La narcobodega de Clouthier, de NOROESTE

Álvaro Aragón Ayala 

No es difamación ni calumnia. Fue y es la realidad. Proyecto 3 sacó a la luz una serie de artículos en torno a la NARCOBODEGA DE MANUEL CLOUTHIER DEL RINCÓN a raíz de la persecución iniciada por NOROESTE contra los periodistas no afines al proyecto político electoral del “panista” independiente Manuel Clouthier Carrillo. La persecución continúa. NOROESTE difama y calumnia.  

Hay quienes creen que el ADN basta para repetir las hazañas de sus progenitores. Pero los genes no son atributo suficiente para culminar la obra de quienes les antecedieron; mucho menos en la política. Vulgar no es sinónimo de dicharachero. Insultar tampoco es sinónimo de construcción política. 

Más aún. Soy de la convicción de que, si de ADN se trata, muy bien haría la Procuraduría General de la República, en reabrir los expediente sobre el almacenamiento de mariguana en las bodegas El Palmito, propiedad de Manuel Clouthier del Rincón (+) y socios vivos. 

Volver a franquear una investigación criminal sería saludable para “oxigenar” no únicamente la historia sino trayectorias políticas y empresariales de Sinaloa, en aras de descubrir la verdad, porque en el pasado se sembró mucha cannabis e impunidad y hay quienes creen que los sinaloenses carecen de memoria. 

No es incluso descabellado exigir a la PGR la declaración al detenido Ernesto -Don Neto- Fonseca Carrillo, cuyo último apellido coincide con el ADN del protagonista de este artículo, para que dé su versión sobre si en verdad o no la mariguana que se almacenaba en El Palmito era totalmente de su propiedad o un cargamento en sociedad con Clouthier, padre, y sus socios vivos…. 

DE COMO VINO EL MAQUIO Y COMO 

SE FUE. Texto de Abraham García (+) 

Cuando, después de una etapa de brava beligerancia como líder nato de la oligarquía económica, que culminó a tambor batiente luego de la nacionalización de la banca en 1982 con la ofensiva México en la libertad, pasó a la lucha plena político-electoral que lo llevó a disputar la Presidencia de la República, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón terminó desconcertando a los bárbaros del norte al caer en una posición de repliegue, no obstante haber amenazado con encabezar una campaña nacional de desobediencia civil contra los resultados de los comicios del 6 de julio de 1988. 

Los analistas de esa época se conformaron con la explicación formal de que El Maquío, en un acto de disciplina partidista, se había doblegado al mandato del Consejo Nacional del PAN que, en la fase poselectoral, optó por reconocer el triunfo de Carlos Salinas de Gortari a cambio del compromiso de democratización del sistema político mexicano. 

Es probable, sin embargo, que no pocos militantes del clouthierismo sigan inclinándose por una segunda hipótesis: la orientada en el sentido de que, empresario al fin, hecho el balance financiero de su aventura electoral, Clouthier, convencido por el salinista Manuel Camacho Solís, cedió a la tentación de pactar el finiquito de un litigio económico con el magnate del comercio, Juan Manuel Ley, por una jugosas diferencia en la liquidación de un predio urbano en el que el segundo instaló, en Culiacán, una supertienda de la cadena occidental Plazas Ley. La pasión política, pues, derrotada por un remunerador y crematístico pragmatismo. 

Lo que acredita verosimilitud a esa especie es que Clouthier, todavía priísta en la década de los setenta, sorteó hábilmente la afectación del latifundio “Paralelo 38” alterando los deslindes de su propiedad, además de que, en 1982, la Federación de Pequeños Propietarios Agrícolas y Ganaderos denunció que el agroempresario se había favorecido con créditos públicos preferenciales para el campo, desviándolos hacia desarrollos inmobiliarios urbanos, por un monto superior a 2 mil millones de pesos. 

Ese episodio se inscribe en el marco de un proceso que los politólogos han pretendido desestimar: el trasiego de cuadros dirigentes de los directorios empresariales a los del Partido Acción Nacional. A partir de los setenta, sólo en la nómina del liderazgo de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) es posible rescatar los siguientes nombres: Clouthier del Rincón, Adalberto El Pelón Rosas López, José María Basagoiti, Jorge del Rincón Bernal, Norberto Corella Gilsamaniego, Rodolfo Elizondo Torres, Emilio Goicoechea Luna, José Luis Coindreau, Eugenio Elorduy, Carlos Amaya Rivera, Javier Castelo Parada, Eloy S. Vallina, Gerardo Pellico Agüeros y Daniel Cárdenas Izábal. 

Si uno traslada la lectura de esa relación a las listas de activistas, dirigentes, candidatos y legisladores del PAN, entiende porqué se puede hablar en los últimos 20 años de panismo histórico y neopanismo. Con el agravante de que por lo menos cuatro de los nombrados, se han visto beneficiados con concertacesiones económicas autorizadas por el gobierno ora en la banca, ora en el comercio o la industria. 

Con el expediente Clouthier, ¿cómo sorprenderse de que, unos cuantos años después, Diego Fernández de Cevallos haya caído en la tentación de Punta Diamante, apenas unos meses antes de que aceptara la candidatura presidencial bajo la cabalística insinuación de “¿y usted, Diego, por qué no?”, hecha en Los Pinos, en donde se convirtió en asiduo huésped. 

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