La lista se hace más corta
Aunque legalmente no tiene (al menos de momento) ningún impedimento para continuar aspirando al cargo, lo cierto es que a la ministra Yasmín Esquivel Mossa ya está, en la práctica, descartada como opción para ocupar la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y es que la revelación de un supuesto plagio de su tesis de licenciatura y, peor, la deficiente respuesta sin desmentir el fondo de la investigación periodística, serían elementos muy en su contra para que sus compañeros ministros se inclinen a apoyar su proyecto, independientemente de las consecuencias legales que aún puedan generarse por esta controversia. La lista se hace más corta, pues solo quedarían en pie Alfredo Gutiérrez, Javier Laynez, Alberto Pérez y Norma Lucía Piña. Eso sí, si realmente se cumple el presagio del anterior presidente, Arturo Zaldívar, de que podría ser el momento de que la Corte sea presidida por una ministra, ya solo habría una opción. Veremos.
El firmamento guinda
Pocos están entendiendo las reglas del presidente Andrés Manuel López Obrador. Va a ser muy diferente a la realidad que otros expresidentes nos han regalado con respecto a la tradición del silencio que tenían los priistas y que luego rompieron los panistas, sobre todo Vicente Fox.
Los expresidentes callados favorecen mucho a los mandatarios en el poder, porque una palabra mal puesta puede entenderse como golpeteo político y las olas que se hagan pueden
resultar inconvenientes.
López Obrador, se sospecha, será un expresidente con mucha fuerza y cualquier comentario en la sombra de un chabacano en Palenque puede resultar en un azote para todo el país. Por ello, es importante aceptar que la popularidad de cualquier “corcholata” no podría ser comparada a la del presidente que sale, por lo menos al inicio del siguiente sexenio.
Por ello, lo mejor está en jugar su propio juego. Al respecto, AMLO está impulsando la pelea entre sus “corcholatas” porque no quiere que sea una sola la que se despegue. Si uno solo brilla en el cielo hay espacio para que la oposición saque a brillar una estrellita. El firmamento completo por ahora es guinda. Ese es el juego que no todos juegan.