Se complica en Sinaloa

Antonio Quevedo Susunaga

Mientras el gobernador Rubén Rocha Moya se “lava las manos” ante la fuerte y decidida exigencia que realizan los productores agrícolas de Sinaloa y Sonora, que demandan un precio de 7 mil pesos la tonelada de maíz y 8 mil pesos la tonelada de trigo, que presionan con la toma de las instalaciones de Pemex en el puerto de Topolobampo, las de Salvador Alvarado y Culiacán, seguramente el otro paso de los agricultores será sacar del palacio al gobernador.

La solución que ofrece el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido muy vacilante, primero que comprarían un millón de toneladas, luego dos millones de toneladas, ahora les apoyarán sólo a los productores que tengan menos de 10 hectáreas, que podrían ser ejidatarios, pero la presión la están haciendo los grandes productores.

En Ahome, amagó Rocha Moya y el gobierno federal con desalojarlos por la fuerza, pero se dieron cuenta que sólo calentaron más el movimiento de los agricultores que están dispuesto a todo.

El gobernador Rocha Moya no puede decir que este asunto no le corresponde, porque la demanda de ayuda la están reclamando los productores de Sinaloa, que son los más fuertes del país en producción de maíz y que son uno de los pilares económicos de esta entidad.

Ante la posibilidad de ser rebasado, el gobernador envió a Enrique Inzunza, secretario general de gobierno a presionar para que soltarán las instalaciones de Pemex, pero fue un rotundo error porque esto indignó más a los productores.

Los grandes productores de Sinaloa, que son los que realizan el abasto nacional, temen una quiebra agrícola por la falta de apoyo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ven que el gobernador Rocha no sabe qué hacer.

El problema es muy claro, los productores no pueden solventar sus compromisos financieros y de costos con el precio de 5 mil pesos la tonelada de maíz, como está el precio internacional en Estados Unidos, que se les desplomó porque China dejó de comprarles y ahora compra a Brasil.

Los productores ven como única salida que el gobierno federal les ayude a evitar la quiebra en el campo agrícola de Sinaloa y Sonora, que son los principales productores del país.

Es indiscutible que la falta de talento político del gobernador Rocha Moya y de su secretario general de gobierno Enrique Inzunza, el estado camina a pasos agigantados hacía una ingobernabilidad, debido a que el movimiento agrícola crece y el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha decidido no apoyar a los productores que tienen más de 10 hectáreas, que son el 90 por ciento.

Las alternativas que han circulado entre productores es que intentan echarle la Guardia Nacional encima para que suelten las instalaciones de Pemex, o usar “civiles armados” para intimidarlos y obligarlos a quitar la maquinaria.

La otra advertencia es de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que al parecer se han organizado para ponerle en las calles de Sinaloa a más de 50 mil estudiantes, maestros, trabajadores y padres de familia para pelear el respeto de la autonomía universitaria, que Rocha Moya, a través del Congreso del Estado intenta vulnerar.

Rocha Moya tiene motivos para estar muy nervioso, tiene un pésimo operador político en la Secretaría General de Gobierno, un mal consejero en el Congreso del Estado y miles de gente indignada en calle, tanto de universitarios como del sector productivo más importante de Sinaloa, que es el agrícola.

De no intervenir a tiempo el presidente Andrés Manuel López Obrador, el conflicto entrará en una etapa de mayor complicación política, debido a que Rocha Moya, no ha servido de enlace con el gobierno federal, se ha dedicado hacer pura “politiquería y grilla barata” en lugar de buscar mediante el dialogo soluciones que el gobierno de López Obrador pueda respaldar.

De seguir con esta terquedad de querer el retroceso en la UAS y de engañar a los productores, la ingobernabilidad en Sinaloa puede estar tocando la puerta.

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