Pedro la hace y Juan la paga
David Uriarte
Los dichos encierran grandes verdades y se aplican en diversos escenarios, por ejemplo, cuando las frustraciones derivadas de las expectativas no cumplidas no se pueden contener, la persona expresa sus emociones a través de exabruptos, irrumpe la tranquilidad de los demás y manda mensajes claros y precisos, producto de la ceguera del coraje.
Casi a cualquiera le puede pasar, la diferencia es la investidura. Los líderes políticos definen su ruta según el control de sus emociones, no se puede apostar un final feliz cuando el control de los impulsos es tan laxo que no soporta ni una mueca al ego.
El desespero por tener el control de la percepción social puede descarrilar la contención de las emociones, cuando esto sucede en la política, los líderes se desprestigian a sí mismos, atropellan la dignidad de los suyos, y siembran la semilla del odio en aquellos que son incondicionales.
El día lunes la sociedad fue testigo de dos escenas en la semanera; la emoción no placentera del gobernador en relación con la publicación de un medio de comunicación, y el estoicismo de una de sus colaboradoras, quizá la más fiel e integra a los principios que rigen las políticas públicas en Sinaloa.
No se trata de rasgarse las vestiduras, se trata de ir hilvanado poco a poco las piezas del rompecabezas que dibuja o presagia el rumbo de la información y la comunicación política en el estado cuando se avecina la contienda electoral por la silla presidencial en México.
El humano como tal suele equivocarse, la repetición de sus errores indica que algo pasa en la estructura de su personalidad o en el funcionamiento de sus procesos mentales, lo que sea, debe corregirse si es que hay remedio, de otra manera, el descarrilamiento de la maquina principal invita a correr la misma suerte al resto de los vagones.
La fortaleza de la encargada de comunicación Adriana Ochoa del Toro se debe a su experiencia y habilidad, es un talento cuya dimensión da para mucho más, no tardará mucho en hacer catarsis para liberar el cúmulo de emociones derivadas de su responsabilidad.
La ciencia ha demostrado de manera contundente la importancia de la inteligencia emocional cuando se le compara con la inteligencia intelectual, controlar las emociones es más importante que saber de memoria cualquier ecuación o fórmula matemática, la felicidad se anida en las personas emocionalmente sanas.