La disputa por el maíz transgénico: difícil momento para las relaciones México-Estados Unidos

Olga Pellicerga Pellicer

A medida que el ánimo nacional se centra en torno a las elecciones del 2024 las reflexiones que acompañan el fin de un sexenio comienzan a identificar el grado en que se han superado, o no,  los problemas más inquietantes de México. Entre ellos se encuentran los relativos a la relación con Estados Unidos.

En apariencia, las relaciones son muy cordiales entre los gobiernos de ambos países. En realidad, hay muchos problemas pendientes cuya falta de solución puede propiciar un ambiente de tensiones que se recrudecerá a medida que se avance en los procesos electorales de ambos países.

En el ámbito económico, dentro de tales problemas se encuentran las disputas respecto a la violación de normas del T-MEC en que, de acuerdo con Estados Unidos, ha incurrido México en los casos de la energía y las compras de maíz transgénico.

Las pláticas para superar las diferencias llevan ya un largo tiempo. De hecho, al no lograrse un acuerdo, ya se hubiese podido decidir poner en marcha un Panel de Controversias a través del cual un árbitro independiente decidirá si se aplican o no sanciones a la parte perdedora; la mayoría de observadores consideran que será México.

Sin embargo, motivaciones políticas habían invitado a ser cautelosos. Por ello, llegaron señales en el sentido que era mejor esperar al cambio de gobierno en México para decidir si se aplicaban sanciones. En efecto, según quien resulte ganador, puede haber menos resistencia a efectuar cambios en la legislación existente en México sobre los temas de energía y maíz transgénico.

 De manera sorpresiva, semejante cautela fue abandonada en el caso del maíz transgénico. El 17 de agosto la representante de Estados Unidos para Temas de Comercio, Katherine Tai, anunció que su gobierno ha decidido establecer un panel de controversias bajo los términos del T-MEC. Este panel pone en duda las medidas tomadas por México en relación a productos agrícolas genéticamente modificados.

Katherine Tai. Abandono de la cautela. Foto: https://kr.usembassy.gov/

Se trata del decreto emitido por el gobierno mexicano el 13 de febrero de 2023, en particular la prohibición al uso de maíz transgénico para la producción de tortillas y la instrucción a las agencias de gobierno para sustituir gradualmente el uso de ese tipo de maíz en todos los productos para consumo humano y alimentación de animales. Según el comunicado de la representante Tai semejante decisión no está basada en la ciencia y va en contra del libre acceso a los mercados que se consagró en el TME-C.

La medida ha despertado de inmediato un fuerte apoyo en el Congreso estadounidense por parte de representantes de aquellos Estados que venden importantes volúmenes de maíz transgénico a México. La mayoría insiste en la importancia de velar por el cumplimiento de compromisos establecidos en materia de libre comercio. No hacerlo quita todo valor a reglamentaciones que han sido el pilar para que florezcan loa intercambios crecientes entre los dos países.

En el Capitolio. Apoyo legislativo. Foto: AP/ Archivo

Lo anterior no significa que el Panel de Controversias se va a instalar de inmediato. Siempre hay un margen de tolerancia que permite prever que esto ocurra hasta comienzo del año entrante. La acusación contra México es muy precisa: el mencionado decreto no tiene base científica. Le toca pues al árbitro confirmar que no la tiene; lo más probable es que así lo haga ¿Cuáles son las reacciones probables en México y qué importancia tiene este caso para las relaciones México-Estados Unidos en su conjunto?.

No se puede perder de vista que el asunto es muy sensible en México. Se trata, ni más ni menos, que del alimento fundamental del pueblo mexicano. El tema del maíz no deja indiferente y desde hace tiempo hay un fuerte movimiento, a nivel nacional e internacional, que gira en torno a los efectos negativos de modificar genéticamente las diversas variedades de maíz existentes, así como el uso de herbicidas para protegerlo contra diversas plagas. Están en la mira grandes compañías trasnacionales, como Monsanto, cuya producción de herbicidas ha causado graves daños al medio ambiente que no serán reversibles y hacen imposible la sustentabilidad alimenticia a largo plazo.

Maíz. Asunto sensible para los mexicanos. Foto: Benjamín Flores

México no está sólo en sus críticas al maíz transgénico. Desde 1986 líderes agrícolas de diversas partes del mundo crearon en Ginebra el Instituto para Políticas Agrícolas y de Comercio, una ONG que viene publicando casi cotidianamente comentarios a favor del punto de vista de México. (https: //www.iatp.org/us-trade-dispute-genetically -modified-corn-shaky-ground).

Puede anticiparse que la imposición de sanciones a México, bajo la forma de aranceles a productos agrícolas de exportación tan importantes para el país, como el aguacate o el jitomate, va a levantar enormes reclamos. Surgirá una exaltación de la soberanía mexicana en materia de producción alimenticia que trascenderá el análisis de la violación o no de los términos del T-MEC. Se resentirá como una agresión cuyas consecuencias pueden ser dobles: de una parte, animosidad contra el acuerdo comercial en su conjunto, lo cual puede reflejarse en las campañas electorales tanto en México como en Estados Unidos; de otra parte, propiciar que adquieran más visibilidad otros desacuerdos relacionados con el T-MEC como son el de energía y, más recientemente, asuntos laborales.

En el periodo electoral tan turbulento que se aproxima, tanto en México como Estados Unidos, salvar la “cordialidad” de las relaciones entre los dos países será una tarea cuesta arriba. Sólo queda esperar una buena estrategia de los candidatos de la parte más débil, que es México, para sortear las desavenencias y apuntalar las oportunidades que beneficien al país. 

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