Linda cripto estafadora

Jorge Bravo

“¿Qué opinas de las criptomonedas?”. Es la pregunta que busca enganchar a usuarios de redes sociales y aplicaciones de citas y encuentros para que inviertan en plataformas de criptomonedas… y después ser estafados.

Linda es una chica que hace honor a su nombre occidentalizado. Es más que eso: es atractiva, cándida, sutilmente sensual, interesante y sofisticada. Sus rasgos asiáticos, ojos refulgentes, facciones finas y piel de porcelana invitan a darle like y hacer match con ella. Toma la iniciativa en escribir y dice vivir en Hong Kong, pero “estuvo” de visita en México de vacaciones y “para realizar inversiones”.

En un mundo cada vez más conectado, las redes sociales y las apps de citas como Tinder, Parejas y Bumble se han convertido en un terreno fértil para socializar y explorar relaciones, pero también han atraído la atención de estafadores quienes, después de varios días de conversaciones, conexión e intercambio de fotografías para construir confianza, ofrecen servicios de inversión falsos en criptomonedas. ¿Se trata de atracción genuina o una trama de estafa?

Los perfiles como el de Linda con fotos llamativas que muestran su elevado nivel socioeconómico, los viajes que han realizado, los gustos lujosos que ostentan y sus descripciones cautivadoras han inundado las apps de citas. Parte de la estrategia consiste en rápidamente migrar a WhatsApp, lo que les permite conocer el número telefónico de la persona. El código telefónico de Linda es 852: coincide con Hong Kong.

La mayoría de estos perfiles son de esbeltos hombres y mujeres “provenientes” de Hong Kong, Tailandia y otras naciones asiáticas. También las hay de hermosas ucranianas que, se sobreentiende, han escapado de la guerra con Rusia y ahora se dedican a invertir en criptomonedas.

La fusión de belleza, exotismo, sensualidad y meteórica prosperidad atrae a usuarios que buscan nuevas conexiones con lo diferente, pero obviamente plantea interrogantes sobre la autenticidad de esos perfiles. ¿Realmente son las personas que dicen ser o detrás de ese lujoso estilo de vida se esconden aviesos manipuladores?.

La interacción con dichos perfiles conlleva una evolución que puede ser rápida o muy paciente. El modus operandi es que en todo momento exploran y sondean con preguntas envolventes para conocer el perfil laboral, económico, emocional y psicológico de sus posibles víctimas. Linda explica: “el ingreso mensual en China es de 3 mil-3 mil 500 dólares americanos, no sé cómo es en México” (sic).

Claramente, Linda no hablaba ni escribía español, pero usaba el traductor de Google para interactuar con fluidez. Según el grado de profesionalismo, perfiles como el de Linda pasan de las típicas preguntas y conversaciones iniciales, saludos de buenos días y “linda noche” a discusiones sobre inversiones en criptomonedas. Se trata de una táctica para atrapar a individuos con promesas de ganancias exorbitantes, mientras que en realidad se trata de una estafa emocional.

Los embaucadores detrás de estos perfiles atractivos son hábiles en la manipulación psicológica y socioeconómica. Utilizan técnicas de persuasión para ganarse la confianza de sus víctimas, presentando historias convincentes de éxito en inversiones y compartiendo presuntas pruebas de ganancias. A menudo, los estafadores buscan explotar las emociones de sus incautos seguidores, llevándolos a realizar inversiones sin una debida investigación.

Todavía pienso que Linda sí era quien decía ser. Compartía videos de deliciosos desayunos con su aguda vocecita de fondo en un inglés suficientemente aprendido (pero sin mostrar su rostro), imágenes en tiempo real de luminosos rascacielos (lo cual comunica que vive en un lugar elevado como un penthouse), las típicas imágenes de platillos creativamente emplatados en restaurantes de lujo, selfies en espacios vintage donde se aprecia el buen gusto de Linda al mostrar sus bolsos de diseñador, vestidos de brillo perlado, accesorios dorados y joyas luminosas, un fino maquillaje de muñequita antigua y un peinado perfecto que dejaba ver su juvenil y sedoso cabello lacio asiático.

Linda también compartía imágenes de sus destinos turísticos: palmeras y mar en lo que parece un resort, donde un vestido color piel deja ver sus curvas, pero también pulseras y anillos; un elegante restaurante a la orilla de un embarcadero, donde Linda cuidó que se viera un refrescante mojito, un sombrero rosa flamenco y un pequeño bolso de diseñador con correa de oro.

Linda también era “filántropa”. “Dono 20% de mis ganancias en criptomonedas a organizaciones benéficas cada año”. Dijo que una tarde visitó niños pobres para regalar libros de texto y comida. “Mi padre me enseñó desde que era niño (sic) que las buenas condiciones de vida ahora son un regalo de Dios, y debo estar agradecido con la sociedad y retribuir con actividades comunitarias de donación y siempre me decía que fuera una buena persona”.

En una ocasión me adelantó que visitaría un centro comercial y que la ayudara a elegir un par de zapatillas visiblemente costosas. Terminó “comprando” dos pares, uno marca Chanel. Acto seguido compartió una selfie de sus delicados y blancos piecitos vistiendo las finas zapatillas colocados sobre el tablero de un alto de gama alta y después otra imagen de su zapatero en su departamento con decenas de pares de botas y zapatillas, todas carísimas, algunas transparentes como la de cristal de Cenicienta.

“Las mujeres nacen para que les guste ir de compras, cuando ven algo que les gusta, piensan en comprarlo”, me explicó.

Después de varios días y docenas de mensajes de texto, como un encantador felino asiático, Linda dio el zarpazo. Compartió una captura de pantalla con gráficas de Bitcoin, cifras y letras chinas del sitio bietfok.com, actualmente inhabilitado, con una alarma de fraude en Internet que dice: “es una plataforma para invertir en criptomonedas, pero al momento de retirar los fondos los bloquean y piden depósitos grandes para la liberación de los mismos”.

El engatusamiento previo y el mensaje subliminal de Linda eran claros: “todo esto que has visto, mi riqueza y nuevo estilo de vida imperial-capitalista es gracias a las criptomonedas”.

Tanta sofisticación y lujo contrastó con lo técnico de su siguiente mensaje de texto después de mostrarme el crecimiento de Bitcoin: “La criptomoneda es un proyecto de inversión muy popular en todo el mundo. ¿Sabes algo al respecto?”

Chats del engaño. https://maldita.es/timo/bulo/20230123/tinder-inversion-criptomonedas-timo/

Un informe de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos reveló que los estafadores románticos birlaron a las víctimas con 139 millones de dólares en criptomonedas en 2021.

Dado que estas estafas ocurren en un entorno virtual, identificar, rastrear y responsabilizar a los perpetradores puede ser extremadamente difícil. Operan desde la oscuridad de la red, en regiones auténticamente lejanas, ocultando sus identidades reales detrás de perfiles falsos y nombres occidentales, en un mundo financiero sin regulación.

Investiga a fondo antes de realizar cualquier inversión en criptomonedas. Mantén la precaución ante historias de ganancias rápidas y poco realistas. No compartas información financiera o personal con desconocidos en línea. Verifica la autenticidad de los perfiles en las apps de citas.

“Quiero conocer más amigos y, por supuesto, siempre estoy buscando a mi alma gemela porque quiero que me traten como a una princesa y que los demás me cuiden y calienten. El propósito es usar mis habilidades para ayudar a las personas necesitadas. Aunque no sé mucho, esto es lo que puedo hacer”: Linda, cripto estafadora.

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