El repetido relato ficción de Santamaría
Lidia Argüello
Sinaloa no es la excepción en materia de supuestos análisis políticos sostenidos por los delgados hilos de la mentira. Históricos personajes vasallos del poder, lograron “colarse” a las redacciones de diarios impresos y portales electrónicos para darle rienda a su imaginación y distorsionar la realidad política del estado.
Lo peor: un autor de novelas ficción sobre narcotráfico, turismo, gastronomía, que hacen gala de doctorados en psicología y que en realidad necesita ser atendido por un psiquiatra por sus tendencias obsesivas, reconstruye mentiras o medias verdades para diseñar imaginarios y descargar rencores personales.
El biógrafo o amanuense del ex gobernador Juan S. Millán, Arturo Santamaría, volvió a escribir un artículo novelesco, ficción, que raya en la estupidez, solo consumible por los tontos, en el que intenta hacer creer, con datos muy retorcidos, que Héctor Melesio Cuén Ojeda intenta mermar el poder en Sinaloa con el apoyo de Adán Augusto López, secretario de Gobernación.
El artículo de Santamaría raya en lo demencial. Es producto de los odios anidados contra el ex rector de la UAS y su definición política a ultranza: se la juega con el equipo de Marcelo Ebrard, cuyos tentáculos llegan a la Subsecretaría de Educación Superior de la SEPyC, de donde depende su chamba de “catedrático de la Universidad Tecnológica de Escuinapa.
No es casual que invente entuertos por encargo: en el 2015 difundió que el único aspirante visible a ocupar el Tercer Piso en el 2017 lo era el guamuchilense Heriberto Galindo Quiñónez. Todo resultó una mentira.
Los inventos “periodísticos” de Arturo Santamaría Gómez, biógrafo del ex gobernador Juan Sigfrido Millán Lizárraga, son muy galácticos. Su especialidad es la fabricación de escenarios políticos falsos con la marca de la casa para intentar influir en decisiones o generar percepciones que ayuden a armar jugadas políticas perversas.
Al gusto del ex gobernador, por encargo, Santamaría, escribió el libro –novela ficción- “Juan S. Millán, auge y declive del Maximato en Sinaloa”, con el que intentó inmortalizar al ex mandatario. En el 2016, consideró que el malovismo se erigía como la principal fuerza política dentro del PRI y del conjunto de los partidos en Sinaloa. Resultó falso.
La realidad es que contra los deseos personales de Arturo Santamaría en Sinaloa no existe una disputa política entre el gobernador Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuén, fundador y líder del Partido Sinaloense (PAS). Lo que se da es el marcaje de diferentes puntos de vista, propios de una sociedad plural y democrática.
Tampoco existe una asonada política, una conspiración contra Morena, partido con el que el PAS hizo alianza en el 2021. Hay un cambio de escenarios, en el que los dos partidos buscan sus propios posicionamientos en la sociedad.
No hay nada nuevo entonces en el aporte novelesco de Arturo Santamaría que el disfraza de artículo o de análisis. Repite el mismo sonsonete que ha venido esgrimiendo de años atrás a raíz de la perdida de privilegios en la UAS. La intención de Santamaría es intentar “amarrar” navajas e intentar aislar al PAS y a su líder moral difundiendo una mentira que cae por su propio peso.
¿QUIÉN ES SANTAMARIA?
Invitado por Lauro Trujillo, profesor fundador de la otrora Escuela de Ciencias Sociales de Mazatlán -agitador de la Unión de Estudiantes Revolucionarios Sinaloenses (UERS), que se mantuvo en alianza con el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT)- quien le llamaba “Baby Face”, Arturo Santa María, llega de la Ciudad de México, e ingresa en septiembre de 1982 a la UAS a laborar como profesor, sin examen de oposición y sin respetar el Contrato Colectivo de Trabajo, en la asignatura de América Latina I y II en la Escuela de Ciencias Sociales (ECS), hoy FACISO.
Santamaría fue militante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), donde estaba incorporada la UERS, y por tanto también estuvo en alianza con el PMT. El Partido Comunista de México (PCM) y el PMT eran los dos partidos políticos nacionales que tuvieron secuestrada a la UAS, tras la salida del “armientismo”, durante la década de los setentas y ochentas, imponiendo como rectores a Campos Román, Eduardo Franco, Jorge Medina y Audómar Ahumada. En la disputa por la rectoría para el período 1985-1989, el PCM transformado en Partido Socialista Unificado de México (PSUM), en alianza con el PMT, llegan a la rectoría con Audómar Ahumada y a la secretaría general con Guadalupe Meza, dirigentes prominentes de estos partidos respectivamente.
