“Dicen”, expresión usada como licencia para mentir

José R Oro/ Prensa Latina

Connecticut, Estados Unidos. El objetivo de la inescrupulosa campaña es desanimar al pueblo cubano y silenciar todas las acciones positivas dentro y fuera de la isla, paralelamente al recrudecimiento del bloqueo, creador de infinito dolor, y en los días finales de una pandemia que ha devenido desastre incalculable para el mundo.

“Dicen” que los disturbios del 11 de julio del 2021 en Cuba fueron 100 veces más graves que el ataque del 6 de enero de ese mismo año al Capitolio de Washington.

“Dicen” que hay miles de presos desde ese día en Cuba, que están arrestados por protestar, sin proceso legal.

“Dicen” que casi todos los funcionarios del gobierno cubano se enriquecen, mientras el pueblo sufre por causa de ello.

“Dicen” que el Bloqueo es falso, que no existe.

“Dicen”, “Dicen”, “Dicen”, “Dicen”…

La crítica es extremadamente necesaria para el desarrollo de la sociedad, tanto en Cuba como en cualquier lugar del mundo.

Nunca había sido tan alta como hoy la capacidad de llegar a cada persona por los medios masivos de comunicación y los medios sociales, lo que es bueno y malo a la vez, en dependencia de las intenciones y los métodos, de plataformas políticas y convicciones éticas, en una sociedad mundial que muestra una tendencia al deterioro en la capacidad de convivencia entre los seres humanos (y de estos con la naturaleza), y bien podríamos achacar este deterioro a la pérdida o degradación  en una cierta cantidad de personas de valores que pudiéramos llamar “tradicionales”.

En el caso de Cuba, de muchos de aquellos valores que han forjado nuestra nacionalidad y nuestra cultura: el trabajo, la vida tanto en familia como en comunidad, la honradez y el respeto a la propiedad, la sinceridad, la educación, el amor por la libertad, el patriotismo e internacionalismo, el compromiso con la historia patria y el respeto a los demás.

Creo que el problema no reside solamente, en los valores que no se tienen, sino también en los antivalores que se practican en demasía. Entre ellos, el egoísmo, el pretender eliminar la desigualdad usando un anodino “emparejamiento”, la masculinidad patriarcal, el racismo, el “no distinguir entre lo que es mío y lo que no es mío”, el repetir mucho “si Dios quiere”, pero no observar los Diez Mandamientos (expresados también en la Constitución y las leyes).

Es fundamental la ética de la sociedad y la economía (incluyendo la conceptualización del mercado), todo lo cual sucede a nivel individual, pero también social. En ese contexto, la crítica es deseable y necesaria al extremo. Además, es completamente legal: la Constitución discutida y aprobada de forma amplia y masiva por la inmensa mayoría del pueblo cubano, refrenda y promueve la libertad de expresión y uno de sus elementos fundamentales, la crítica.

Pero la crítica debe estar, en todos los casos, basada en la verdad en primerísimo lugar, en el contexto social real y actual, con la intención y buena fe de mejorar, perfeccionar algo o erradicar errores y deformaciones, dando, siempre que sea posible, una idea de cómo pulir los defectos criticados.

Cuando esto no se cumple, deja de ser crítica; se puede convertir en hipercrítica contemplativa y, en muchos casos, llegar a conformar completas calumnias malintencionadas, insultantes y perversas.

Cuando digo que me gustaría que en Cuba hubiera guaraperas, puestos de café y de fritas o croquetas por doquier y que fue erróneo que desaparecieran, eso es correcto, a mi juicio. Creo que es una crítica u observación real, aunque a veces un tanto impracticables hoy día, pero con todo el potencial de ser recuperado. Sacar como conclusión que “el socialismo es económicamente inviable” sería una falsedad, una calumniosa y desmandada hipérbole.

Y eso es lo que hacen los enemigos de la Revolución: tomar eventos o circunstancias reales (aunque también inventados, fabricados o distorsionados), ponerlos fuera de contexto y convertirlos en agresiones mediáticas contra el país. La hipercrítica y la calumnia/ bazofia van desde la contrarrevolución solapada, tratando o aparentando mantener cierto grado de “objetividad”, hasta las producidas en los niveles basales del estercolero.

El Laborantismo en la historia cubana. Su deformación y perversión en la época actual.

La participación de personas que hacían un trabajo de desgaste del colonialismo español durante las Guerras de Independencia en Cuba (y también usado en la Republica Dominicana). Fue un término utilizado por el patriota Juan Clemente Zenea en su artículo “Laborar, Laborantes, Laborantismo” para indicar a aquellos patriotas que trabajaban por la independencia. Los definía como aquellos que “trabajaban clandestinamente por la independencia y contra el gobierno colonial español”. La expresión fue primeramente utilizada en Revista Habanera: Periódica de Ciencias, Literatura y Bellas Artes (1861).

