La corrupción en los medios y el narco

Jorge Meléndez Preciado

Para nadie es un secreto la corrupción en los medios. El querido Carlos Martínez Rentería, que fundó y dirigió hasta el último aliento la revista Generación, me pidió que lo asesorara en su tesis acerca de dicho asunto.

Le dije que sí, pero había que buscar la que ocurriá en los círculos más altos, ya que la de reporteros es mínima y en muchas ocasiones por la mala paga y la falta de servicios de salud para los informadores, necesitan ayuda de políticos con el fin de atender en el IMSS el parto de sus mujeres, entre otras múltiples cuestiones.

Jorge Carpizo quiso emprender una campaña contra el pago de favores de políticos y delincuentes a los medios. Estuvieron por detener a un periodista que fue director de un semanario muy conocido (JB) en una mansión de las Lomas de un narco. Y sólo metieron a prisión a Mario Munguía Delgadillo, que firmaba su columna policiaca como Matarili en Ovaciones, con el que conviví cerca de su escritorio unos meses, y vi que recibía llamadas diarias de comandantes de la Policía Judicial para sus escritos.

Después apresaron a Juan Francisco Ealy Ortiz, director de El Universal, en la época de Ernesto Zedillo, por defraudación fiscal. Estuvo unos días en prisión y lo liberaron sin proporcionar mayores informaciones.

Sabemos que los directores, sus cercanos y algunos articulistas perciben cantidades exorbitantes y los periodistas de base no tienen ni siquiera las prestaciones de la ley; la mayoría cobra por honorarios y es despedido cuando se le antoja al jefe.

Ahora en el juicio a Genaro García Luna, el que fuera tesorero de Humberto Moreira (detenido en España y a quienes unos narcos asesinaron a su hijo), Héctor Villareal (HV), dijo que aparte de pagar una supuesta campaña turística a El Universal por más de once millones de pesos, el que fuera gobernador de Coahuila, compadre de Juan Francisco Ealy, HV pudo saber que el dueño del cotidiano recibía 25 millones de pesos mensuales de parte de Genaro García Luna.

De inmediato el impreso lo ha negado. Pero el genial caricaturista Hernández ha motejado al periódico como Luniversal, haciendo explícita la relación con el personaje que recibía premios en Estados Unidos y tenía impunidad para lo que fuera en México.

Si bien Enrique Serna hizo un gran libro acerca de Carlos Denegri: El vendedor de silencio, faltan más investigaciones acerca de las fortunas inconcebibles de muchos periodistas.

Pero también a los dueños de los medios y sus tropelías. 

En Reforma, la hija del dueño estuvo en la secta Nexium, junto con un vástago de Salinas de Gortari, y poco se investigó.

Televisa, que difundió una serie acerca de la “gran policía que teníamos”, con García Luna, hemos visto a Emilio Azcárraga hacer desfiguros con altos grado de alcohol al ganar su equipo el América el farsante torneo de futbol mexicano.

Y hemos sabido que aparte de quedarse con el Canal 40, Ricardo Salinas Pliego es de los cinco millonarios más importantes en México por no pagar impuestos (Raquel Buenrostro, en ejecución).

Para el gran investigador: Francisco Cruz, de quien volvemos a recomendar su libro: García Luna. El Señor de la Muerte (Planeta), el juicio al mencionado sujeto que manejó la policía a su arbitrio y tiene negocios por doquier, GGL, traerá más revelaciones en muchos terrenos, incluido el periodístico (Astillero, 6 de enero).

La tan atacada corrupción mexicana no está solamente en la clase política y empresarial, sino en los medios, como bien recuerda con nombres y cantidades: Álvaro Delgado (Sin Embargo, 7 de enero).

Las fiestas en el edificio El Universal, muy frecuentes hace unos años, eran ostentosas. Hoy es un sitio deshabitado porque el tiraje de su impreso es mínimo. Ello es una muestra que los negocios con gobiernos y privados ha mellado al periódico, el cual es un crítico persistente contra el gobierno de AMLO.

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