Sedena desacata orden judicial y prosigue obras en Laguna de Bacalar 

Claudia V. Arriaga Durán y Octavio Martínez

 La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha pasado por alto una suspensión definitiva y otras provisionales por tres juicios de amparo interpuestos en contra de las obras que realiza en un inmueble que señala como “casa de descanso militar” a la orilla de la Laguna de Bacalar, donde continúa con los trabajos.

Habitantes de Bacalar han documentado en fotografías y video el reinicio de los trabajos desde el 9 de mayo, a pesar de que la suspensión definitiva por uno de los amparos promovidos fue dictada por el Juzgado Primero de Distrito el 7 de mayo.

En los videos y fotos se aprecia la maquinaria operando y material de construcción tras los muros del inmueble, justo frente a la laguna, la extensión de agua dulce más grande en la península.

Para esta obra, la Defensa pidió a la Secretaría del Medio Ambiente una exención de la autorización de impacto ambiental, misma que le fue autorizada por la dependencia del gobierno federal, mientras habitantes de este Pueblo Mágico han realizado protestas y señalan impactos ecológicos y del entorno.

Obras sin estudio de impacto ambiental. Foto. Especial.

En entrevista, Carlos, habitante de Bacalar y quien es una de las personas que también han protestado contra la obra militar, calificó estas acciones como una ofensa contra la ciudadanía.

“El mensaje que el Pueblo de Bacalar recibe por parte del Ejército es claro y cargado de cinismo, no les importan las leyes, ni el bienestar de los ciudadanos ni la naturaleza ni la laguna ni nuestra historia ni órdenes de jueces y mucho la demanda genuina de la infancia que clama por un mundo mejor”, comentó con indignación.

El 9 de mayo ingresó personal a la construcción y el 10 de mayo, maquinaria pesada. El 12 de mayo acudió a un representante de la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Quintana Roo y colocó una notificación en una de las paredes de manera que protegen la obra.

El documento especifica que por la construcción hay un proceso administrativo, aun así, la obra sigue.

Inconformidad en aumento

Contra los actos de la Sedena por la ejecución de los trabajos en la ribera de la Laguna de Bacalar se han presentado tres demandas de amparo que se resuelven en el Juzgado Primero de Distrito de Chetumal.

En ellas se expone que la obra en el inmueble militar suscita la destrucción, modificación y alteración de la zona y ha causado daños visibles en la Laguna de Bacalar, conocida por su riqueza ecológica.

La primera fue promovida por un grupo de pobladores bacalarenses. Este recurso cuenta con la suspensión definitiva dictada el 7 de mayo.

El segundo lo promovieron las organizaciones Proyecto Justicia Común (Projuc) y Defendiendo el Derecho a un Ambiente Sano (DMAS). La suspensión provisional se les concedió el 22 de abril.

Contra la suspensión que ganaron DMAS y Projuc, la Sedena impugnó mediante un recurso de queja con el argumento de que el cese de los trabajos contraviene el interés social y el orden público.

Pero el Segundo Tribunal Colegiado de Quintana Roo determinó que en este caso el argumento de la instancia militar no aplica, porque el derecho al medio ambiente de calidad es un derecho fundamental a favor de los ciudadanos de Bacalar para gozar de bienestar, así que se ratificó la suspensión provisional.

El 12 de mayo, las infancias de Bacalar lograron una suspensión provisional en contra de la obra con un tercer amparo. El Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP) acompaña este proceso, en respaldo a 23 niñas, niños y adolescentes que son los promoventes.

Por esta resolución se ordenó a la Sedena frenar cualquier acción que modifique o altere el área hasta que se realice la audiencia, en la que se definirá si se otorga o no otra suspensión definitiva.

Las audiencias incidentales de los dos últimos juicios están programadas para el 21 y 22 de mayo.

Con estas suspensiones, la Sedena está obligada a parar los trabajos cuyo incumplimiento puede derivar en delitos establecidos en la Ley de Amparo.

Ana, otra habitante de Bacalar, también se sumó a la protesta contra la construcción militar. En marzo se reunieron firmas para demostrar el descontento contra la obra.

“Me siento impotente, triste, reconociendo que la Sedena está encima de la ley y actuando con la mayor impunidad a pesar de tres amparos interpuestos. Se burla de la ciudadanía”, lamentó.

El jueves 15 de mayo, la Sedena bajó un poco la altura de los muros de madera que cubrían la obra, algo a lo que se había comprometido desde que inició los trabajos y surgió la inconformidad ciudadana, a mediados de marzo.

“Ese terreno lo donó el ejido al Ejército en los años 80”, recordó Carlos, quien planteó:

“Quizás sea tiempo de pedir que lo devuelva y que se convierta en un espacio público donde puedan jugar las niñas y niños bacalareños, donde las familias puedan convivir a la orilla de la laguna, donde se haga efectivo el artículo 27 de la Constitución que dicta que las orillas de los cuerpos de agua son propiedad de la nación, del pueblo”.

Con información de Proceso

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