El desafío

Álvaro Aragón Ayala

La elección del Rector para el periodo 2025-2029 es presente y destino. Es el ejercicio que definirá si la comunidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa decide si continúa fortaleciendo la construcción de la Universidad Ciencia o determina regresar al pasado anárquico que privilegiaba la anti academia, la grilla, el desorden y el insulto.

Desde el exterior, los opositores a la Universidad del Conocimiento promueven el descarrilamiento del proceso electivo externando voces cargadas de mentiras, amarguras, odios y fracasos. Todavía no se concretizan los registros de aspirantes/candidatos y ya en una fan page de Facebook se pueden encontrar flyers, emoticones, diseños y entrevistas, desafiando las normas que rigen la elección de Rector.

La provocación es contra la Comisión de Elecciones y Consultas. El reto no es fácil pues la Universidad Autónoma de Sinaloa transmutó de la democracia indirecta o representativa a la democracia directa en la elección de sus autoridades y ya hay quienes, con la botarga de iluminados, presionan para que el esquema electivo se ajuste a las reglas del pasado.

SÍ, que se aplique la democracia directa, pero sin normativas y sin límites, ajustándose a aquel sistema que trajo consigo una larga cadena de calamidades a la universidad: corrupción, crisis financiera, demagogia, politiquería, deserción de maestros, conflictos estudiantiles, violencia, pandillerismo, derrumbe de los aprendizajes, etc.

El desafío envía la lectura de que se pretende promover y atraer el ataque y la descalificación para tirarse al piso, para llamarse víctimas, y bajo esa figura tratar de crear confusión y buscar captar votos. Se entiende que el plan es accidentar el proceso para convertir la elección en una experiencia promiscua y frustrante en vez de una celebración universitaria de orgullo cívico.

La intentona por “reventar” o contaminar el proceso –no son gratuitos los ataques en los medios y en las redes digitales contra los directivos de la UAS- exigen la aplicación estricta de la Ley Orgánica y sus reglamentos y una planificación estratégica para superar a los agentes externos que gestionan y financian la perturbación del procedimiento electivo.

Si la Comisión de Elecciones y Consultas cumple con la aplicación de la ley y su función histórica, se impedirá que este proceso inédito baje al pantano de términos ambiguos difíciles de navegar y se evitará, también, que caiga en las trampas argumentativas de los opositores a la Universidad del Conocimiento, quienes, insultando la inteligencia de los universitarios, desfilan con el falso ropaje de redentores de la nada.

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