Joe Biden soltó a “Dark Brandon”
Antonio Salgado Borge*
La oratoria siempre ha sido uno de los flancos más débiles de Joe Biden. Esta deficiencia tan sólo se ha pronunciado con el impacto natural de los años; no es casualidad que el presidente estadunidense haya evadido, en la medida de lo posible, entrevistas o ruedas de prensa durante su mandato.
Pero los retos que enfrentamos no siempre se ajustan a nuestras condiciones o habilidades. Y las circunstancias dispusieron que Biden, a sus 81 años, se topara con la necesidad de dar el discurso más trascendente de su carrera política durante el “mensaje del estado de la Unión” la semana pasada.
Pocas personas capturaron tan bien esta coyuntura como Michelle Cottle. En una columna para The New York Times, esta periodista planteó que este informe de gobierno era el momento ideal para que Biden “soltara a Dark Brandon”.
El término “Dark Brandon” se refiere a una serie de memes que suelen representar a Joe Biden en tonos oscuros y con ojos de rayo láser.
Estos memes fueron originalmente utilizados por la ultraderecha para aludir a un supuestamente todopoderoso y malévolo Biden. Sin embargo, la izquierda se los ha apropiado recientemente para representar la capacidad de este presidente de planear y ejecutar jugadas políticas magistrales. Los demócratas, incluyendo al propio Biden, han hecho uso del meme en redes sociales y en sus mítines de campaña.
Cuando Michelle Cottle habla de la necesidad de “soltar a Dark Brandon” se refiere, entonces, a la obligación que Joe Biden enfrentaba de presentarse como un líder enérgico, en control de sí mismo y de su gobierno y con las habilidades políticas que requiere un presidente de Estados Unidos.
Esta necesidad obedece a dos razones principales.
La primera es Donald Trump. Electoralmente, el problema es que ese expresidente encabeza todas las encuestas confiables. Aunque agregados como el de The Economist o 270toWin indican que la diferencia a nivel nacional es de un punto porcentual, el candidato republicano tiene importantes ventajas en los estados clave que decidirán la elección de este año.
Pero es importante notar que lo que está en juego en las elecciones de este año es mucho más que un simple cambio de gobierno. Donald Trump y sus aliados han hecho explícitas sus intenciones de eliminar los contrapesos que les evitaron perpetuarse en el poder en 2018, han glorificado al movimiento que asaltó al Capitolio y quieren emular los regímenes autoritarios ultraderechistas de Vladimir Putin o Viktor Orban.
No es trivial que Trump haya arrancado su campaña con un acto, en el sitio donde el FBI enfrentó y decomisó armas a un culto de ultraderecha, presentando una versión del himno nacional estadunidense cantada por los asaltantes al Capitolio desde la cárcel.
La segunda razón por la que el “mensaje del estado de la Unión” era trascendental para Joe Biden tiene que ver con el hecho de que, para buena parte del electorado, el actual presidente de Estados Unidos es un hombre cognitiva o físicamente débil y, en consecuencia, incapaz de liderar a su país en momentos importantes.
Donald Trump ha tomado esta percepción como su principal eje de campaña, describiendo a Biden como un anciano senil, sin vigor, con problemas de memoria o incapaz de articular coherentemente.
En el “mensaje del estado de la Unión” los republicanos veían entonces una mina de oro de la cual extraerían material para reforzar y ampliar esta imagen. Tan este es el caso que, en la víspera del evento, circularon un anuncio de TV –titulado, apropiadamente, “Yugular”– ridiculizando a Biden como un decrépito anciano al borde de la tumba.
Pero el principal problema para Biden en este sentido no es el movimiento trumpista que domina al partido Republicano. En realidad, a quien el presidente estadunidense necesita convencer de que puede liderar a su país exitosamente es a la base demócrata y a los votantes independientes. Y ese camino es más cuesta arriba de lo que podría pensarse. Una encuesta reciente publicada por el NY Times muestra que 60% de quienes votaron por Biden en 2020 piensa que es demasiado viejo y 25% de ese segmento piensa que esto le incapacita como gobernante.
Los demócratas consideraron al “mensaje del estado de la Unión” como una prueba de fuego para Joe Biden. La mayoría pesimista suspiraba con un discurso suficientemente articulado para evitar que su candidato fuera ridiculizado. Por su parte, los escépticos lo tomaron como una oportunidad para medir las capacidades cognitivas de Biden. Sólo un puñado de optimistas, como Michelle Cottle, creían que el presidente estaba en condiciones de mostrar al mundo que sigue siendo el líder capaz y confiable.
Con las circunstancias descritas arriba –la real amenaza que Donald Trump representa y la supuesta senilidad de Joe Biden–, es fácil ver por qué el “mensaje del estado de la Unión” sería el discurso más importante de la larga carrera de un presidente de oratoria históricamente débil y de edad avanzada.
Para sorpresa de propios y extraños, Joe Biden atajó ambas circunstancias con su excepcional desempeño.
La amenaza de Donald Trump fue tomada con toda la seriedad que merece. A diferencia de lo que se ha visto durante los últimos cuatro años, el presidente estadunidense estableció un contraste directo entre sus ideas y políticas y los de “su antecesor” en tres aspectos principales: democracia, migración, y derechos reproductivos.
Así, Biden planteó que Donald Trump no pondrá un alto a la amenaza que Putin representa para el liberalismo. Concretamente, dijo que “la historia está observando” y que no es posible borrar la verdad, como Trump pretende (“aquí va una verdad simple: no puedes amar a tu país sólo cuando ganas”). También defendió enérgicamente el plan migratorio que ha planteado para resolver la crisis en la frontera con México. Y afirmó que garantizará en la ley el acceso a las mujeres al aborto, un derecho que la Suprema Corte, con el apoyo de Trump, maceró recientemente.
Pero quizás lo que más llamó la atención es la forma en que Biden enfrentó las dudas sobre su edad avanzada. El presidente de Estados Unidos se mostró ágil con la palabra y energético con en su desempeño, respondiendo con humor e ingenio, a algunos gritos de legisladores republicanos.
Por ejemplo, cuando abuchearon el proyecto migratorio partisano que defiende les respondió: “¿Ah, no les gusta esa ley? ¿La que conservadores armaron y dijeron era una buena ley? Caramba, eso sí que es sorprendente… Miren los hechos; yo sé, yo sé que sí saben leer.”
Confrontados con este desempeño, los trumpistas no tuvieron más que cambiar el casete de “Joe Biden senil” por el de “Joe Biden es un viejo gritón y molesto”. Desde luego, esto no es algo que importe mucho a los demócratas, no son tan ingenuos como para esperar que haya algo capaz de convencer a un votante de Trump de votar por Biden.
La duda es si el fondo y la forma del speech de Joe Biden serán suficientes para despejar las dudas dentro de la coalición demócrata y en el sector independiente del electorado. Aunque este grupo piensa, a mi juicio con razón, que Biden no es la persona ideal para enfrentar a Donald Trump, también es cierto que a estas alturas no habrá cambio de candidato.
Lo cierto es que el jueves pasado un hombre de oratoria históricamente débil y edad avanzada terminó, contra todo pronóstico, dando el discurso que su partido tanto necesitaba. O, por ponerlo en términos de Michelle Cottle, durante su “mensaje del estado de la Unión” Joe Biden quiso y pudo “soltar a Dark Brandon”.
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*Profesor Asociado de Filosofía en la Universidad de Nottingham.
Con información de Proceso