Primer round, primero
Gabriel Reyes Orona
Faltan semanas, quizá hasta un par de meses, para poder valorar el resultado de la primera visita del titular de las finanzas públicas por el viejo mundo, y digo primera, porque es claro que en el primer intento no acabó de convencer. A los expertos financieros no les gustó la explicación que dio, particularmente en Inglaterra. Tras reuniones que dejaron un sabor de incertidumbre, han venido tronantes e inconvenientes declaraciones por parte de los políticos pertenecientes en Morena, que aún viven el frenesí electoral, y será hasta la cruda que entiendan que lo que dicen llega más allá de las fronteras, lamentarán entonces que no podrán desdecir lo dicho.
No han caído en cuenta de que todo el mundo afronta un estado de sobreendeudamiento, que pasará una amarga factura en varios países. La diferencia será que algunos sabrán sortear el temporal, mientras que otros se centrarán en repartir culpas. Pero el brusco ajuste está en ciernes. Es cierto que en México hay personas que aún creen que todo lo que pasa es culpa del pasado, y que las decisiones adoptadas en esta gestión son dignas de aplauso. Los legisladores siguen pensando que sus enjuagues parlamentarios superan todo cuestionamiento, y que el pueblo bueno entenderá cualquier cosa que pase como algo bueno, veremos. La lección que recibirán antes de que acabe el año, les enseñará que vivimos desde diciembre una crisis de deuda, y que tal escenario tarda en sentirse en el bolsillo, pero tarde o temprano, lo hará.
Hoy, parten del falaz supuesto que su mayoría les permite derogar hasta la ley de la gravedad, y sin duda, podrían arrollar, de llevarse el tema al pleno, pero la gravedad, ahí seguirá. Hacía ya siglos que en el país no se vivía un ambiente de frenesí, como el que ahora atravesamos. Cualquier candidato ganador hoy se engalla, y sale, junto con un gran número de youtuberos, a enmendarle la plana al más pintado conocedor de los mercados financieros.
Sin embargo, el discurso dubitativo, poco claro, y nada potente, del titular de la SHCP, no bastará, tendrá que repetir el roadshow y hasta pedirle a la presidenta electa que le dote de un verdadero comité de respaldo que le acompañe en la segunda vuelta, sí, uno que tenga en su haber experiencia favorable en lo que hace, y no, herederos de carteras o emporios construidos por otros. Su gabinete no convence.
Claro, en las filas del oficialismo podrá pensar que la solución es la misma que la que han venido aplicando a lo largo de seis años, esto es, tapar la boca a todos con tasas de interés que ningún otro país de la región pague.
Podrán decir que ellos tienen otros datos, y que su evaluación de la visita del otro lado del Atlántico es otro, que ésta fue todo un éxito. Lo real es que seguirán agotándose las colocaciones que ofrecen tasas que el país, responsablemente, no debería estar pagando. Los rendimientos nos siguen sacando de competitividad, y gravitan pesadamente sobre los balances. Los logros salariales seguirán siendo cacareados, hasta que éstos terminen por agotar la fuente de donde brotan, haciendo realidad una escalada inflacionaria que, demasiado pronto, se dijo que no llegaría.
En el mercado cambiario está ocurriendo lo que aquí anticipamos, dan respiro al tipo, para después volverlo a presionar, comprando barato de las fuentes oficiales, que salen caninamente a defenderlo, para después, presionar la paridad, una buen llevándose una buena tajada. Es elemental para los expertos en banca central, pero no para quienes hoy tienen encargada la política cambiaria. Pueden estar tranquilos, las instancias encargadas de dar seguimiento al tema ya no operan, ni funcionan, el pueblo otorgó un cheque en blanco, y no habrá quien suene la alarma, ni tampoco quien haga un reproche. Faltaba más.
Viene el mes de agosto, en el que se hará el más dramático precierre financiero del que se tenga memoria. Todo parece indicar que la 4T será el más costoso ejercicio de propaganda que los mexicanos hayan sufragado, pero, parece no importarle a nadie.
Los dos grandes boquetes que tiene la nave, Pemex y CFE, no sólo llegan al nuevo sexenio en una condición de inviabilidad insuperable, éstas, lejos de ser redimensionadas, solicitarán recursos como si sobraran. Para eso servirá la supermayoría, para hacer palidecer la bíblica repartición de los panes. Emitirán más pesos que el banco central, y los agregados monetarios tendrán que hacer espacio a las cantidades que se destinarán a la más grande epopeya de infraestructura de la que el país tenga memoria. Sólo faltó el anunciar que en estos seis años se pondrá al primer mexicano en la luna.
Hoy, no es posible determinar cuándo será que se empiece a culpar al pasado de lo que inevitablemente sucederá, sí, a ese muy reciente pasado de quien se recibió la estafeta.
Mientras que en el vecino país del norte la política ha venido a complicar la efectividad de las medidas adoptadas por la Fed y el Tesoro, aquí, el futuro del país se ha resuelto anulando el peso de dos poderes de la Unión. Todas las votaciones ya están decididas, no importan el quorum, las reservas, las objeciones, ni el testimonial debate en las Cámaras, las iniciativas serán aprobadas indefectiblemente, dejando en la responsabilidad del poder de poderes toda la responsabilidad.
Carece de todo sentido que el Congreso sesione, y que operen sus comisiones y comités, hoy todos sabemos el resultado de cualquier iniciativa, propuesta o punto de acuerdo, están ya aprobados, por lo que la habilidad, capacidad o sagacidad de los tribunos sale sobrando, siendo un bien suntuario que pagaremos infructuosamente. La tribuna será solo el sanedrín de la reprobación del neoliberalismo, el cadalso de todo disenso, y la oportunidad de que se luzcan uno que otro politiquillo que aspire a ser llamado a la administración central.
El poder judicial será sólo refrendador que ratifique la acción de la autoridad, ya que enmendarle la plana se considera invasión de potestades. Las leyes, sin guardián que las proteja, son letra muerta que a nadie importará.
No se trata de pesimismo, ni mucho menos de una lamentación, se trata de la agenda que tiene que obligadamente tendrá que desahogar el equipo hacendario en las visitas que hagan a los países en los que se coloca deuda. Si no tienen una explicación satisfactoria al diagnóstico que antecede, ya ni pierdan su tiempo, no recuperarán ni los viáticos. El tiempo dirá si el residente de palacio tiene razón, en cuanto a que las urnas matan mercados.
El mayor pecado de la SCJN fue la arrogancia de quienes fijan su camino, y ese mal, ahora ataca a quienes quieren reformarla.
A quienes pedían la mayoría calificada, y a aquellos que aún la festinan, hay que recordarles que hay que tener cuidado con lo que se pide, porque en una de esas se consigue.
Con información de Expansión Política