La función del Laborantismo era no solamente revelar los crímenes y abusos que las autoridades coloniales pretendían ocultar, sino también revelar las verdades del movimiento independentista al pueblo cubano, y como un sistema de mensajería entre los simpatizantes de la Independencia.

La contrarrevolución de hoy utiliza esta metodología de una forma corrupta y perversa para divulgar bolas contra la Revolución y sus dirigentes, o también para expresar que las dificultades por las que atraviesa el país son consecuencia del Socialismo y no de las penosas condiciones que ha creado el cruel Bloqueo con toda su omnipresencia, extraterritorialidad y maldad. También porque si explican que la “radio de Miami dijo tal cosa” poco los  cree, prefieren decir “dicen” que paso esta o aquello, de forma completamente inverificable. “Miente mucho, que algo queda” (como explicara Medio de Larissa, consejero de Alejandro Magno) es su modus operandi.

Este anti Laborantismo o perversión contrarrevolucionaria y antipatriótica de lo que fuera en su tiempo una actividad patriótica llevada al artificio y la falsificación, tiene sus antecedentes desde el principio mismo de la Revolución, en Radio Swan y otras emisoras financiadas por el enemigo, en la descomunal bestialidad de la emigración de los Pedro Pan, una maniobra coordinada entre el Gobierno de los Estados Unidos , la Iglesia católica y los cubanos que se encontraban en el exilio, por la cual más de 14 mil niños fueron llevados de Cuba a Estados Unidos. Tuvo lugar entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962. La operación fue diseñada para transportar a los niños de padres cubanos que temían la derogación de la “Patria Potestad” por el gobierno cubano, para educarlos en Cuba (o en Rusia) en la ideología comunista.

En 1960, al menos una emisora de radio cubana contrarrevolucionaria “alertó” que el nuevo gobierno en la isla tenía una agenda política en cuyos planes figuraba el separar a los hijos de sus padres. La emisión radial alertaba sobre el asunto diciendo: “¡Madres cubanas, no dejen que les quiten a sus hijos! El Gobierno Revolucionario se los quitará a ustedes cuando cumplan 5 años y los retendrá hasta que tengan 18”.

Haría infinito este articulo mencionar siquiera una fracción de las mentiras y calumnias contra Cuba, sólo se quiere mencionar que como muchas de esas fuentes carecen de credibilidad, muchas veces no se mencionan y se usa un ambiguo titulo de “Dicen” tal o más cual cosa, sin decir cuál es la fuente y de hecho, impedir cualquier verificación.

El tema de las calumnias anticubanas ha sido ampliamente debatido. Quisiera presentar a debate algunas de las modalidades:

– Seudocriticismo. Es una de las formas más frecuentes, mostrar algo malo, que sí merece crítica, pero sólo los aspectos negativos o problemáticos sin comentar, en ninguna circunstancia, los aspectos positivos o el contexto y sin un ápice de intención constructiva. Hay que llamarlo por su nombre, es un acto de doble moral.

Vinculadas al punto anterior y muy usadas por los autollamados centristas o comentaristas “apolíticos” son tan reales como los leones vegetarianos las comparaciones absurdas y falsas: “Dicen” que “Suecia o Finlandia sí son ejemplos de sociedades socialistas triunfantes” con la única intención de decir que Cuba no lo es. Una característica de ellos es que, curiosamente, jamás mencionan el bloqueo. No existe. Considerable cuota de hipocresía en algunos de ellos, candidez en otros que conocen a uno de esos prósperos países por una semana y no pudieron ver el polvo debajo de la alfombra.

-Hipercrítica directa o por derivación. Se usa frecuentemente. Si se produce un hecho trágico y lamentable, como el fallecimiento de dos ciudadanos en Mayarí a causa de la rabia, es el “fin de los tiempos. Ya esto era lo que nos faltaba, algo que no pasa en ningún lugar del mundo”, clamó desesperada una forista en un órgano de prensa cubano. Una exageración a todas luces de un hecho lamentable y probablemente evitable, pero no excepcional en un mundo donde 60 mil personas mueren anualmente de rabia.

-Calumnias directas. Muchas veces falsificaciones de punta a cabo, como “la mujer muerta en una acera de La Lisa (La Habana) porque no la atendieron en un hospital”; “agentes cubanos pagan a los manifestantes violentos en Estados Unidos” (durante las protestas por el brutal asesinato de George Floyd) y otras muchas tardías expresiones de la literatura gótica de Miami.

