Paloma, Imelda y Fernanda por la Senadurías; afloran jugadas sospechosas

Álvaro Aragón Ayala

La disputa electoral comenzó a tomar tintes interesantes y sospechosos al aparecer en escena como candidata a Senadora de la República por el partido Movimiento Ciudadano, Fernanda Rivera Romo, una política gris que tuvo un despunte fugaz durante el régimen de gobierno de Mario López Valdez. Fernanda es coordinadora del promotoriado voluntario de la Cruz Roja en Sinaloa, organismo en riesgo de entrar en una fase de manipulación política.

En la competencia por las Senadurías figuran entonces tres mujeres: Paloma Sánchez Ramos, por la alianza Fuerza por México; Imelda Castro Castro, morenista que busca la reelección, y Fernanda Rivera, cuya imposición en MC despertó una serie de especulaciones y de “análisis al vacío”, uno, porque no tiene ninguna posibilidad de triunfo, y dos porque ya se le considera el “caballo negro” del gobernador Rubén Rocha en la competencia electoral.

En la puja electoral, Paloma Sánchez aún no vuela, ni a dado color sobre la que será su estrategia de posicionamiento y proyección electoral; permanece aún alejada de los reflectores y los electores, quienes, en su inmensa mayoría, no la identifican. Para intentar meter ruido o “espantar con el petate del muerto”, se hizo correr la versión que ya se posó encima del Senador Mario Zamora Gastélum, el ex delegado del CEN y ex alcalde, Álvaro Ruelas y de la dirigente estatal del PRI, Paola Garate.

La verdad es que Paloma Sánchez, pese al fuerte respaldo que recibe de las dirigencias del PRI, PAN, PRD y PAS, no se ha colocado arriba de nadie ya que “permanece en el limbo” como si esperara que otros hicieran el trabajo que a ella le corresponde desplegar. Si bien, el escenario político electoral no le es negativo, no genera todavía condiciones para la atracción de votos.

Imelda Castro, la candidata de Morena, anda peor. Su designación generó una ola de inconformidad en las bases morenistas porque no la ven conectada con la lucha social ni la defensa de los marginados. De hecho, de nadie. El izquierdista, Camilo Valenzuela Fierro, consideró que “hace mucho dejó de ser una política de izquierda, al formar parte del equipo de Mario López Valdez en 2010 como diputada local, no porque tuviera peso en el Partido de la Revolución Democrática”.

“En sus seis años como Senadora Imelda Castro no ha buscado resolver los problemas de la sociedad sinaloense, mucho menos que haya manifestado algún apoyo a las luchas sociales como la de Ohuira, el movimiento por el derecho humano a la vivienda, la defensa de áreas públicas urbanas verdes y deportivas, que están siendo despojadas por los grupos políticos-empresariales, expresó.

Fernanda Rivera, ex diputada del PRI padece un desajuste de identidad social. Su presencia en el Movimiento Ciudadano es considerada una “estrategia” de Rubén Rocha para encauzar el golpeteo mediático contra Paloma Sánchez. Rivera es esposa del vendedor de seguros Fianzer y delegado estatal de la Cruz Roja, Carlos Bloch Artola, comprometido a promover el voto a favor de su cónyuge y el MC por medio del promotoriado voluntario de la benemérita institución.

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