Pobreza alimentaria, desayunos escolares y corrupción
Héctor L. Frisbie
Recientemente en dos estados en los Estados Unidos firmaron sendos decretos para garantizar que ninguna niña o niño irán a la escuela con hambre, la gobernadora de Nuevo México Michelle Luján Grisham y el Gobernador de Minnesota, Tim Walz. El reto de salud publica que significa la pobreza alimentaria tiene una relación relativamente directa con el nivel económico de las naciones. Sin embargo, por ser un problema que no afecta directamente a las clases privilegiadas, a los grupos de poder, las iniciativas para revertir el impacto del hambre infantil han sido presa de la corrupción, el juego político-electoral, los engaños e incluso acciones criminales que han impedido hacer realidad la justicia alimentaria
México es un país pionero en programas de “Desayunos Escolares”. En lo que se antes se llamaba Distrito Federal se establecieron programas de asistencia a través de los cuales se proporcionaban alimentos en las zonas marginadas. Los desayunos escolares se le proporcionaban a niñas y niños a través de una asociación llamada “Casa Amiga de la Obrera” desde el año de 1887, hace 136 años.
En el año de 1929 es la asociación “Una Gota de Leche” quien inicia la distribución de leche que complementaba el esfuerzo iniciado unos años atrás, en el siglo XIX. Se le proporcionaban a las niñas y los niños atendiendo escuelas públicas, leches y jugos que se integraban a los desayunos distribuidos en las zonas marginadas alrededor del Distrito Federal. También en este año se crea la Asociación Nacional de Protección a la Infancia , predecesora de lo que ahora conocemos como el “Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia DIF”
Trece años después en 1942, el presidente Manuel Ávila Camacho crea el programa “Desayunos Escolares” en el cual se incluía un sandwich, un huevo cocido, medio litro de leche y un dulce o postre que complementaba estos desayunos.
En 1997 se descentraliza el programa de “Desayunos Escolares” momento en el cual cada uno de los estados a través de su estructura de asistencia a la niñez sería responsable de administrar los recursos y decidir cuales serían los componentes de los desayunos escolares. Los estados empezaron a tener diversidad en los alimentos que se proporcionaban siendo en algunos casos de muy bajo contenido nutricional. Llegamos a ver casos en los cuales incluso se suspendía temporalmente la distribución de los desayunos o sólo se les daba una pequeña parte de los alimentos que deberían de proporcionarse. Es por ello que en el año 2005 se regula el contenido nutricional y la forma en la que debería distribuirse cada uno de los “Desayunos Escolares”. Se especificaba en la Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2005 diseñada por la Estrategia Integral de Asistencia Social Alimentaria.
La estrategia de los “Desayunos Escolares”, diseñada para cerrar la brecha alimentaria, disminuir la pobreza, reducir el impedimento para tener un rendimiento escolar apropiado, tener curvas apropiadas de crecimiento en talla y peso, tener un sistema inmunológico robusto son algunas de las justificaciones para no permitir que una niña o un niño tenga vacío el estómago al acudir a la escuela. Como muchos programas gubernamentales la estrategia diluyó su eficiencia atrapada en los fantasmas de la corrupción y la ambición de servidores públicos voraces y deshonestos.
No son pocas las historias en las cuales hemos sabido que los distribuidores de desayunos, nutrimentos y algunos componentes de la dieta necesaria, regulada por una NOM (norma oficial mexicana) lo único que ha producido han sido jugosos negocios para prestanombres, amigos y parientes de políticos los cuales ven en el presupuesto una fuente inagotable para ejercitar su deshonestidad, su falta de ética y enriquecerse.
Sería muy interesante que se hiciera un trabajo periodístico para documentar la puntualidad con la cual se ha cumplido la Norma Oficial Mexicana para los “Desayunos Escolares”. Saber quienes han sido los distribuidores de los Desayunos en cada una de las entidades federativas. Nos daríamos cuenta que en ese frente también hemos perdido al menos parcialmente la batalla contra la corrupción que ha hundido a una maravillosa nación en una espiral que sólo beneficia a unos pocos y ha tenido como consecuencia casi el 65 por ciento de la población viviendo en pobreza, no solo económica sino también en pobreza alimentaria.