Pese a la conspiración, el PAS sobrevivió y estará en la contienda electoral 2027
Álvaro Aragón Ayala
Todavía no culmina la etapa poselectoral, en pleno de conteo votos y cotejo de boletas y actas electorales, y ya el Partido Sinaloense que sobrevivió y disputa la obtención de diputaciones plurinominales y las alcaldías de Navolato y Angostura, entró en una etapa de valoración para irse preparando para la contienda del 2027, año en que entregará el gobierno Rubén Rocha Moya y se celebrarán de nuevo elecciones para alcaldes y diputados locales.
En la fase preelectoral, meses antes del arranque de las elecciones, el PAS comenzó a recibir los ataques del gobierno de Rubén Rocha Moya y su secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, quien después, convertido en candidato al Senado de la República por Morena, vaticinaba la desaparición del PAS, sin embargo, el partido estatal se sostuvo y entró a los comicios con todo en contra, en medio de las amenazas del gobierno rochista y de abanderados morenistas.
“El PAS va a desaparecer”, juraba en las entrevistas Inzunza Cazarez. “Si no alcanzamos el registro, me retiro de la política, pero tu dejas de acosar a las mujeres”, retó el fundador del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, a sabiendas de que contra el candidato de Morena pesan tres denuncias penales por acoso, hostigamiento, trata de personas, pornografía y violencia sexual y de género interpuestas por la Jueza de Control del Supremo Tribunal de Justicia, Ana Karina Aragón Cutiño.
Contra el PAS, una semana antes de las elecciones y el día de la votación, se desató una intensa campaña rochista para intentar desmantelar la estructura del partido. Los días 30 y 31 de mayo y el primero de junio, cientos de operadores y activistas pasistas recibieron llamadas telefónicas anónimas. “No salgan de tu casa o te pesará”, “si votas por el PAS algo le pasará a tu familia”, “te va a llevar la chingada”, fueron algunas de las expresiones amenazantes. Algunos sí se amedrentaron, otros contestaban las llamadas con un “chinguen a su madre”.
El plan de Rubén Rocha Moya era que el PAS – incluyendo incluso el PRI y el PAN- no tuvieran representantes de partido ni de candidatos en las casillas para tener las manos libres y poder embarazar urnas y manosear y adulterar las boletas y las actas electorales. El PAS se creció al castigo. No desapareció y, en número de votos alcanzados, comparativamente se puso al nivel de los partidos nacionales Movimiento Ciudadano, el Partido Verde Ecologista de México y el Partido del Trabajo.
¿Cómo, a pesar de la conspiración política electoral del gobernador y de que no existían las condiciones propicias para la supervivencia política electoral, el PAS logró salir adelante y obtener votos para tener representantes en el Congreso Local, y los suficientes sufragios para pelear cerradamente, en alianza con el PRI, el PAN y el PRD, las presidencias municipales de Navolato y Angostura?
La supervivencia del PAS dependió de la confianza de un amplio segmento de los electores y en las decisiones estratégicas que tomó oportunamente la dirigencia partidista para defender su núcleo duro de votantes; lograr que la población vea a los representantes del partido como actores que participan en la vida política de Sinaloa como factor de propuestas y de contrapeso de las pésimas o malas decisiones del gobierno estatal y de las autoridades municipales.
Hay que recalcar que en esta lucha que acaba de librar el PAS, los partidos políticos nacionales o tradicionales reciben mayor financiamiento público y en el caso de Morena tiene todo el apoyo del gobierno del Estado para sacar adelante a sus candidatos, por lo que el partido estatal, en desigualdad de circunstancias, con menos recursos y con las acciones intimidatorias en su contra, protegió a sus redes de votantes a nivel municipal y distrital local, lo cual le permitió ser competitivo y concentrar todas sus voluntades a conquistar votos. El PAS está, pues, vigente….