Paremos a los cuatroteros y “sigamos continuando”

Diego Fernández de Cevallos

Es bien sabido en el mundo criminal que los delincuentes son más peligrosos cuando van huyendo desesperados, porque suelen disparar a diestra y siniestra, sabiendo que para ellos será lo mismo “caer presos por mil o por mil quinientos”.

Esa es la realidad de Tartufo: va en fuga, derrotado por la devastación que ha provocado, consciente de que su cantaleta de no mentir, no robar y no traicionar la convirtió en mentir sin límites; en robar derrochando los recursos públicos con total opacidad, para encadenar a los pobres y enriquecer a quienes le son cercanos; en traicionar a los que creyeron en él, violando sus promesas; y no satisfecho: sembró cizaña y dividió en dos a los mexicanos, dejándonos a merced de los criminales.

Su primera protesta solemne fue cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes; y las pisotea gruñendo amenazante: “a mí no me salgan con que la ley es la ley” porque “yo estoy por encima de la ley”. ¡Así de cínico! Ha sido falsario, inepto, majadero y atrabiliario.

Se identifica con “los héroes que nos dieron patria” sólo por las felonías que aquellos cometieron, no por sus hazañas. Con Hidalgo: por el sinfín de asesinatos que su incapacidad y locura causaron en cuatro meses. Con Juárez (a quien sólo la muerte lo sacó de la Presidencia): por entreguista al gobierno yanqui, quien militarmente le dio el triunfo frente a Miramón, y en pago le correspondió con el Tratado McLane-Ocampo, cediéndole territorio nacional en el norte de México y el Istmo de Tehuantepec. ¡Nos salvó de esa traición el Senado americano!

No es ocioso ocuparnos del que simula ir de salida, porque es evidente su obcecación juarista de aferrarse al poder, usando a su corcholata o, en su caso, con la revocación del mandato dentro de dos años. Y es del dominio público que la “doctora” también miente y así pretende gobernar. Van unos ejemplos:

En el tercer debate dijo que “hemos crecido 3.2 por ciento, frente al 2 de gobiernos pasados”. Según el Inegi, crecimos a 1.1 por ciento en promedio anual y con los gobiernos anteriores fue mayor a 2. Dijo que “hubo más empleo histórico”, pero según el Inegi y el IMSS ha sido menor que durante el llamado “neoliberalismo”. Dijo que “no hay inflación”, pero según cifras oficiales la inflación ronda ahora 5 por ciento, y en alimentos es la más alta del siglo. Dijo que “la deuda pública no aumentó”, pero según Hacienda: subió de 10.5 billones de pesos a 17 billones de pesos. Sí, el de la “austeridad republicana” que se comprometió a “no endeudar al país”, nos endilga 6.5 millones de millones de pesos, que pagaremos nosotros y muchas generaciones más.

Paremos la barbarie cuatrotera para iniciar la reconstrucción nacional; y fuere cual fuere el resultado electoral, nuestro deber es, como dijera un campesino: “seguir continuando”.

Con información de Milenio

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