Adán Augusto, de “hermano del presidente” a compañero de la incertidumbre
Dalila Escobar
De nada sirvieron los halagos a su “hermano el presidente” Andrés Manuel López Obrador, ni los gastos en decenas de espectaculares diseminados por todo México.
Después de haber sido un mero eco de su paisano el mandatario, Adán Augusto López Hernández enfrenta un escenario incierto desde el lugar en el que termina la precampaña presidencial de Morena, sin poder regresar a la Secretaría de Gobernación.
Con la designación de Luisa María Alcalde como su reemplazo, no es claro el futuro político del también gobernador con licencia de Tabasco, pues depende de los resultados electorales en 2024 o del cobijo que pueda tener al final del proceso interno de Morena.
Para contrarrestar los bajos niveles de conocimiento de su persona entre la población, durante los 70 días de la contienda interna de Morena desplegó una intensa campaña en espectaculares por todo el país y trató de incidir mediante campañas mediáticas que incluían encuestas que lo colocaban como favorito.
Caja de resonancia de las contiendas y descalificaciones presidenciales, en solo tema se separó de Palacio Nacional, y decidió embarcarse en una confrontación con Grupo Televisa retomando los viejos agravios de López Obrador con la televisora.
Las descalificaciones fueron el discurso de cada día para destacar que él era excluido en la televisora y que ni en su conducción de las conferencias de Palacio Nacional lo nombraban. Este escenario lo comparaba con lo que le hacían al mandatario federal en sus tiempos de candidato.
“Enfrentamos hoy, como Andrés Manuel enfrentó desde hace prácticamente 30 años. ¿Se acuerdan que ni siquiera lo publicitaban o presentaban en los noticieros de Televisa? Y hoy a Televisa le decimos: no van a poder con nosotros porque cuando el pueblo se organiza no nos gana Televisa. Que se queden con su televisión, con su desinformación”, gritó en Guadalajara, Jalisco, discurso que se repitió en el resto de las plazas públicas que visitó sin que tuviera mayor efecto.
Adán Augusto López sumó cerca de 200 asambleas; comenzó en los estados donde hay gobiernos de oposición: Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, y desde todas las plazas públicas afirmaba que, quien lo presumía en varias ocasiones como su hermano fue el propio López Obrador y aseguraba: “Yo sólo me dejo querer”.
Fue quien más “asambleas informativas sumó” en 69 días y quien aseguró no tomar un solo peso de los cinco millones de pesos que les daría Morena para sus gastos. Afirmó que todos los recursos salieron de su bolsa y la muestra pública fueron apuntes sobre un pedazo de papel, para “demostrar” que, por ejemplo, comían de lo que les invitaban o que la cuenta era de menos de 100 pesos por persona.
En la primera semana, por ejemplo, “sin tener la obligación legal, pero sí la obligación moral”, el aspirante presidencial informó que entre traslados, hospedaje, alimentos y situaciones “menores” gastó un total de 395 mil 683 pesos.
A Morena le reportó: en transporte, combustibles y pago por el vehículo 83 mil 234 pesos; por hospedaje, 13 mil 279; por alimentos, cuatro mil 185 pesos; “por gastos menores, que incluye –yo no lo uso, pero aquí lo traigo– el gel contra el bicho, nos hemos gastado mil 750 pesos”.
Según el portal Latinus, el tabasqueño erogó 15 millones de pesos en viajes de avión, gorras y playeras; acarreos, sillas y templetes para sus actos y acompañantes, como la diputada morenista por Chihuahua Andrea Chávez, quien estuvo envuelta en escándalos por viajar en aviones militares con su familia.
Como ningún otro aspirante, el tabasqueño fue el más repetitivo en su discurso de los beneficios de las pensiones a adultos mayores, a quienes llamaba la base de ayuda al presidente López Obrador.
“A partir de enero del próximo año la pensión universal aumenta 25%, va a ser de seis mil pesos. ¡Tengan para que aprendan!”, declaraba ante las poblaciones que visitaba.
A la gente le lanzaba preguntas sobre si querían que siguieran las pensiones; y se refería al expresidente Vicente Fox como “una chachalaca grandota”, para exhibir que pide que se eliminen los programas sociales.
Como eco del presidente López Obrador, las lanzadas también fueron contra autoridades electorales, pasando por la ahora aspirante presidencial del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez.
Consideró un exceso la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que acusó al presidente López Obrador de ejercer violencia política de género contra Gálvez.
