Quiebra la estrategia de comunicación de Rocha
Álvaro Aragón Ayala
Pese al temor de sufrir un atentado criminal, periodistas, comentaristas y analistas independientes, no hipnotizados ni cooptados por los contratos publicitarios millonarios del gobierno estatal, marcan la diferencia informativa y tumban la estrategia de comunicación de Rubén Rocha Moya, inclinada a la difamación y la criminalización, exhibiendo la arista corrupta de su gobierno oculta por la prensa comprada.
El pago-recepción de millones de pesos para atacar a la UAS y sus funcionarios y para criminalizar al dirigente del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, y su familia, encarna la prostitución de los medios de comunicación y periodistas mercantilizados. Los comunicadores independientes “quiebran” la estrategia informativa de Rocha Moya que no ha podido fijar, pese al derroche de millones de pesos, una agenda única de comunicación.
Gracias a los análisis profesionales, objetivos, contundentes, a las revelaciones de un grupo de periodistas odiados por Rubén Rocha Moya, se sabe de la alta corrupción que se anida en el gobierno estatal, de los negocios de “los intocables”, del nepotismo en el gabinete, de la simbiosis entre el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de la inoperancia de la Fiscalía de Justicia en materia de procuración de justicia y de la presencia del narco en todos los municipios de Sinaloa.
La cesión de millones de millones de pesos para hacer creer a través de algunos medios de comunicación y “análisis” periodísticos que el gobernador Rubén Rocha Moya no viola la autonomía universitaria y de que no quiere tomar por asalto a la Universidad Autónoma de Sinaloa, es dinero del erario tirado a la basura. El mandatario no ha podido, por más que grite y patalee, sembrar esa idea en la sociedad. Su imagen es la de un déspota. La de un dictador. La de un “grillo” universitario desfasado.
La comunicación pagada, por contrato, no le ha dado resultados al mandatario estatal. Son más creíble las denuncias de la corrupción del gobernador difundidas semana tras semana por los periodistas Bernardino Chávez y Juan Manuel Partida y los análisis del quehacer gubernamental negativo de Rocha, de Felipe Guerrero, Osvaldo Villaseñor, Antonio Quevedo Susunaga, Felipe Manzanarez, Wilfrido Ibarra Escobar, José Luis López Duarte, Ernesto Hernández Norzagaray, Miguel Alberto Ortiz Mata y Alfonso Carlos Ontiveros Salas.
Casi toda la sociedad y los segmentos de opinión pública saben de la perversa construcción de demandas contra funcionarios de la UAS y Cuén Ojeda y la guerra política que desató el gobernador, con cargo al erario público, contra el Rector Jesús Madueña Molina, en venganza por el rechazo a la Ley de Educación Pública del Estado de Sinaloa, violatoria a la autonomía universitaria.
Rocha Moya ha ido perdiendo los límites en la maniobra extrajudicial para tratar de ganar la empatía de la sociedad previo al proceso judicial, al desahogo de pruebas, y el veredicto de culpabilidades e inocencias. La sociedad vincula a Rocha con una conspiración mafiosa contra la UAS y el goce del control del Supremo Tribunal de Justicia. La percepción es que manejará como peleles a los Jueces de Control contra los funcionarios universitarios y Cuén y su familia.
El periodismo independiente “quiebra”, entonces, no sólo la estratagema de persecución y linchamiento, sino las habladurías del gobernador como aquella de que será el que pague los salarios y aguinaldos de los trabajadores de la UAS o bien de que es un gobernador limpio, purificado, a contralínea de los comunicadores Bernardino Chávez y Juan Manuel Partida y que revelan cada una de sus tropelías y corruptelas.
La estrategia de comunicación del gobernador tiene como propósito que la sociedad pierda el derecho a conocer la realidad y da por hecho de que la sociedad sinaloense no posee el libre arbitrio ni el raciocinio para tener su propia versión de la pretensión, suya, de tomar por asalto a la UAS. El gobernador sacó mal las cuentas: creyó que todo el periodismo se le arrodillaría y no calculó que la sociedad civil, sobre todo los padres de familia y alumnos se pondrían del lado del Rector, de los universitarios y de Cuén Ojeda, considerados, a estas alturas, perseguidos políticos.
Por lo pronto, periodistas independientes son colocados en las piras que enciende la corrupción organizada del gobierno del estado por el hecho de no acatar la agenda gubernamental antiUAS y antiCuén. El real periodismo de investigación no concuerda con aquellos que maman del “latrocinio normalizado” con la figura de contratos de publicidad. La prensa independiente no sucumbe ante los golpes de odio y las tentaciones de aniquilar al que piensa distinto al gobernador Rubén Rocha Moya.