La entrega: una cadena de traiciones facilitó la captura de Caro Quintero
J. Jesús Esquivel
Fuentes de la DEA revelan detalles de la planeación de la captura del capo Rafael Caro Quintero luego de 13 operativos fallidos. Los cárteles de la droga le retiraron la protección y prácticamente lo entregaron. Las autoridades de los Estados Unidos reconocen que será difícil obtener su extradición y se congratulan del éxito del operativo pese a que su corporación no es bien vista por López Obrador.
WASHINGTON.– Estaba escondido en la sierra de Sinaloa, en las montañas alrededor de Badiraguato. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos lo detectaron hace meses y finalmente, en el decimocuarto intento, la Marina mexicana arrestó a Rafael Caro Quintero.
“Hace algunas semanas se logró detectar y confirmar la ubicación y la zona de la sierra donde se escondía; en coordinación con la Marina de México se comenzaron a diseñar operativos muy específicos para que no se escapara o se filtrara la información”, expone el funcionario.
Caro Quintero es el criminal mexicano más buscado y codiciado por el Departamento de Justicia. La DEA siempre ha querido echarle el guante por el secuestro, tortura y asesinato en 1985 de uno de los suyos, el agente Enrique “Kiki” Camarena Salazar.
La investigación del homicidio del agente de la DEA, aun con la captura de Caro Quintero, sigue abierta. El gobierno estadunidense no descansará hasta procesar o por lo menos interrogar a todos los presuntos involucrados; incluido Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación en 1985 y actual director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Desde hace meses, luego de que se confirmara la zona donde Caro Quintero tenía su guarida, agentes estadunidenses viajaban con frecuencia a México y se intensificaron las negociaciones con la Marina –no con el Ejército, institución de la que la DEA desconfía– para llevar a cabo el operativo de captura.
“Antes de ésta, que finalmente concluyó con su detención, la Marina de México tuvo otras 13 oportunidades de capturar a Quintero y no lo hizo; esto ocurrió a lo largo de un periodo de unas cuatro semanas”, explica el alto funcionario de la DEA.
Las tácticas para localizar a quien en Estados Unidos consideran como el autor intelectual del secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar, ocurrido hace 37 años en Guadalajara, no siempre implicaron tecnología sofisticada.
Por encima de que tiene cerradas casi todas las puertas con el gobierno de López Obrador, como lo expuso en entrevista el canciller Marcelo Ebrard en el número anterior de este semanario, la campaña de la DEA para encontrar a Caro Quintero se sustentó en traiciones.
Por medio de informantes, miembros de diferentes cárteles del narcotráfico que operan en la región del Triángulo Dorado –en la Sierra Madre Occidental y la cual comparten Durango, Sinaloa y Chihuahua–, la DEA fue cerrando el círculo de pistas que llevaron a Caro Quintero.
“Pagamos mucho dinero a personas que nos iban dando información. Los datos no los compartimos hasta que pudimos corroborarlos por medio de otros métodos de inteligencia, de que se trataba de Caro Quintero. Así fue el operativo”, revela el alto funcionario de la DEA.
Los capos del narcotráfico que lo resguardaron en la Sierra le bajaron la protección a Caro, quien fuera uno de los capos innovadores del trasiego de mariguana de México a Estados Unidos, junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, según la DEA,
Comenta otro funcionario de la agencia estadunidense: “Caro Quintero, además de viejo, también está enfermo. En los últimos dos años se convirtió en un problema para los narcos que lo protegían. Lo respetan por ser uno de ellos y uno de gran calaña, pero la vida es así; aflojaron su seguridad”.