Las corruptelas: a Quirino Ordaz todo se le perdona

Álvaro Aragón Ayala 

Metidos en grillas intestinas, en el aplastamiento de opositores políticos y en venganzas, ni el gobierno de Rubén Rocha Moya ni los diputados de Morena del Congreso Local, demuestran interés en combatir la corrupción del quinquenio de Quirino Ordaz Coppel, pese a las pruebas que ya son del dominio público. Quirino blindó el saqueo de las finanzas estatales con el gasto-distribución de más de mil 500 millones en el área de publicidad y propaganda. 

En función del líder nacional de Morena, el 25 de enero del 2016, en el mitin celebrado en el Paseo Olas Altas, en Mazatlán, Andrés Manuel López Obrador al referirse a Quirino Ordaz dijo: “El que acaba de ‘destapar’ el PRI, un corrupto que fue secretario de Finanzas de los gobiernos corruptos del PRI, los que se han dedicado a saquear a Sinaloa, y ahora quiere seguir robado al igual que Malova”.   

El presidente fue certero. A un año 4 meses de haber entregado la administración estatal, a Quirino Ordaz Coppel, actual embajador de México en España, le siguen aflorando corruptelas: durante su gobierno invirtió dinero público, más de mil 467.7 millones de pesos, en la construcción de un Acuario en Mazatlán, que dio en concesión por 30 años, para su explotación comercial, a su primo Ernesto Coppel Kelly.  

Pero, aunque el uso de recursos públicos para beneficiar a su primo Coppel Kelly, es un insulto a la sociedad y representó un daño al erario estatal, la revelación periodística difundida a nivel internacional, sobre la inversión pública para beneficio de particulares, no alteró la vida cotidiana del gobierno del Estado ni del Congreso Local. 

A Quirino Ordaz todo se le ha perdonado. En funciones de gobernador gastó también más de 625 millones de pesos –dinero público- en la construcción del estadio de futbol “Kraken” en Mazatlán, el cual concesionó, también, para su explotación comercial por 10 años a Ricardo Salinas Pliego sin ningún beneficio para el estado. 

Quirino Ordaz fue acusado también de usar las aeronaves del gobierno estatal como si se trataran de taxis aéreos. De acuerdo al reporte de la Comisión de Fiscalización del Congreso Local, el entonces gobernador  tenía a su disposición tres helicópteros y dos aviones, que, según las bitácoras, del 2017 al 2019 realizaron mil 463 vuelos, a reserva de los que efectuó en los años 2020 y 2021. En los cuadrantes aéreos sobresalen los reportes donde las aeronaves iban y venían el mismo día de la ciudad de México a Culiacán como si se tratara de vuelos comerciales.  

Pese a la protección de la Auditoría Superior del Estado, Quirino Ordaz Coppel nunca pudo ocultar el uso “personal” de 2 mil 809 millones de pesos en créditos de corto plazo, la oscuridad en el destino de 8 mil 300 millones de pesos en ingresos excedentes, 4 mil 200 millones de pesos en obras sin expediente y el uso de mil 500 millones de inversión pública en beneficio directo de cuatro particulares concesionarios de bienes públicos. 

Tampoco pudo encubrir el desvío de mil 600 millones de aportaciones de trabajadores estatales no entregadas al Instituto de Pensiones, la desaparición de un fondo de ahorro de los trabajadores por mil 060 millones de pesos, la falta de entrega de 113 millones de aportaciones patronales de vivienda al ISSSTESIN y el regalo de 42.5 millones de pesos a una institución de asistencia privada de los Mochis que en el sexenio de Mario López Valdez se habían entregado en calidad de préstamo.  

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