Rocha alejado de los pobres: miles de sinaloenses sin casa o sin vivienda digna

Richard Lizárraga Peiro

Al gobierno de Rubén Rocha Moya le importa madre como viven las clases marginadas de Sinaloa. Ocupado en su pleito con la UAS no escucha a las familias jodidas y en la creencia de que la pobreza desaparece con sus discursos cursis o con las migajas que reparten con los programas del Bienestar.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, organismo del gobierno federal reporta que, en 2022, 59 mil sinaloenses vivían (y aún viven) con piso de tierra, siete mil más que en 2020, y señala que 38 mil ciudadanos de Sinaloa habitaban (y aún habitan) con techos de cartón, diez mil más que dos años antes, cuando había otro gobierno estatal.

Pese a esta lacerante realidad, en su primer informe Rubén Rocha no proporcionó ningún dato ni dedicó ningún párrafo de su “entonado discurso” a quienes viven en condiciones deplorables en un Sinaloa que el califica como “humanista”. En el segundo sí lo hace, serán puras palabras al viento.

En el primer informe de gobierno no se da cuenta de ningún beneficiado con un piso o con un techo firme.

Se repite el sonsonete de que existe un presupuesto para construir 284 acciones, que ayudarían a unas mil personas, pero no han construido ninguna, apenas han firmado un convenio, para hacerlo, entre dos dependencias del mismo gobierno estatal.

El CONEVAL notifica de 34 mil personas con casas de muros de cartón o plástico, 16 mil más que en la medición pasada. No reporta beneficiados en el primer tercio del gobierno estatal, con los muros firmes que necesitan, ni siquiera presupuesto programado.

La carencia más grave es la del hacinamiento, familias que viven en uno o dos cuartos, tres o más personas por habitación. Son 156 mil los sinaloenses que están así. Nueve mil más que antes. En los dos años de gobierno rochista ninguno, nadie, ha tenido el respaldo oficial ni hay programa del estado para resolver su problema.

La mayor disminución de la carencia de un piso firme en el país sucedió en Sinaloa entre 2008 y 2010, cuando dejó de afectar a 177 mil sinaloenses. El problema disminuyó de 219 mil a 42 mil personas. Un récord nacional de reducción de cualquier aspecto de la pobreza.

Es posible con autoconstrucción de los propios beneficiarios con asistencia técnica, con voluntariado de jóvenes, con innovación tecnológica, con estímulos fiscales a las empresas que participen, con mecanismos de crédito garantizado por el gobierno, esto es, hay muchas soluciones ya probadas.

La desaparición de los programas gubernamentales de subsidio a la construcción de vivienda social de empresas privadas ha causado que se edifiquen menos de estas casas que son adquiridas por trabajadores de salarios medios y bajos.

La Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI) estima que en Sinaloa hay un déficit de 176 mil viviendas de interés social.

En 2018, cuando se subsidiaba este tipo de casas, según el Registro Único de Vivienda, la iniciativa privada construyó 4 mil 478 de ellas. En 2022, ya sin apoyo, solo se edificaron 2 mil 698 y, en los diez meses del 2023, 1 mil 976. Muchas menos que antes.

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