Córdova no pudo poner sucesor y entregó el INE a la Coparmex y a EU
Carlos Ramírez
Los enojos histriónicos del consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello son más bien expresiones de su depresión política: aún sin Plan B, el grupo intelectual de José Woldenberg y el Instituto de Estudios para la Transición a la Democracia fracasaron en el intento de poner sucesor en la dirección del Instituto electoral.
El próximo consejero presidente del INE saltará de nuevos cuadros intelectuales y la cuña cordovista de Edmundo Jacobo Molina como secretario ejecutivo comenzará a perder sus facultades extraordinarias y autoritarias para manejar el multimillonario presupuesto del organismo y el equilibrio en el Consejo General estará fuera del modelo salinista de un instituto controlado por la alianza PRIAN y sus intelectuales orgánicos.
Este escenario de fondo explica los comportamientos poco racionales de Córdova y sus actitudes más cercanas a la de un chivo en cristalería. La semana anterior realizó tres movimientos estratégicos que pervirtieron la función original y constitucional del Instituto:
1.- Córdova y Ciro Murayama Rendón han comenzado a caracterizar al INE como la “casa de la democracia”, cuando se trata de un organismo encargado sólo de vigilar las elecciones y contar los votos y carece de la más mínima participación en el diseño de una democracia. La obsesión de Córdova rompe el principio constitucional de que la casa de la democracia es el Congreso de la Unión, cuya configuración es producto del ejercicio de la voluntad popular para construir el sistema constitucional de representación política y es en el seno legislativo donde la democracia se expresa en decisiones colegiadas en función del equilibrio político nacional.
2.- Córdova firmó un convenio con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), un organismo autoasumido como sindicato patronal y en los hechos opera como grupo de presión conservadora en el diseño de las políticas públicas no sólo económicas. En el pasado, la Coparmex se convirtió en un grupo de defensa política de los empresarios ante decisiones radicales del Estado. Es decir, la Coparmex es una especie de partido empresarial que defiende un proyecto ideológico empresarial y no representa ninguna organización social en defensa de la democracia.
3.- En medio de la discusión legislativa constitucional para definir iniciativas del Plan B de reforma electoral, Córdova invocó y bendijo el acto intervencionista del secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, condicionando el presunto apoyo de la Casa Blanca a México a cambio de no modificar la estructura actual del INE. Se trató de un acto de violación de la soberanía mexicana avalada por Córdova y, en el contexto de reacomodos y sobresaltos en la relación México-EU, de un asunto que puso en riesgo la seguridad nacional del Estado mexicano. Córdova quedó como un títere de los intereses geopolíticos de dominación de Estados Unidos sobre México.
Como para reafirmar la voz subordinación del INE a los intereses de EU, el consejero presidente a tres semanas de entregar el cargo realizará una gira a Washington para reunirse con organismos promotores de la democracia estadounidense, entre ellos el ultraderechista National Endowment for Democracy (NED), dominado por el Partido Republicano y utilizado para influir en el rumbo electoral conservador de países subordinados a la Casa Blanca. El propósito de la gira de Córdova será llevar el discurso anti Plan B, de tal manera que esos argumentos sirvan a organismos estadounidenses para intervenir en el rumbo político de México.
Estas tres decisiones del consejero presidente en camino de salida dejan el campo minado en el INE a su sucesor.
El proceso de designación de nuevos consejeros electorales y del próximo consejero presidente rompieron el control político del grupo político-intelectual de Woldenberg y por primera vez podría darse el caso de consejeros designados al azar por la aplicación del modelo de la tómbola, sin que el autoritarismo presidencialista priista y panista pudiera imponer a consejeros controlados por el PRI y por el PAN y sometidos, como Córdova, a la voluntad de su padrino político, Peña Nieto.
En tiempos muertos de salida, Córdova se apropió de la democracia, introdujo en su seno a la derecha de la Coparmex que le organizó las dos marchas “ciudadanas” y validó el argumento de la Casa Blanca para violar la soberanía del Estado mexicano en la asunción de decisiones que competían sólo los mexicanos.
Triste, derechista y proestadunidense, pues, el fin del ciclo Córdova en el INE.
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