“Tomaron en valoración algo que no es lo que el presidente de la República había dicho en la conferencia, es una muestra más de la podredumbre que existe”, dijo en una gira en la Ciudad de México. “Fallaron magistrados, claro que hay manipulación y hay intereses oscuros ahí detrás de eso”.
Extensión de López Obrador en sus batallas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue otro blanco de Adán Augusto, y una de las más fuertes críticas la hizo el 23 de junio último en Querétaro, primero en entrevista con medios.
Habló de los ministros de la “dinosáurica Suprema Corte de Justicia de la Nación” por invalidar la segunda parte del llamado Plan B de la reforma electoral, que “ni estuvieron, ni estarán a la altura de la grandeza del pueblo de México.
“Han quedado en evidencia los ministros de la Corte, pues actúan conforme se lo instruyen los intereses económicos y políticos (…) Detrás de esos fallos de la Corte se esconde la resolución de otros asuntos, que ahí sí obedecen a intereses económicos de los grandes despachos nacionales”, dijo el también gobernador con licencia de Tabasco. Insistió en que en 2024 habrá una reforma “a profundidad” del Poder Judicial.
Estrategia del espejo
Más que campaña propia, el exsecretario de Gobernación tomó los temas de la agenda presidencial en sus actos para abordarlos entre la población que lo acompañaba. Uno que destacó fue el de Chiapas, estado donde ocurrió una quema de libros luego de la campaña emprendida para afirmar que mediante los materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública se quería inyectar el virus del comunismo; el discurso lo repitió en otros estados.
“Ya iniciaron nuevamente otra embestida. Ustedes ya lo han escuchado, ahora andan inventando engañar a la gente los conservadores de siempre. Los que nunca han querido al pueblo de México andan diciendo que se tienen que decomisar y quemar todos los libros de texto porque dicen ellos que en esos solamente les enseñan comunismo a los niños.
“Yo aquí se los digo con toda franqueza: es una vil mentira, una patraña de quienes en la historia de este país se han opuesto a que la gente, que sus niñas, sus niños, se formen, estudien para ser mexicanos de bien”, destacó.
A partir del rechazo a los materiales de la 4T, se presentó la excepcionalidad del cambio en el discurso y del tiempo que le dedicó al tema de los libros, que ocupó casi todo el espacio en sitios del sureste mexicano, como fue la asamblea del 22 de agosto en Paraíso, Tabasco.
Otro distintivo fue el desacato a las medidas cautelares de la Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral (INE), que determinó que “todos los actos referidos como recorridos o “asambleas informativas” que se hayan programado o se vayan a programar no contengan elementos proselitistas”, además deberán realizarse “preferentemente” en lugares pertenecientes al propio partido político, como sus oficinas estatales o municipales.
El 26 de julio último el aspirante presidencial de Morena mostró un “intento” de cumplir las medidas, y en 97 asambleas en plazas públicas de casi todo el país anunció que comenzará con sus actos en instalaciones de Morena.
Las muestras propagandísticas fueron más evidentes con los espectaculares, con los que era recibido en cada estado que visitó y donde lo mostraban como “el más cercano a AMLO”. Sin embargo, buscó desmarcarse de los mismos anuncios publicitarios. Todavía en el último mes de asambleas informativas incluso abordó el tema con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.
A menos de una semana de concluir las giras informó que el gasto de sus recorridos, en la recta final, fue de cerca de dos millones 400 mil pesos y hasta el último de sus actos calculó llegar a los dos millones 800 mil pesos, aunque reiteró que el dinero no lo recibiría del partido y quedó por encima de lo que calculó en un inicio.
Aseguró que ganaría “con las tres ‘S’: suela, sudor y saliva”. Pero que la saliva se convertiría en hechos.
“Yo voy a ganar la encuesta, pero sí les comento que los seis, compañera y compañeros que estamos participando, firmamos un documento que era una propuesta del Consejo Nacional de Morena, y dentro de las cosas que comprometimos es el de respetar los resultados del proceso, y yo espero que todos ellos respeten el resultado.
–¿Y si hay quien no lo respete? –le preguntaron los reporteros en alusión al excanciller Marcelo Ebrard.
–Pues seguirá su camino –dijo en el Estado de México el 26 de agosto pasado, día previo a su cierre de campaña en el Monumento a la Revolución en la Ciudad de México.