Paradoja (anti)democrática
Javier Rosiles Salas
La gran contradicción de la democracia mexicana es que el avasallamiento de Morena, impulsado desde la Presidencia del país, se contiene en territorios periféricos con características propias de modelos autoritarios. Mientras que procesos de predominancia corren desde el centro, el pluralismo luce por lo pronto a salvo gracias a entornos no democráticos. Vaya paradoja.
No existe duda de que en México los procesos democráticos tienen su origen en el interior y en los territorios locales; desarrollos que, desde luego, no fueron siempre tersos. En 1946, en plena hegemonía del PRI, siendo presidente Manuel Ávila Camacho, por lo menos una treintena de personas murieron un 2 de enero en León, Guanajuato, en lo que era la Plaza de la Constitución y hoy se conoce como la Plaza de los Mártires, justo como recuerdo de ese acontecimiento.
En aquel momento la Unión Cívica Leonesa defendía que había ganado las elecciones que debían permitirle gobernar aquella importante ciudad del Bajío. Ese alegato les costó la vida a varios guanajuatenses, en la búsqueda de derrotar al partido oficial y a sus candidatos. Acusaciones de fraude electoral por lo menos desde hace 80 años.
Fue en 1946 cuando se reconoció por primera vez la derrota del PRI en un municipio: en Quiroga, Michoacán, un territorio de poco más de 15,000 habitantes al que habrá que sumar a su fama por las carnitas este relevante hecho. La victoria fue del PAN, que se había fundado siete años atrás. En los relatos del partido se menciona que entre los logros de ese primer gobierno de dos años estuvo pintar fachadas, hacer transitables caminos del municipio y la plantación de árboles frutales.
Se destaca también la reparación del sistema de abastecimiento de agua, la donación por parte del presidente municipal de un terreno para mover la escuela lejos de la cárcel, así como de su biblioteca personal, pero sobre todo la reorganización del registro civil, envidiado entonces por los municipios vecinos.
Pero las alternancias municipales no se dieron en cascada. Es hasta 1949 que se puede situar otro triunfo panista en El Gruyo, Jalisco; otro más en 1950 en Santa Clara, Durango, y en 1951 un segundo periodo en Quiroga, Michoacán, en donde además se sumó Tzintzuntzan.
Por lo que toca a las alternancias subnacionales, fue hasta 1989 que el PRI pierde por primera vez, lo que ocurrió en Baja California, siendo Ernesto Ruffo Appel el primer gobernador no priista en la historia del país, ganando con el 52.3% de los votos frente al 41.8% de la candidata oficial, Margarita Ortega Villa.
Hoy México vive un desenvolvimiento democrático interesante, aunque contradictorio. En torno del 2000 se generó una competencia entre múltiples partidos, teniendo en su centro tres organizaciones fuertes: PAN, PRI y PRD, en una distribución del poder a tercios. Un proceso multipartidista a nivel nacional convivía con enclaves con un partido con amplio predominio y tintes autoritarios en cuanto al ejercicio del gobierno.
La gran paradoja ahora es que son algunos enclaves los que funcionan a manera de diques para impedir que el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador se convierta en partido hegemónico en el país: el pluralismo político sostenido en territorios en los que las alternancias lucen empantanadas o con serios retrasos.
Coahuila es una entidad en donde el PRI nunca ha perdido una elección por la gubernatura. En 2023 la retuvo con el 57% de los votos, postulando a Manolo Jiménez Salinas, una vez que Morena se fracturó y sus sufragios se repartieron entre dos candidatos: 21% para Armando Guadiana Tijerina y 13% para Ricardo Mejía Berdeja.
No hay duda de que este estado del noreste del país constituye uno de los más importantes bastiones del PRI, cuyo control contribuirá a que en el Senado haya oposición a las iniciativas presidenciales. Tiene un lugar garantizado en ese cuerpo legislativo Miguel Riquelme Solís, el exgobernador que impulsó la llegada al poder del actual ejecutivo estatal y cuya figura impresa en pendones, lonas y espectaculares tapiza las calles y avenidas de la capital coahuilense.
Guanajuato es otro enclave en donde la oposición pervive y hace frente a la fuerza de Morena. Desde que en 1991 el PRI dejó de gobernarlo, cuando Carlos Medina Plascencia asumió el poder, Acción Nacional nunca volvió a perder una elección a nivel estatal. De ganar Libia García Muñoz Ledo en este 2024, el panismo acumularía 40 años de gobiernos ininterrumpidos.
Con el impulso del gobernador Diego Sinhue Vallejo, Libia García se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de secretaria de Gobierno en la entidad. Pudiera ser la primera mujer en gobernar el estado después de haber sido secretaria de Desarrollo Social y Humano.
¿Qué tan democrático es México actualmente, en el contexto de los comicios de este año? Lo cierto es que dos enclaves en donde por décadas no ha habido alternancia en la gubernatura contribuirán no sólo a que el mapa político se tiña todo de guinda, sino que aportarán varias diputaciones federales y, con toda seguridad, dos senadurías cada uno en beneficio de un Congreso variopinto. ¿Qué tal?
Con información de Expansión