La Fiscal Sara Bruna: que se sospeche de todos menos de los sospechosos

Álvaro Aragón Ayala

Como si viviera en un Sinaloa habitado por orates que todo le creen, la Fiscal Sara Bruna Quiñónez Estrada inventa, tergiversa, retuerce y le da vuelo a su imaginación para construir otra realidad, con simulacros, con engaños, con falsas hipótesis que bloqueen cualquier posibilidad de develamiento del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda abriendo sospechosas aristas para la fabricación de teorías criminales aberrantes. Puso en marcha el plan para que se sospeche de todos menos de los sospechosos.

Unida por los hilos de la complicidad con personajes que se mueven en los obscuros sótanos de la política estatal, Sara Bruna abrió el surco para que se cultive periodísticamente la falsa versión de que el crimen de Cuén Ojeda pudiera haber sido una conspiración armada por su propio equipo que quería arrebatarle el poder. Hay respaldo oficial para difundir ese chisme perverso y canallesco. La Fiscal es la encargada de maquinar para que se sospeche de todos, menos de los enemigos encarnados de Cuén Ojeda.

Primero, intentó sembrar la idea de que el asesinato derivó del frustrado asalto para el despojo de su camioneta. Sin embargo, la versión no pegó y le fue muy mal. Nadie creyó su “hipótesis” o “línea de investigación”. Luego trata de enredar la pesquisa policial como si se tratara de una aguja no escondida en un pajar, sino en un montó de agujas, al grado de que la sociedad ya no puede distinguirla. O sea, es clara la “técnica” para que se sospeche de todos menos de los sospechosos.

A leguas se percibe que la Fiscal Sara Bruna no quiere ni trata de esclarecer el homicidio, sino que busca “chivos expiatorios” y, qué mejor, dirían los conspiradores, que regresar a la teoría de los “conflictos internos” para intentar hacer aparecer el crimen como resultado de un pleito por el poder en la UAS y/o el PAS, aunque esa hipótesis malévola ya les falló en el atentado contra la vida de Arnoldo Valle Leyva, jefe de prensa de la UAS.

Lo único cierto es que el asesinato de Cuén Ojeda tiene las características propias de un crimen de estado. No hay de otra. La hipótesis se refuerza porque un día después del homicidio se desplegó una despiadada campaña oficial de descrédito periodístico contra el ex Rector y líder del PAS que revela el interés que existe por desviar el curso de la investigación y descartar el móvil político. Hasta hoy persisten los ataques “informativos” post mortem recreados por mentes perversas.

Queda claro, entonces, que por su dependencia e interdependencia con personajes que querían eliminar a Cuén Ojeda, Sara Bruna Quiñónez no goza de credibilidad ni respeto para investigar el asesinato. Con Cuén mantenía una relación ríspida porque rechazó recibir demandas penales contra funcionarios estatales y porque ella fabricó una carpeta de investigación contra su hijo Héctor Melesio Cuén Díaz.

Una importante pregunta flota en el aire: sobre Héctor Melesio Cuén existía una vigilancia “policial” constante, por aire, tierra y por teléfono ¿En qué momento se “descuidaron” los espías y se les “colaron” en el escenario del atentado dos sicarios en moto para balearlo, y por qué no intervinieron para detener a los agresores? Cuén era seguido, perseguido, día y noche, por “agentes del gobierno”.

LEER NOTA VINCULADA AL ASESINATO:

CRIMEN DE ESTADO Y LA PERVERSIDAD DE LA FISCAL


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