Las verdades de Truth Social

Antonio Salgado Borge*

La red social de Donald Trump parecía estar al borde de la quiebra. Sin embargo, la semana pasada se fusionó con otra empresa para formar Trump Media, recibiendo así una inyección de recursos multimillonaria. Posteriormente, la nueva compañía colocó acciones en la Bolsa que han resultado extraordinariamente cotizadas. Así, de la noche a la mañana, Trump pasó de tener una empresa casi quebrada a una valuada en 11 mil millones de dólares.

Truth Social ha recibido una inyección esteroidea. ¿Podría esta red social convertirse en un factor de peso en el escenario político mundial o, como mínimo, en el de Estados Unidos? En este artículo argumentaré que es poco probable.

Empecemos recordando que Truth Social surgió como respuesta al hecho de que Twitter y Facebook decidieron suspender a la cuenta de Donald Trump de sus plataformas. Es controvertido si las redes sociales deberían poder bloquear a un presidente en funciones. Sin embargo, bien se puede argumentar, considerando las leyes existentes y las normas internas de las plataformas mencionadas, que esta decisión en realidad llegó demasiado tarde.

Desde luego, es bien sabido que las leyes y normas no son algo que a Donald Trump preocupe demasiado. Al ser retirado de estas plataformas, este expresidente gritó censura a los cuatro vientos. Como es habitual, sus seguidores le secundaron. La combinación entre la necesidad de contar con un espacio para ejercer una libertad de expresión irrestricta y una masa conformada por millones de seguidores haciendo eco de su demanda explican el surgimiento de Truth Social.

Truth Social. Espejismo. Foto: Especial

En un sentido, la nueva red social ha sido exitosa. Y es que Trump encontró la plataforma que buscaba. La parte más radical de sus seguidores y el ecosistema mediático de la derecha identificada como MAGA (es decir, trumpista) forman parte activa de Truth Social. Dentro de esta burbuja, Trump puede galvanizar y radicalizar a su base. En consecuencia, cuando Twitter/X decidió, con Elon Musk a la cabeza, restituirle su cuenta, este expresidente calculó que le convenía despreciarla.

Sin embargo, en otro sentido Truth Social ha sido un rotundo fracaso. Tan sólo el año pasado esta red reportó pérdidas de alrededor de 50 millones de dólares. A ello hay que sumar que la red de Trump tiene apenas 494 mil usuarios activos mensuales; un número ínfimo cuando se consideran los 75 millones de Twitter o los 142 que tiene Facebook.  

El problema para la red de Trump no es que apenas esté comenzando o que no esté ganando nuevos usuarios a un ritmo suficientemente rápido. En realidad, su número de visitantes activos por mes está cayendo en picada, disminuyendo en un 50% entre 2023 y 2024. Es decir, además de dinero, la plataforma de Trump no ha dejado de perder usuarios.

En este contexto, la pregunta obligada es por qué existen personas dispuestas a invertir en una empresa que comercialmente es, a todas luces, un fracaso. 

Me parece que este fenómeno es entendible cuando se considera que existen dos principales tipos de inversionistas detrás de la irrupción y valuación multimillonarias de Trump Media.

En un lado, están tanto las empresas Shares in Digital World Acquisition y Truth Social. Fue tras la inversión millonaria de la primera en la segunda que ambas se fusionaron en la tercera empresa (Trump Media) que ha empezado a cotizar en Bolsa. Estas empresas están en el juego, principalmente, para maximizar sus ingresos.

Por otra parte, están aquellos individuos que compran las acciones de Trump Media. Donald Trump y Shares in Digital World Acquisition son conscientes de que hay un mercado de fanáticos dispuestos a comprar cualquier cosa asociada al nombre de este expresidente. No es casualidad que Trump venda ahora desde tenis hasta biblias a su base. Buena parte de esas personas no han decidido comprar acciones movidos por una racionalidad financiera, sino para mostrar su compromiso con el movimiento MAGA. 

Dada la enorme demanda que han tenido estas acciones, todos los accionistas de Trump Media han multiplicado su inversión de la noche a la mañana. El problema es que distintos expertos en finanzas del sector tecnológico han considerado que estamos ante una burbuja de explosión esperada. Como hemos visto, no hay razones para suponer que existen inercias positivas, financieras o de usuarios detrás de Truth Social.

Debut en la Bolsa. Foto: Craig Ruttle/AP

De lo anterior se desprende una hipótesis suficientemente fundada: Donald Trump y Shares in Digital World Acquisition estarían dispuestos a vender sus acciones, probablemente a la misma base MAGA, en el momento en que consideren que han alcanzado su valor máximo. Si la junta de consejo de Trump Media lo autoriza, Trump podría transformar sus acciones en miles de millones en su cuenta mañana. Y esta junta está conformada por familiares de Trump y sus incondicionales.

Al final del día lo que quedaría entonces es un puñado de individuos enriquecidos y un grupo enorme cuyas acciones se depreciarían gradualmente hasta alcanzar un valor que corresponda a la productividad de Truth Social. Una productividad que, como hemos visto, es igual a nada.

Reconocer este escenario hace posible dar respuesta a la pregunta de por qué alguien buscaría invertir en una plataforma que comercialmente es, a todas luces, un fracaso. 

Pero también nos permite responder a nuestra pregunta original de si Truth Social podría convertirse en un factor de peso en el escenario político de mundial o, como mínimo, en el de Estados Unidos. 

El posteo de Trump en X/Twitter. Foto: Especial

La respuesta es que, aunque no es imposible, es altamente improbable. Y es que resulta difícil ver cómo una red social quebrada, devaluada y sin usuarios podría convirtiese en una fuerza real dentro de un ecosistema mediático dominado por un puñado de plataformas sobradamente consolidadas. 

*Profesor Asociado de Filosofía en la Universidad de Nottingham, Reino Unido.

Con información de Proceso

También te podría gustar...