En este contexto llega Arturo Santamaría a la UAS, que como militante de la UERS-ACNR-PMT es favorecido por la alianza, por lo que accede de inmediato como profesor-investigador de Tiempo Completo -T.C.- solamente con nivel licenciatura, sin antigüedad y sin respetar el procedimiento contractual, afectando a otros compañeros con más derechos y con mayor currículum académico.
Al obtener el tiempo completo, en el año de 1985, es beneficiado con una licencia-beca otorgada por la UAS para realizar estudios de posgrado en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM; a su regreso, en 1989, todavía disfrutando de la alianza PSUM-PMT que controlaba la administración de la UAS, es lanzado a la dirección de la Escuela de Ciencias Sociales de Mazatlán, y gana con el esquema populista de elección- acarreo y borracheras con estudiantes-, pese a haber estado ausente por los cuatro años anteriores de estar becado en el D.F., y, por tanto, ser desconocido por los profesores, alumnos y trabajadores administrativos.
Como director de la Escuela de Ciencias Sociales en el período 1989-1991, de acuerdo con los testimonios de los alumnos, profesores y trabajadores administrativos, estuvo prácticamente ausente por sus permanentes viajes al interior del país y en el extranjero, sobre todo a Los Ángeles, California, y quien dirigía la escuela era Enrique Vega Ayala, que fungía como secretario académico; todavía se recuerdan las grandes molestias que ocasionaba porque casi nunca atendió los asuntos propios de su responsabilidad como director.
Al término de su cargo como director, le sucedieron los años sabáticos que religiosamente disfrutó cada seis años para atender siempre asuntos de beneficio personal, sin impacto institucional, más allá de “su” indicador como profesor –investigador “habilitado”.
Bajo la sombra protectora de Gómer Monárrez González que había sido otro de los activos del disuelto PMT que ocupó los cargos de Director de Servicios Escolares (rectorado de Rubén Rocha Moya, 1993-1997), Secretario General (Jorge Luis Guevara Reynaga, 1997-2001) y Rector de la UAS (2001-2005), Santamaría continúa usufructuando las relaciones personales de su pasado político y saqueando de la UAS privilegios y prebendas por ejercer una función de “asesor informal” de Gómer Monárrez, a lo que complementariamente se le agregan ingresos prestando “servicios profesionales” como “periodista” y columnista, especialmente al periódico Noroeste, y a diversos actores políticos-gubernamentales del estado y presidentes municipales, y a conocidos grupos empresariales del sur de nuestra entidad.
Para la sucesión de Gómer Monárrez, Santamaría fracasa en su intento por convencer a la “vieja corriente” del PMT por imponer como candidato a rector a Renato Palacios, de manera que contra su voluntad Gómer y sus colaboradores se suman tardíamente a la campaña de rector de Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Así, desde la llegada de Cuén Ojeda a la rectoría (2005-2009), Arturo Santamaría reciente en sus bolsillos la suspensión del saqueo económico de la UAS e inicia una obsesiva “guerra” en Noroeste y otros medios contra Cuén y las administraciones de la UAS. Aunque claro, Santamaría no lo hace de manera gratuita.
En lo que respecta a la “producción científica”, sus publicaciones son diversas, inconsistentes y carentes de rigor científico, así aparecen temas como las migraciones, intentos de cultura política, narcotráfico, género, economía, etc., como si se tratara de trabajos periodísticos, los mismos que en muchos casos le han permitido hacer compendios y publicarlos como “libros”.
Arturo Santamaría decidió jubilarse de la UAS con el sueldo más alto de casi 50 mil pesos mensuales; luego es contratado por la Universidad Tecnológica de Escuinapa ¿Por qué Santamaría se jubila de la UAS? Por un interés económico legítimo que nadie le cuestiona: cobrar la jubilación de la UAS y la pensión del IMSS por tener sus más de sesenta años de edad, ambas vitalicias; y, además, por seguir en una tercera nómina como la que tiene en la Universidad Tecnológica de Escuinapa, es decir, en la actualidad suma tres importantes ingresos mensuales.
¿Por qué el odio de Santamaría contra la UAS y Cuén? Por la añoranza del pasado de grandes privilegios personales extrainstitucionales y por la inviable recontratación en la UAS, así como por sus accidentados “cálculos políticos” que se pueden resumir en una coloquial frase: “Saludar con la izquierda y cobrar con la derecha”.
Mujeres por Sinaloa