Muy destacadamente, acerca de “la represión y violaciones de los derechos humanos”: se presentan casos de asalariados “disidentes” y gamberros de todo pelaje, aun cuando pruebas claras y documentadas, incluso videos, desenmascaran sus montajes que enseguida hallan- o ya lo tenían reservado con antelación- despliegue informativo en ciertos medios.

Una persona que conozco, me comentó el 27 de abril del 2022: “Dicen” que este año no va a ir casi nadie a la Plaza por el Primero de Mayo. ¡Qué poca vergüenza hay que tener!

Destacaron por su mezquindad y vileza, en plena crisis de la pandemia de Covid-19, las agresiones sistemáticas contra los servicios médicos cubanos por parte del gobierno de Donald Trump y sus títeres como el derrotado Jair Bolsonaro y otros, nada cambió con Joe Biden significativamente.

No les importó, y al parecer no soportan, que esos médicos vayan a salvar vidas y reciban el reconocimiento y el agradecimiento de otros pueblos. Otra cosa de la que los propagadores de bolas y calumnias no “Dicen” una sola palabra.

-Omisión y/o falsificación de la prolongada lucha cubana contra el terrorismo, así como de agresiones terroristas directas, como el ametrallamiento de la embajada de Cuba en Washington, que son “desaparecidas del mapa”, con muy poca o ninguna cobertura mediática. De esas cosas no “Dicen” nada.

Esta vertiente tiene como máxima expresión, a un nivel delirante, la inclusión de Cuba en la lista de “países que no colaboran con la lucha antiterrorista”, que es lo más absurdo que se pueda afirmar, No “Dicen” nada de Posada Carriles, los Novo, y el debutante Alexander Alazo, entre muchísimos más.

Son sólo ejemplos que creo relevantes. Hay más formas, con la peculiaridad de que muchas de ellas son planamente degeneradas e insultantes, contrarias a la decencia humana. Cero condenas, más bien omisiones e incluso elogios a quienes embadurnaron las estatuas y bustos de José Martí con sangre de cerdo hace unos meses, o a quienes han presentado los símbolos patrios en obscenidades imperdonables. De eso ningún enemigo “Dice” nada.

Con toda franqueza, algunos revolucionarios también usamos la crítica de manera “selectiva”, censurando mucho hacia afuera y poco hacia dentro. Dentro de Cuba critican a cuentapropistas o que han hecho algo censurable y lo extienden injustamente de manera genérica a todos los demás de forma abierta o inferida y a otros violadores del orden económico, sin mencionar en ocasiones carencias inducidas por la negligencia o el egoísmo y formas burocráticas que son parte significativa del problema. Algunos de ellos consideran que la “riqueza” es más peligrosa que la pobreza.

No mienten, pero tampoco lo “Dicen” todo. Sin embargo, y claramente, estos últimos superan por años luz en estatura moral a los enemigos de Cuba y el socialismo que van de farsa en farsa mediática. Hay quienes se niegan a ver (y tratan de ocultar a los demás) que sí hay sociedades socialistas exitosas, y alegan que no debemos “imitar” a nadie, cuando obviamente no se trata de “imitar” sino de asimilar aquellas experiencias prácticas que puedan ser útiles para Cuba. Quienes propagan “bolas” no expresan nada acerca de estos medulares problemas de la sociedad.

En un dibujo semejante, el profesor Néstor del Prado Arza, eminente matemático, pensador y líder universitario cubano, mostraba las diferencias profundas entre una tan socorrida como falsa igualdad y la real equidad a la que Cuba aspira.

Quisiera hacer énfasis en el caso de aquellas personas que se suponen en el “centro” y así lo dicen o lo insinúan sin decirlo. No hay un “centro” entre el bien y el mal, aunque haya muchas cosas que cambiar para preservar y perfeccionar el bien. De hecho, esos hipercriticismos, “selectividades” u omisiones desestimulan y perjudican grandemente la crítica objetiva, ya que cualquier comentario crítico y justo que se haga es atacado por los hipercríticos, selectivos u omisores, prestos a despedazar y echar sal en las heridas, pero no a solucionar algo.

Cuba está hoy en el camino de poner bajo control la crisis generada, no sólo en el país sino en cada una de las naciones del mundo, por la Covid-19. Este éxito extraordinario se ha logrado en un momento de exacerbación máxima del bloqueo anticubano que no permite a la isla siquiera comprar partes para ventiladores mecánicos o componentes de medicinas. ¿Cómo continuar, cómo lograr que la sociedad cubana elimine sus carencias y pueda disponer de lo que se requiere para su correcto funcionamiento, en un contexto tan espinoso y lleno de obstáculos?

Los economistas del capitalismo creen ser los dueños absolutos de la racionalidad y el pragmatismo. Muestran como prueba lo que es el resultado de sus propios cálculos de utilidad pretendidamente racionales; es decir, una derivación tautológica tan inútil e insulsa como decir que “un triángulo tiene tres lados”.

