El falso apoyo de Rocha a las “corcholatas”

Álvaro Aragón Ayala

El gobernador Rubén Rocha Moya engañó a los precandidatos o “corcholatas” de Morena a la presidencia de la República con el montaje de eventos con cargo a los presupuestos del estado y de los ayuntamientos para refrendarles su apoyo antes de que renunciaran a sus cargos ofreciéndoles un escenario falso del control político que ejerce en Sinaloa.

Los actos en los que metió las manos el gobernador Rubén Rocha Moya y en los que figuró al lado de las “corcholatas” fueron realizados con las mismas personas. Es decir, quienes gritaban en uno de los actos apoyar las aspiraciones de Adán Augusto López eran los mismos que se desgañitaban respaldando a Claudia Sheinbaum Pardo y a Ricardo Monreal, en sus eventos.

Las mismas gentes fueron movilizadas en los autobuses, taxis y camionetas, todos pagados con presupuesto público, para que se apersonaran en los diferentes “encuentros ciudadanos” para mostrar la “fuerza” y el control político del gobernador Rubén Rocha, sólo que los candidatos se percataron de la jugarreta, pero no reclamaron nada para no demeritar la dinámica publicitaria de las concentraciones.

El gobernador intentó “jugarle el dedo en la boca” a los precandidatos o “corcholatas” dando una pésima impresión de los eventos organizados con los mismos contingentes desplazados en los mismos camiones, taxis o camionetas de un municipio a otro. Rocha cumplió con el ritual del apoyo anticipado carcajeándose o burlándose de las tres “corcholatas”.

En los eventos no fueron las bases morenistas las que otorgaron el apoyo a los tres precandidatos. Fue el gobernador quien aprovechó esas plataformas para disparar sus discursos tramposos de respaldo precisando que al final el respaldarà a quien resulte ganador de la encuesta que definirá la candidatura. Es decir. Se irá a la cargada.

Ya con la renuncia en sus manos, apegándose al librito preelectoral de Morena, las “corcholatas” iniciaron sus recorridos de proselitismo interno por Sinaloa en busca del voto para la encuesta de madre o definitoria percatándose de que hay ausencia de morenistas en sus eventos y consolidando la idea de que el apoyo de Rocha fue puro blof.

Marcelo Ebrard Casaubón ya realizó su primer recorrido por Mazatlán encontrando “poco aliento morenista”, un partido resquebrajado, estigmatizado por la corrupción del ex alcalde Guillermo -El Químico- Benítez. El ex secretario de Relaciones Exteriores se fue con un mal sabor de boca. Valoró la posible derrota de Morena en el sur de Sinaloa.

Adán Augusto López Hernández también arrancó en Mazatlán con sus encuentros con los morenistas que se sienten desplazados por una elite política salida de las entrañas del PRI y del PAN que gobierna el municipio porteño y Sinaloa. En los eventos faltó la gente de Rocha Moya, ese contingente que le acercó el mandatario estatal a Adán Augusto en funciones de secretario de Gobernación solo para venderle la idea de que él era el que controla el estado y a los morenistas.

El Morena que han encontrado los precandidatos internos o “corcholatas” es la de un partido en la que han sido relegado sus fundadores, los morenistas puros, por militantes de otros partidos acomodados en puestos claves de los ayuntamientos y del gobierno del estado. El desplazamiento de la militancia convierte a Morena en una olla exprés.

La radiografía real que tienen las “corcholatas” es de que Sinaloa corre el riesgo de ser perdido por Morena porque es el propio gobernador el que agita las aguas al interior del partido, en el que privilegia solo a sus incondicionales, patea a la militancia real y mantiene un pleito permanente con sectores productivos y actores políticos aliados del propio partido guinda.

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