Te lo dejo de tarea

Gianco Abundiz

Infinidad de veces debemos repetirnos que actuar de manera impulsiva no traerá buenos resultados, por lo general. En materia de dinero a todos, sin excepción, nos ha dado cruda financiera después de tal o cual compra. Sin embargo, al pasar las horas rápidamente nos “perdonamos” y quedamos a la orden para la siguiente fechoría de consumo desordenado.

Hace algún tiempo descubrí una terapia que funciona de maravilla: dirígete a tu ropero, armario, clóset o donde guardes tus chivas y dale una revisada acuciosa. Me cuelgo del pescuezo si no te encuentras con artículos, particularmente ropa, de los cuales no recordabas su existencia, pues los usaste a lo mejor una vez. Y no es raro que aparezcan cosillas con etiqueta, es decir, que nunca estrenaste.

Si la depresión no te tumba, recomiendo que termines de ordenar el chiquero y que hagas una especie de inventario. Sí, ya sé que parece excesivo, pero créanme, ayuda bastante.

El doctorado de este ejercicio lo encontrarás si te cambias de casa, pues en la empacada te das cuenta de la cantidad de cochinadas que tienes y que acaban en la basura, o bien, si eres de las personas que tienen un mayor sentido social, igual donas buena parte de lo que ya no necesitas, corrijo: de lo que ¡NUNCA NECESITASTE!

Para cerrar con broche de oro la terapia, y si tu ánimo lo permite, haz cuentas aproximadas de lo que gastaste en todo lo que en este momento te estorba. La taquicardia no se hará esperar… El tecito de pasiflora siempre ayuda.

Gastar por gastar provoca placer momentáneo, pero evidentemente no te permitirá alcanzar la meta financiera más importante que debemos tener, sí o sí, todas las personas: GENERAR PATRIMONIO. ¡Esta es la meta de metas!

Otra de las frases de Saber Gastar© que te servirá para organizar mejor tu vida financiera dice así: “Ahorra como aliciente, no como sacrificio”. Esto se vincula cien por ciento con el tener claros los objetivos que nos lleven a alcanzar una estabilidad financiera, que no es privativa de la gente rica, no lo olvides.

Insistiré siempre en que un pecadillo gastalón no quiebra a gente alguna, si es esporádico. El problema es que sea cotidiano y parte de nuestros hábitos, pues estaremos destinados a ser de las personas que constantemente están arañando las paredes y pariendo chayotes por problemas que ellas mismas generan.

No dejes de hacer la tarea. Aunque es un trago amargo al principio, los frutos son maravillosos.

Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

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