INE: promueve el voto
Jorge Bravo
El Instituto Nacional Electoral (INE) debe promover el voto masivo el 2 de junio para fortalecer la democracia y no lo está haciendo de forma suficiente y contundente.
En un contexto electoral crucial, donde la participación ciudadana es la piedra angular de la democracia, el INE tiene la obligación y la responsabilidad ineludible de fomentar el voto y garantizar que cada voluntad ciudadana sea expresada en las urnas.
El 2 de junio los ciudadanos que acudamos a una casilla recibiremos hasta seis boletas para elegir presidente de la República, gobernador de la entidad, algún alcalde, candidato al Senado, a la Cámara de Diputados federal y un legislador local, por lo que es imperativo que el INE asuma un papel mucho más activo en la promoción del voto.
El INE, como órgano rector de los procesos electorales en México, está investido con la misión de asegurar elecciones libres, justas y transparentes. Su deber no se limita a organizar los comicios, también a fomentar la participación activa de los ciudadanos. La promoción del voto informado y razonado es una de las herramientas más poderosas para lograrlo.
Desde luego, los institutos electorales locales también deben hacer lo mismo en sus respectivos territorios y con todos los medios a su alcance.
La culminación de todo proceso democrático, por más complejo y desafiante que sea, en medio de descalificaciones, propuestas, intromisiones, desinformación, polarización y violencia política, se llama “votar”. La democracia se fortalece cuando los ciudadanos ejercen su derecho al voto.
Para la jornada electoral del 2 de junio están inscritas 98 millones 329 mil 591 personas en la Lista Nominal, se elegirán 20 mil 708 cargos en la contienda federal y local y se instalarán 170 mil 857 casillas. El financiamiento público federal total son 10 mil 444 millones 157 mil 311 de pesos, de los cuales 3 mil 304 millones 893 mil 614 son para gastos de campaña de los partidos y 6 mil 609 millones 787 mil 227 para las actividades ordinarias del INE.
El artículo 41 de la Constitución señala que el INE es la autoridad única para administrar el tiempo que corresponde al Estado en radio y televisión para sus propios fines y el de los partidos. A partir del inicio de las precampañas y hasta el día de la jornada electoral el INE dispone de 48 minutos diarios que distribuye entre sus actividades de difusión y las campañas de los partidos, coaliciones y candidatos.
Para 2024 el INE tiene a su disposición 2 mil 298 estaciones de radio y 1 mil 441 canales de televisión en las 32 entidades del país para promover la participación y el voto. Están pautados 52 millones 052 mil 106 promocionales para el Proceso Electoral Federal, 30 millones 465 mil 726 para los partidos y 21 millones 586 mil 380 para las autoridades electorales, más que suficientes para hacer una campaña intensiva que fomente el voto y supere el 63% de participación de las elecciones presidenciales recientes.
El abstencionismo sigue siendo un desafío persistente en nuestro sistema democrático. Cuando los ciudadanos deciden no votar, se debilita la legitimidad de las instituciones y se reduce la representatividad de los elegidos.
Además, el abstencionismo muchas veces favorece a alguna fuerza política en detrimento de otras, distorsionando el panorama electoral y la equidad de la contienda.
El INE tiene una Estrategia de Difusión 2023-2024. Su campaña sobre promoción de la participación ciudadana busca informar sobre convocatorias ciudadanas en procesos electorales, delitos electorales, compra y coacción del voto, ejercer el voto informado y el sufragio de mexicanas y mexicanos residentes en el extranjero. Sin embargo, en ningún momento de la estrategia el INE se ha propuesto reducir el abstencionismo como uno de sus objetivos.
El INE debe aspirar a la mayor participación ciudadana posible. La votación en la elección federal de 2018 fue de 63.42% y en la intermedia (siempre disminuye) de 2021 fue de 52.66%. En 2015 la participación fue de apenas 47.72% y en 2012 de 63.14%. La elección más concurrida fue la de 1994, 77.16% de participación, quizá por el clima de violencia política que experimentaba el país.
México se encuentra a media tabla en América Latina en cuanto a participación electoral. Chile es el país con menos abstencionismo, principalmente porque el voto es obligatorio.
Para fomentar la participación y aminorar el abstencionismo, se deben implementar campañas informativas que eduquen a los votantes sobre la importancia de su papel en la construcción de la democracia. Estas campañas deben ser imparciales, accesibles, persuasivas y creativas, utilizando medios impresos, digitales, anuncios espectaculares y activaciones de todo tipo para llegar a todos los rincones del país, además de los 48 minutos en radio y televisión.
Sabemos que las causas del abstencionismo son multifactoriales. Intervienen factores sociodemográficos, psicológicos y políticos. Tiene que ver con diferencias en la cobertura de las elecciones por parte de los medios de comunicación, la importancia del cargo que se elige, los temas que se discuten en la campaña, lo atrayentes que puedan ser los candidatos y la competitividad de la elección.
Una baja participación ciudadana tiene consecuencias profundas. Si los ciudadanos no votan, se corre el riesgo de que las decisiones sean tomadas por una mayoría minoritaria, lo cual socava la legitimidad de los gobiernos y las políticas públicas. Un alto abstencionismo también puede distorsionar los resultados y afectar la representatividad de los elegidos.
El INE debe ser un defensor y promotor incansable de la participación ciudadana. Es hora de que se exija al INE cumplir con su deber fundamental: promover el voto, reducir el abstencionismo y fortalecer la democracia. El INE debe asegurarse de que todos los mexicanos se sientan seguros y tengan la oportunidad de ejercer su derecho.
Con información de Proceso