El perfeccionamiento de la sociedad socialista cubana no implica, de ninguna manera, desmantelar el socialismo y regresar a la sociedad cubana prerrevolucionaria o ir al capitalismo con unos cuantos millonarios, un millón de clase media y diez millones de pobres y mendigos. No vale la pena discutirlo, simplemente es un absurdo. Pero es lo que con expresiones edulcoradas le ofrecen al pueblo cubano, y no lo lograrán jamás.

Para distinguir la crítica valiosa, constructiva y que represente progreso y perfeccionamiento de la sociedad cubana, creo que hay “tres piedras de toque” que separan lo honesto y cívico de lo banal o del sabotaje solapado o abierto:

-Cuba es y será una sociedad socialista, tal y como la Constitución proclama y garantiza.

-El PCC y el Gobierno de Cuba representan al pueblo y son la vanguardia de la sociedad cubana.

-En el plano económico, la economía estatal socialista tiene que ser eficiente y será la protagonista de la vida económica del país, en una relación sincera, justa y equilibrada con un amplio sector económico no estatal, sea este cooperativo, de MiPymes no estatales (también las hay estatales) o de trabajadores por cuenta propia. Empresas extranjeras invierten en Cuba, los cubanos que viven en la isla o en el exterior (siempre que se reconozcan estos tres puntos, es decir las leyes de Cuba) pueden tener también esa oportunidad.

Por todo lo anterior, creo que para la recuperación postpandemia y más allá, es necesario reconocer los profundos y verdaderos valores de la sociedad cubana actual y el impacto que estos tienen en las relaciones humanas. Hay que denunciar incesantemente los brutales ataques a que Cuba ha sido sometida in crescendo en medio de este tremendo reto que es la pandemia. Quienes amen sinceramente a Cuba no pueden ponerse en un inexistente “centrismo” de manera vergonzante a mirar lo que pasa y sólo criticar sin mirar o ignorando -incluso manipulando- los contextos.

Es necesaria una nueva racionalidad, tanto económica como de la convivencia, que reafirme los postulados del socialismo. Se requiere el compromiso claro y visiblemente expresado, no “implícito o timorato”, con el socialismo. Precisamos también de una mejorada economía que permita la construcción del socialismo próspero, sostenible y humano que anhelamos y necesitamos siempre- más aún en estos tiempos de pandemia, cambio climático y amenazas fascistas contra la existencia de la humanidad.

Hay demasiada agresión que llega disfrazada de crítica, y hay que separar la hipercrítica de oscuros motivos, y aún más la calumnia/ bazofia, del aporte transparente e inteligente, sincero, al necesario perfeccionamiento de la sociedad cubana.

Los enemigos del socialismo y exegetas del capitalismo son los antagonistas más jurados del pueblo cubano, los que defienden el criminal bloqueo cuyo único objetivo ha sido por décadas sumir en el hambre, empobrecer y dividir.

Sobre todo es inaceptable propalar “Dicen”, calumnias malevolentes y cobardes. Ya tenemos demasiada experiencia de las “bolas” y el antilaborantismo antipatriótico, parodia triste de la realidad.

El gran científico y pensador cubano doctor Luis A Montero Cabrera en su formidable artículo “Cuídate, España, de tu propia España!: ¡Cuánto tenemos que aprender de la historia bien contada y desprejuiciada para evitar que una debacle moral e ideológica favorezca el engaño y lleve a los inmorales a convertirse en líderes de masas!… sin dogmas que nos lleven al autoengaño. ¿Qué está pasando y por qué? ¿Cómo podemos revertir estas peligrosas tendencias de las que no estamos exentos, porque no vivimos en una burbuja aislada? César Vallejo, un peruano poeta de los más grandes de nuestra lengua, compuso una pieza famosísima cuyo título encabeza este escrito. Podría parafrasearse hoy: ¡Cuídate, Cuba, de tu propia Cuba!”

Los que se dedican a confundir, calumniar y desmoralizar son enemigos conscientes de Cuba. El “Dicen” se ha convertido en una pretendida patente de corso para mentir y calumniar al país que los vio nacer. La palabra más prohibida y que jamás usan los que “Dicen”, es Bloqueo económico, comercial y financiero. ¡Jamás la pronuncian!

¡Que Cuba sea suelo fértil para la reafirmación de aún más elevados valores, como aquellos de la equidad real entre los ciudadanos, la solidaridad humana, la justicia y el fortalecimiento de la democracia real que privilegia a la isla, el auge de la ciencia, los valores de una futura economía eficiente que ya hoy es solidaria, de la colaboración internacional y no de crueles, fascistas e ilegales bloqueos!

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