Mazatlán, criminalmente saqueado, despojado, con responsables protegidos y premiados
Felipe Guerrero
¿De qué tamaño es el hoyo financiero del ayuntamiento de Mazatlán que ni para lámparas tiene?; es decir, ni para adquirir el equipamiento y los insumos más elementales para que los servicios públicos funcionen de manera normal.
¿Hasta dónde hemos llegado? ¿No debería darnos vergüenza pedir a particulares que donen lámparas para el alumbrado público? Un servicio que debiera cubrirse con nuestros impuestos sin el mayor problema. El tema de estas donaciones, sus bases fiscales, morales, jurídicas y presupuestales lo abordaré en la segunda parte de esta entrega. Esta vez insistiré sobre el colapso, en varios sentidos, en los servicios y las finanzas de la comuna mazatleca.
La recolección de basura se hace a duras penas y el mantenimiento de los vehículos y equipos de todas las áreas es mínimo. En seguridad pública la circulación de las patrullas se programa de manera alterna, de tal modo que algunas permanecen paradas horas porque no hay presupuesto para la gasolina, y a parte se la roban.
Y en el caso del sistema de agua y alcantarillado las fugas están a la orden del día. Mazatlán, pese a los esfuerzos del nuevo alcalde Edgar González, sigue siendo una zona de desastre. Los problemas del municipio son estructurales y será imposible solucionarlos de la noche a la mañana. Por ello, igualmente, el alcalde debe moderar sus promesas constantes, no decir sí a todo, porque luego la realidad se las puede regresar con reclamos.
Para solucionar de fondo el sistema de agua y de drenaje, lo menos que se ocupan son tres mil millones de pesos y para que la ciudad, con un alto ritmo de inversión inmobiliaria, esté a la altura de su crecimiento ocupa desde ayer, desde ya, una infraestructura de movilidad urbana que se traduzca en la construcción de puentes vehiculares, pasos deprimidos y distribuidores viales.
Si esto no empieza a ocurrir desde hoy, en tres años todo quedará paralizado, las inversiones se irán y el turismo buscará otros destinos ante una ciudad inmovilizada, con embotellamientos, sin el sistema necesario para conducir el agua y sus residuos. No es visión caótica, ya padecemos los inicios de lo que vendrá sino se empieza desde ahora a poner remedio de fondo.
Y LOS RESPONSABLES DEL SAQUEO CRIMINAL?
No solo la administración del Químico Benítez se acabó el dinero a menos de la mitad del año, sino que pidió prestado y, a parte, el municipio quedó sumido en la más terrible de las carencias que jamás haya padecido. ¿Y el dinero dónde quedó? ¿A dónde fue? ¿Qué hizo Benítez Torres con él?
Ese dinero que se esfumó como por arte de magia es de los mazatlecos, pero hasta ahora ni el Congreso ni la Auditoría Superior ni la Fiscalía General han respondido a las exigencias de justicia para que se castigue a los responsables del saqueo. Peor aún, el señor Benítez Torres fue premiado con la Secretaría de Turismo por el gobernador Rubén Rocha, su protector. Y muchos de sus cómplices siguen incrustados en la administración municipal.
Qué vergüenza, un presunto responsable de despojar y dejar en la ruina a un municipio al frente de una dependencia que es la cara de Sinaloa ante México y el mundo; una Secretaría que representa atracción de inversiones turísticas y una de las fuentes de desarrollo más importantes del estado.
¿Por qué el gobernador Rocha lo protege pese al cúmulo de denuncias y ante el evidente desaseo criminal? ¿A qué intereses responde el gobernador? Está claro que el Químico pudo haber beneficiado a políticos y funcionarios de alto nivel y que hay órdenes para que se le proteja. El propio Rocha declaró que era “fundador del movimiento” como si esto, ante la ley, se convirtiera en un escudo protector para hacer y deshacer.
Pero si al Químico lo remueven o quitan de la Secretaría de Turismo o si permanece ahí el daño ya está hecho. El chichón del golpe estará siempre bien marcado en el cinismo de los responsables del saqueo brutal.