Lucha en el PRI, por el símbolo y el dinero; el poder es historia

Andrés Becerril

Las derrotas electorales del PRI en los últimos cinco años —pasó de tener 12 gubernaturas, algunas en alianza, a sólo dos, también en alianza—, y la polémica sobre quién se queda con el símbolo de lo que fue el partido hegemónico por más de 70 años en el siglo XX en México, lo han puesto en el centro de la atención pública.

En el escalafón de las fuerzas políticas, el PRI está debajo de Morena, Acción Nacional, Verde Ecologista —alguna vez satélite del PRI— y Movimiento Ciudadano. El PRI, tendrá, sin embargo, prerrogativas millonarias por parte del INE, más los presupuestos de la Cámara de Diputados y senadores. Hoy domingo el PRI realizará su XXIV Asamblea Nacional. Lo hará a puerta cerrada a la prensa en el World Trade Center de la colonia Nápoles en la Ciudad de México.

El presidente nacional del PRI, desde 2019, Alejandro Moreno Cárdenasse niega a dejar el cargo, aún con los números enfrente. Incluso, como senador electo para la LXVI Legislatura (2024-2030), quiere competir en la elección de agosto próximo para un nuevo periodo al frente del añoso partido político, con la atenuante de que cualquier otro expresidente del PRI puede participar. En la historia del PRIsolamente el primer presidente de ese instituto político, el general Manuel Pérez Treviño (1929-1930), cuando era Partido Nacional Revolucionario (PNR), ha ocupado dos veces el cargo de líder. A ese intento por quedarse en la presidencia nacional del PRI, legendarios priistas como Francisco Labastida Ochoa, excandidato presidencial en 2000, y Dulce María Sauri, expresidenta nacional del PRI, lo enfrentan y repudian.

Labastida hizo pública su decisión de renunciar al PRI si Moreno Cárdenas sigue como su líder. Sauri sostuvo que el atropellamiento de Alito (así se hace llamar Moreno Cárdenas) de continuar al frente del instituto político significaría no permitir que el partido tenga alguna posibilidad de sobrevivir, “porque con su dirección, con este afán desmedido de seguir controlándolo, vamos a terminar por asistir al final del PRI”.

Labastida Ochoa dijo que “es absolutamente dañino que continúe la actual dirigencia. En mi opinión, el llamado Alito ha sido el peor presidente que ha tenido el PRI. Creo que su fama pública es pésima y además corresponde con la realidad. “Además —sigue la opinión de Labastida Ochoa en una entrevista con Excélsior—, Alito ha pensado siempre en su beneficio e interés personal, no quiere ir a la cárcel; no piensa en el beneficio del país, en primer lugar y en segundo lugar el beneficio del PRI”.

El excandidato presidencial, quien protagonizó la primera alternancia en México luego de que el PRI gobernara durante 73 años, dijo que la dirigencia de Moreno Cárdenas “ha tenido una historia de fracaso y derrotas, consecuencia de que no tiene ideología que defender, no tiene organización y no tiene dirigencia o tiene una muy mala dirigencia, tiene muy buena militancia, pero muy mala dirigencia”.

En la elección presidencial del 2 de junio de 2024, el PRI, con Moreno Cárdenas en la dirigencia, obtuvo 5 millones 736 mil 759 votos. En la elección para presidente de México de 2018, el PRI tuvo una preferencia de 7 millones 677 mil 180 votos, y en la de 2012, cuando Enrique Peña Nieto ganó, el PRI acumuló 16 millones 231 mil 456 votos.

En otro comparativo de los resultados electorales que ha tenido el PRI, en la Cámara de Diputados, en 2018 tuvo 9 millones 310 mil 523 votos, en 2021, 8 millones 715 mil 899 votos, y en 2024, 6 millones 574 mil 223 votos. En el Senado de la República los votos son descendentes: en 2018 tuvo 9 millones 13 mil 658 sufragios y en 2024 ganó 6 millones 530 mil 305 votos. Cuando Alejandro Moreno se convirtió en presidente del PRI, este partido era gobierno en Sinaloa, Sonora, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí,

Zacatecas, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Colima, Oaxaca, Guerrero y Campeche, que él había gobernado entre 2015 y 2019. En las elecciones intermedias de 2021, el PRI perdió contra Morena siete gobiernos estatales: Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Colima, Tlaxcala, Guerrero y Campeche; además de San Luis Potosí con el Partido Verde. En 2023, en coalición, el PRI perdió el Estado de México, Hidalgo y Oaxaca y ganó Durango, que era gobernado por el PAN.

Dulce María Sauri, expresidenta nacional del PRI.

*Dulce María Sauri, expresidenta nacional del PRI.

