Preguntas a la CFE
Leopoldo Mendívil
Como mi conocimiento sobre el sector energético se limita a pagar el recibo de la luz y cambiar un foco, me concretaré a plantear preguntas sobre la última ocurrencia del inquilino de Palacio Nacional y que la doctora Claudia Sheinbaum ha hecho suya.
Me refiero al interés por modificar “la Constitución, para dejarla como estaba antes de la llamada reforma energética, dejarla como la dejó el presidente (Adolfo) López Mateos,” según advirtió AMLO (2/02/2024).
Pretender regresar 1960 no es buena idea, porque todas las circunstancias son distintas, además de que la Comisión Federal de Electricidad nunca ha brillado por su eficiencia.
Entre los argumentos esgrimidos por López y Sheinbaum está que con la apertura del sector energético durante el perído neoliberal el interés de los particulares (léase empresas según la 4T) no puede estar por encima del interés público. ¿Les ha platicado usted que dicha reforma entiende por interés particular el de los consumidores? Es decir, que la población acceda a energía eléctrica a mejores precios, los cuales derivan de la competencia entre las empresas privadas y la CFE. Pero dejemos las dudas semánticas para mejor ocasión.
El presidente desea que, en su reiterada contrareforma, la política energética se oriente a llevar el seivicio a la población. Loable propósito, sin duda, pero… ¿No le ha platicado usted que el nivel de electrificación del país, gracias a la CFE es del 99.43 por ciento? ¿No sería más adecuado orientar la política a satisfacer la demanda del “nearshoring”?
Hasta ahora, la CFE genera el 35 por ciento de la energía de consumo nacional, debido a la “subutilización de sus plantas,” (CISComentario, 16/02/2024); en otras fuentes se dice que el 40 por ciento. Se supone que con la adquisición de las 13 plantas generadoras de energía de Iberdrola y los planes de la Comisión, podrá hacerse cargo de más de la mitad de la energía demandada por el mercado nacional. Muy bien.
Si la Comisión será el actor dominante en el sector y desplazará a otros generadores privados, ¿cómo le hará para alcanzar el compromiso internacional a 2024 de que una tercera parte de la energía sea limpia? Lo pregunto porque las plantas de la CFE contaminan y mucho.
Mire, don Manuel, la verdad no entiendo qué afán de alllegarse más funciones, si con las propias apenas puede. La Comisión tiene la facultad exclusiva de la distribución de energía, con lo cual estoy totalmente de acuerdo por ser un candado estratégico para el país.
Bueno, pues en esto de la distribución me cuentan mis amigos de Consultores Internacionales que, en 2018, los apagones por falta de abastecimiento promediaron los dos minutos y para 2023 pasaron a 13.5 minutos. En cuanto a la energía no suministrada, estaba en mil 491 megawatts-hora y creció hasta nueve mil 351 megawatts-hora (16/02/2024). ¿No sería mejor dedicarse a cumplir con su obligación natural, sobre todo en bien de sector productivo y el “nearshoring”?
Ahora pasemos, licenciado Bartlett, a un ámbito legal de nivel nacional e internacional. La Comisión Federal de Competencia Económica autorizó la compra a Iberdrola, si y solo si, el gobierno se compromete legalmente a cumplir con cuatro condiciones.
La COFECE solo autoriza que la CFE genere el 51 por ciento de la energía demandada, a fin de no tener una ventaja inapropiada en el mercado. Yo sé que al presidente no le gusta, pero constitucionalmente nos definimos como un país donde hay libre competencia en igualdad de condiciones para todos los participantes. Supongo que la CFE cumplirá con tal condición, pues no está fácil brincar de donde está al 51 por ciento.
Las siguientes tres condiciones son peliagudas. La COFECE ordena la designación de un administrador profesional independiente, quien decidirá sobre la operación de las plantas generadoras. ¿Le están poniendo una cuña, don Manuel?
Asimismo, las decisiones sobre la administración de dichas plantas deben ser colegiadas y mediante voto de los inversionistas institucionales; ¿o sea que nada de ocurrencias? Los directivos nuevos deben estar libres de conflictos de intereses y no haber sido funcionarios públicos en los últimos cuatro años. ¿O sea que no habrá chamba para los cuates de MORENA?
Imagino que lo que más ha de molestar a su jefe de Palacio Nacional es que la COFECE exige que haya un oficial de cumplimiento de todas las condiciones. Esta es una política administrativa en las grandes corporaciones cuando hacen cambios importantes, pero… ¿Usted cree que el presidente se avendrá a las condiciones estipuladas por la COFECE? ¿Y usted?
No me lo tome a mal, don Manuel, pero me da la impresión que el plan lopezobradorista para la CFE solo va a generar ooootro conflicto más. Y no será pequeño.
A veces creo que el presidente NO quiere a Claudia Sheinbaum porque le está dejando un cochinero.
Con información de Crónica