la República ha sabido fijar los tonos, temas y ritmos de las respuestas periodísticas en función de su destreza para establecer la agenda, alejando a los medios de investigaciones profesionales y centrándolos en la crítica personal a la figura de liderazgo político lopezobradorista.
Son muy escasas las investigaciones periodísticas al tema de la seguridad en la capital de la República, a pesar de las evidencias de la violencia, el tráfico de drogas, la venta de protección, el asentamiento de cárteles y los secuestros, cayendo los medios en la trampa mediática de ejercer el periodismo crítico vis a vis la figura y los dichos presidenciales en la mañanera. En el caso del atentado criminal contra Ciro, la respuesta mediática en lo general fue orientar la crítica al presidente de la República y caer en el juego de responsabilidades directas, sin que se percibiera algún interés por una investigación periodística sobre las presuntas responsabilidades criminales del atentado.
De la noche del viernes 16 a la mañana del martes 20, el tema del ya considerado como caso Ciro Gómez Leyva se centró en los medios y en una confrontación entre los dichos provocadores del presidente y la respuesta de los principales comentaristas críticos de los medios, sin ninguna exploración o intento de investigación para encontrar alguna explicación racional y fría sobre el atentado criminal.
En este contexto, y aún con todos los desánimos válidos, el presidente va ganando en el escenario mediático.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.