MORENO TENDRÍA QUE HACERSE A UN LADO: DULCE MARÍA SAURI

Sobre el tema de los malos resultados que Moreno Cárdenas ha obtenido al frente del PRI, a pregunta expresa sobre qué es lo que busca el político campechano con intentar quedarse con la dirigencia nacional priista, Dulce María Sauri dijo a Excélsior:

No acabo de entender, no quisiera remitirlo a un caso de siquiatra, pero ante los malos resultados electorales, con un mínimo de decencia política tendría que hacerse a un lado, pero esto no ha sucedido; qué puede ser, lo único que veo es la utilización de las prerrogativas, porque aún con una disminución muy severa en función de la caída de la votación, porque con la actual legislación electoral sigue habiendo prerrogativas interesantes para manejarla; además, grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados, en el Senado, que muy disminuidos, pero siguen teniendo una presencia económica. “Pero el PRI ya es irrelevante, lo tengo que decir con toda claridad: da lo mismo si el PRI está o no está en las decisiones en la Cámara de Diputados, en el propio Senado, en donde las mayorías calificadas ya se perfilan y en el Senado se dice que solamente necesitan dos”.

Sauri dijo que no ve a Morena negociando con Moreno Cárdenas como presidente del PRI, “qué le aportaría el PRI a Morena. Todavía en esta Legislatura que está por concluir, donde había una diferencia de 57 votos para alcanzar la mayoría calificada, pues el PRI con 70 diputados tenía algo que decir, como lo hizo cuando se extendió en la Constitución la presencia de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad. Ahorita nada, nada, es más, yo digo que Morena debe estar diciendo ‘no me contagies tu desprestigio’, entonces, la verdad que no veo más que el tema de las prerrogativas”. A pregunta expresa sobre si el PRI, a la la luz de los resultados electorales de los últimos años puede ser una oposición importante, Francisco Labastida dijo: “Lo primero que hay que hacer es que Alito se vaya, él no puede seguir al frente del PRI; ni él ni nadie impuesto por encargo. “El partido —dijo—, tiene que hacer una autocrítica profunda, honesta, seria de los errores que se han cometido; y, sí, es cierto, los gobiernos del partido tuvieron aciertos, pero si no reconocemos los errores, nadie le va a dar importancia a los aciertos, la autocrítica debe ser severa: tenemos que reconocer desviaciones, excesos, corrupciones, todo eso, a llamarle a las cosas por su nombre”.

—¿Esto implica una refundación del PRI?

—Significa una refundación del PRI, pero de fondo; la refundación del PRI de la que habla Alito es cosmética: le cambio el nombre, le cambio las siglas, el cambio de los colores, eso es cosmético. Dónde están las ideas, el proyecto de nación que va a defender le partido, en las actuales circunstancias.

Por ejemplo, los gobiernos emanados del PRI cometieron errores junto con los gobiernos emanados del PAN, de tener una política de crecimiento de los salarios inferior a la inflación. Por consecuencia lógica, la gente se empobreció y, consecuencia lógica, perdimos simpatía y popularidad. Tenemos que reconocerlo”.

También, dijo el excandidato presidencial, plantear con toda claridad el proyecto de nación hacia el futuro viable, progresista y justo, que rompa la gran diferencia que hay en la distribución de la riqueza en México.

Francisco Labastida Ochoa, excandidato presidencial en 2000.

*Francisco Labastida Ochoa, excandidato presidencial en 2000.

REFORMAS EN LA MIRA

Francisco Labastida Ochoa, exgobernador de Sinaloa, embajador de México en Portugal, senador de la República, integrante de dos gabinetes presidenciales —con Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo—, como titular de Energía, Minas e Industria Paraestatal; agricultura y Gobernación, dejó un tema en la mesa: “Ahora que se habla de reformar al Poder Judicial, tenemos que hablar también de reformar al poder Ejecutivo: hay que limitar las facultades del Presidente de la República, hay que acotarlas, por ejemplo hay que quitarle el fuero; también hay que quitar el premio del 8 por ciento de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, yo lo quité en Sinaloa en 1991, y el siguiente gobernador la restableció. Yo metí las urnas transparentes, hice democracia interna dentro del PRI en Sinaloa, los candidatos a diputados y presidentes municipales salieron de las bases y no de la decisión del gobernador”.

En ese contexto es que Labastida Ochoa dijo que “hay elementos que prueban con claridad que hay que cambiar al PRI de fondo y hay que cambiar al Ejecutivo y al legislativo hay que darle más facultades de las que tiene; y hay que quitarles el fuero a los funcionarios públicos y al poder legislativo, si no tenemos una bola de corruptos para que les dispensen las tropelías”, dijo. El futuro del PRI se juega hoy. La llegada de los priistas a la sede del WTC está fijada a parir de las 8:00 de la mañana y se estima que se extenderá hasta las cuatro de la tarde.

Con información de Excélsior

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