El inocentón Marcelo

Carlos Matute González

¿Cómo se llama la obra? Primer acto, el presidente sostiene como disco rayado que él no es igual y que el dedazo del pasado autoritario se acabó, pero se autonombra el destapador e identifica a sus posibles sucesores y continuadores de la 4T como las corcholatas. Todos sus allegados se quedan callados y se prestan al juego del tapado, no tapado. Este doble discurso pervierte el proceso y los méritos de los aspirantes se reducen a la apariencia de ser el más querido del presidente y quien será el que haga trascender su obra de transformación del país. En este contexto, Marcelo hizo malabares para aparecer en la prensa nacional entrometiéndose en asuntos que no eran de su incumbencia burocrática: migración dentro del territorio nacional y vacunas.

Marcelo el fifí, el estudiante aplicado, el pupilo de Manuel Camacho, el servidor público eficiente, el delfín destetado para la Ciudad de México de López Obrador, el niño de la estrellita en la frente que siempre se sienta al frente del grupo para llamar la atención del maestro y con una autobiografía ejemplar en la que pretende mostrar su entrega desinteresada por México. Este personaje político, en este gobierno, sólo ha recibido unas palmaditas en el hombro que lo domesticaron.

Al carnal Marcelo nadie lo defendió desde Palacio Nacional por su participación en la Línea 12, cuya responsabilidad en la construcción de la misma fue la causa de su exilio en Francia, ni por la acusación de que entregó la dignidad nacional a Trump en el asunto de la amenaza de éste de imponer aranceles a cambio de una politica migratoria más agresiva.

Segundo acto, durante más de dos años, el presidente López Obrador alaba el trabajo de Claudia Sheinbaum sin pudor alguno, la protege de la tragedia de la Línea 12 en la que murieron 27 personas por la falta de mantenimiento de la infraestructura y la impulsa políticamente desde la mañanera con descaro frente a sus aliados y adversarios políticos. El #esclaudia prolifera en las redes sociales, las bardas pintadas a favor de la ex jefa de gobierno brotan por “generación espontánea de los ciudadanos” y los espectaculares aparecen en todas las ciudades del país sin que alguien pueda decir quien los paga, los gobernadores morenistas convocan a Claudia a impartir conferencias magistrales en sus estados y la cargada de diputados y senadores se manifiesta a su favor.

La corcholata Marcelo sólo pidió piso parejo en la competencia política dentro de Morena sin que lo tomaran en cuenta. No aprovechó la oportunidad en 2022 de renunciar al cargo para distanciarse de la 4T y buscar la candidatura presidencial en la oposición con el Frente Amplio o el Movimiento Ciudadano. La estrategia de permanecer en un gobierno que lo toleraba y que no confiaba en un aspirante que los inconformes con la 4T veían como la opción menos mala de la propuesta de continuidad.

Tercer acto, el ex canciller renuncia al cargo para adelantar los tiempos de “corcholatolandia”, con evidente disgusto de #esclaudia, y exige recursos para llevar a cabo la precampaña, no precampaña e inicia una competencia no equitativa, con los dados cargados desde el Palacio Nacional, en la que los espacios de las asambleas informativas en los estados están reservados para los preferidos del Presidente, Claudia y Augusto, y el presidente de Morena solapa el gasto excesivo de la primera publicitando cifras inverosímiles del gasto en sus giras y tratando de convencer al segundo de que reciba el financiamiento del partido para el proselitismo, no proselitismo.

En el escenario de enfrente, la arrogancia presidencial impulsa la candidatura de Xóchilt Gálvez, quien rápidamente ocupa el espacio de una oposición desdibujada y en busca de una figura fresca no partidista. La oportunidad de cambiar de partido se cierra a Marcelo y Dante Delgado vuelve sus ojos hacia el norte tratando de engatusar al gobernador neoleonés o al presidente municipal de Monterrey, quienes deshojan la margarita, mientras que en Jalisco le recomiendan unirse al Frente Amplio por México.

Cuarto acto, pero no último, a once días que terminen los recorridos “informativos”, Marcelo despotrica contra todos y contra todo y parece que apenas se percata que hay acarreo pagado para fingir apoyo (a Claudia), la dirigencia morenista simula imparcialidad, hay bardas pintadas y espectaculares ilícitos y las encuestas que favorecen a Sheinbaum están amañadas. La respuesta fue inmediata desde la mañanera que lo desmintió, la corcholata consentida que lo desairó, Noroña que lo descalificó, el amigo Augusto que lo tachó de soberbio y Monreal que llamó a la unidad.

¿Cómo se llama la obra? Marcelo el inocentón o el perro de las dos tortas. Elija querido lector. Esta historia, obviamente, continúa. El resultado es de pronóstico reservado. Acomódese en su butaca y espera el siguiente acto. ¿Usted le cree al presidente que no hay dedazo?

* Investigador del Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales

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