Adiós al PRD: ni derechizado sirve al centro-ultraderecha
Carlos Ramírez
Con expectativas electorales de menos de 1% y con la carga anímica de su presidente Jesús Zambrano por su pasado guerrillero en la Liga Comunista 23 de Septiembre, el Frente Amplio opositor decidió cerrarle los espacios a los dos potenciales precandidatos presidenciales perredistas Miguel Angel Mancera y Silvano Aureoles Conejo y en los hechos liquidar la experiencia política que nació en 1989 de la fusión oximorónica del poscardenismo priista y el institucionalismo del Partido Comunista.
El fracaso final de las tendencias electorales del PRD se percibió en las elecciones de gobernador en el Estado de México el mes pasado, en las que el perredismo no supo mantener su tendencia de votos y pasó de 25% en 2005 a un derrumbe de 3% este año como parte de la coalición PRI-PAN-PRD Va por México.
La participación del PRD en modo del Partido de los Chuchos –sólo el liderazgo y la militancia de Jesús Ortega y Jesús Zambrano– y la escasa relación militantes-votos fue simbólica en el Frente opositor, pero sin ninguna representatividad por el repudio de los exfundadores del partido Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Andrés Manuel López Obrador y Porfirio Muñoz Ledo.
El esfuerzo político de los Chuchos para visibilizar al PRD en la alianza neoconservadora PRI-PAN pasó inclusive por la declaración de fe del partido a favor del mercado y el neoliberalismo, perdiendo su representatividad de sus bases populares y reduciendo su oligarquía dirigente en el reparto arbitrario de posiciones plurinominales. En los últimos tres años, el PRD hizo esfuerzos enormes, dialécticos, para mantener su discurso retórico progresista, pero estar en el furgón de cola de la alianza neoderechista neoliberal del PAN-PRI.
El ciclo ascendente del PRD fue de 1997 en que ganó su primera posición importante (DF) a 2022 en que se quedó sin ningún gobierno estatal, perdiendo sus cuatro bastiones fundamentales: la Ciudad de México que ganó Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 y la perdió Miguel Mancera –nada menos que aspirante presidencial del Frente Amplio–, el Michoacán cardenista que entregó a Morena en 2021 por errores del gobernador saliente Silvano Aureoles –también inscrito para la candidatura presidencial del PRIANREDE–, el Tabasco lopezobradorista que pasó del PRD a Morena en el 2018 y el enclave de Guerrero donde salió hundido por prácticas de corrupción y represión en 2015 para regresar el estado al PRI.
En el debate sobre los libros de texto gratuito, el PRD volvió a convertirse en una incomodidad derivada de su pasado progresista y con grupos radicales, a pesar de los actos de fe ultraderechistas. En la discusión sobre el contenido de los libros de texto en materia de la guerrilla de los setenta y el recuerdo del asesinato del empresario Eugenio Garza Sada en un intento violento de secuestro por parte de la Liga comunista 23 de septiembre, la posición de Zambrano al frente del PRD quedó lastimada por su pasado como militante de la guerrilla violenta de la Liga.
La exclusión no muy clara de los aspirantes Aureoles y Mancera en la competencia por la candidatura presidencial del Frente Amplio tuvo el indicio de que todas las encuestas le dan al PRD tendencia de votos de 0% a 1%. De ser ciertas las firmas por arriba del tope exigido para pasar a la segunda fase de la competencia por la candidatura del Frente Amplio, entonces hubo un mensaje implícito al excluir sin explicaciones convincentes a Aureoles y Mancera
En este contexto, el escenario de corto plazo del PRD es limitado: aceptar la disolvencia política y electoral o propiciar de manera urgente un relevo de dirigentes para entregarle dirección del partido a Miguel Mancera como la única con posibilidad de dar el paso adelante en el sentido político que representaría el partido que nació del colapso sistémico y priista de 1988.
El repudio al PRD de la coalición derechista PRI-PAN fue el indicio de que el partido se renueva o será borrado por la ausencia de votos.
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