Rocha rompe los códigos políticos; lo hunden sus ataques a la UAS

Álvaro Aragón Ayala

Tras el acoso informativo, la criminalización y el intento de penalizar y encarcelar a los funcionarios de la Universidad Autónoma de Sinaloa la comunidad universitaria y la sociedad sinaloense ha sentado en el banquillo de los acusados al gobernador Rubén Rocha Moya por el papel perverso que juega en la vulneración de la autonomía de la Casa Rosalina y por el uso de recursos públicos para pagar los ataques contra las autoridades uaseñas.

Sin embargo, pese a los millones y millones de pesos que Rubén Rocha inyecta a los medios de comunicación y a un segmento de columnistas para que desacrediten a los funcionarios de la UAS, el tiro, hasta ahora, le ha salido por la culata porque además de ir de pifia en pifia, viola todos los códigos políticos, las reglas de honor, para instalarse, de cara a los sinaloenses, en modo dictador, en una especie de porro universitario trasnochado.

Es demasiado claro que los ataques a la UAS y sus funcionarios tienen su raíz en el rechazo de la comunidad universitaria a la Ley de Educación Superior elaborada y aprobada por los diputados de Morena para tomar por asalto a la Universidad, previa la elaboración de una Ley Orgánica externa de la Casa Rosalina que les permita tener su dominio desde el gobierno estatal, el Congreso Local y la Secretaría de Educación Pública y Cultura.

En la escalada despreciable y perversa de descalificaciones, en la conspiración gubernamental enderezada contra los funcionarios universitarios, es interesante ubicar el rol que ha jugado el Rector Jesús Madueña Molina, quien con aplomo, con la ley en la mano, haciendo uso de su derecho a réplica y contraréplica, blindó a la UAS y emprendió, con el apoyo del Consejo Universitario y un cuerpo colegiado de abogados, la defensa jurídica de la autonomía y la dignidad de la Casa Rosalina.

Madueña Molina ha sabido medir acertadamente los tiempos para contener el complot gubernamental contra la Universidad. Se presenta a la hora exacta para frenar todas las jugadas orquestadas por Rubén Rocha encaminadas a injuriar a la máxima casa de estudio y sus funcionarios. Puntual fue su presencia para descalificar la Ley de Educación Superior del Estado y revelar su inconstitucionalidad, y exigir que se diera marcha atrás, que se reformara y no se publicara.

El Rector se plantó de frente al gobernador Rocha para aclararle que la Ley de Educación Superior del Estado viola la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa y pidió a Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario Educación Superior de la SEP, que interviniera ante el gobernador para hacerle ver el retroceso histórico y la aberración jurídica en que incurriría al decretar y publicar la ley de marras. El mandatario estatal tampoco escuchó al funcionario federal, pues en sus planes figura el apoderarse del control político, económico, administrativo y académico de la UAS por medio de esa ley.

Usando la Constitución como escudo, Jesús Madueña Molina ha contestado por la vía jurídica a la pretensión del gobernador y del Congreso Local de querer imponer la Ley de Educación Superior que, al ser rechazada por la comunidad universitaria, desencadenó la furia y la persecución política gubernamental contra los funcionarios de la UAS, persecución que niegan algunos comunicadores que están recibiendo chorros de dinero justamente para llevar a cabo la campaña de criminalización de las autoridades uaseñas.

En la trama contra la UAS se alinearon a la conspiración para penalizar y encarcelar a los funcionarios uaseños, la Fiscalía General de Justicia que abre carpetas de “investigación” con la narrativa publicada en los medios “subsidiados” por el propio gobierno estatal; la Auditoría Superior del Estado, sin facultades para auditar a la Universidad, la UIPES y el Poder Legislativo. El Rector ya demostró que no les tiene miedo, que prefiere ir a la cárcel que traicionar a la comunidad universitaria.

En su campaña de criminalización y linchamiento público, Rocha Moya viola los códigos de honor mandando la lectura de que no le importa aparecer como un destroyer universitario con tal de tomar por asalto a la UAS y cobrarle la afrenta al Rector, no solo por rechazar la Ley de Educación Superior del Estado, sino también por negarse a transitar con él, a no querer integrarse al equipo rochista, petición que rechazó Madueña Molina por los antecedentes de traición del gobernador refractario a no cumplir acuerdos y por los planes de Rocha de querer regresar al pasado a la Universidad.

Para Rocha Moya no hay respeto a ningún código político o regla de honor con tal de salirse con la suya. Se siente protegido por periodistas que criminalizan a la UAS mientras en Sinaloa se desencadena la violencia, los crímenes, los desaparecidos, las extorsiones, el robo de carros. Y nadie publica nada. Rocha se siente cómodo porque los supuestos “dueños de la verdad” se convirtieron en sus aliados a cambio de recibir millones de pesos. Para su desgracia, su estrategia ha fallado. Ya se sabe que el de Rocha es un pésimo gobierno.

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