Arzobispo Chaput: La única agenda digna para el Sínodo es la que nos dio Jesús en los Evangelios

Kelsey Wicks

ACI Prensa entrevistó a Mons. Charles J. Chaput, Arzobispo Emérito de Filadelfia, sobre las polémicas y confusiones surgidas alrededor del camino sinodal que se está viviendo en la Iglesia. El Arzobispo norteamericano, que ha participado en numerosas asambleas sinodales durante tres pontificados, incluido el Sínodo sobre la Familia de 2015 al que asistió como representante del episcopado estadounidense, es una de las voces más autorizadas sobre el tema.

¿Cuál es su reacción a los recientes pronunciamientos de los organizadores del Sínodo que han pedido a las asambleas continentales que no “impongan una agenda” en las discusiones?

La única agenda digna para el Sínodo es la que nos entrega Jesús en los Evangelios. La Iglesia, ahora mismo, es una casa dividida. Tanto la “izquierda” como la “derecha” eclesial tienen sus agendas. Las reuniones de la Iglesia deben servir para proclamar el Evangelio, y no para promover una ideología particular o un análisis sociológico.

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El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, ha señalado que su tarea es conducir “un proceso mundial que pretende renovar a la Iglesia” y que “Nosotros [la Iglesia] necesitamos respuestas convincentes sobre cómo podemos redescubrir y proclamar el Evangelio”. Esto viene acompañado por un “camino sinodal” alemán ​​y una mayoría de obispos alemanes que aboga por la bendición de las uniones del mismo sexo, la redefinición del sacerdocio y el diaconado, incluyendo la ordenación de mujeres, el permitir la Comunión abierta con los protestantes y quienes están en una situación matrimonial irregular, además de otros cambios doctrinales. ¿Cuál es su reacción ante estas propuestas como respuestas supuestamente convincentes para proclamar el Evangelio?

La Iglesia siempre ha dado respuestas convincentes. Son convincentes porque son ciertas; no siempre fáciles o bienvenidas, pero vivificantes y verdaderas. Eso es lo que explica el éxito del cristianismo a través del tiempo. Lo que renovará a la Iglesia será volver a los fundamentos; no respuestas que parezcan convenientes para los tiempos, pero violen la creencia católica.

Recientemente, el Cardenal estadounidense Robert McElroy se hizo eco en los medios de comunicación de muchas de las mismas ideas [alemanas], lo que provocó una respuesta del Arzobispo estadounidense Samuel Aquila y del Cardenal africano Wilfrid Napier, quienes creían que McElroy omitió el llamado de Jesús a “arrepentirse y creer en el Evangelio”. ¿Cuál es su reacción a la crítica global a estos puntos de vista?

El Cardenal McElroy escribió clara y valientemente sobre sus convicciones. Desgraciadamente muchas de sus convicciones son erróneas y contrarias a la fe de la Iglesia. Me sorprende –y, lo que es peor: mucha gente buena está confundida y escandalizada- que no haya sido corregido públicamente por la Santa Sede.

América Latina constituye actualmente el 40% de la población católica mundial, pero ha dicho muy poco sobre el tema de la sinodalidad. ¿Qué opina del relativo silencio de América Latina con respecto al Sínodo sobre la Sinodalidad?

No sería apropiado comentar al respecto, porque ellos conocen sus circunstancias pastorales mucho mejor que yo.

¿Qué aliento les daría a sus hermanos obispos latinoamericanos durante este proceso sinodal?

Les recuerdo a todos los obispos, no solo a mis hermanos en América Latina, que nuestra única responsabilidad como obispos es proclamar y proteger la Tradición Apostólica de la Iglesia. Puede que necesitemos o no hacerlo de formas nuevas y creativas, pero a un nivel fundamental, necesitamos proteger la fe de la distorsión y transmitirla a otros, total y efectivamente, tal como la hemos recibido.

Las dimensiones sociológicas y políticas del próximo Sínodo son sorprendentemente similares a las que se encuentran dentro de la Teología de la Liberación. El difunto Cardenal George Pell calificó recientemente al Sínodo sobre la Sinodalidad de “neomarxista”. ¿Qué pueden enseñar las batallas en América Latina sobre la Teología de la Liberación al resto de la Iglesia respecto a los peligros de rechazar la paradoja de que los cristianos deben buscar primero el Reino de los Cielos?

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