Pervirtieron al PRI; lo dejaron en ruinas y ahora dicen que se van “porque perdió el rumbo”

Felipe Guerrero

No hay peor traidor que aquel que representa formalmente los intereses de una organización pero que en realidad está al servicio de otra.

La mayoría de los que se han ido formalmente del PRI, sobre todo algunos de sus diputados locales, exdirigentes y eternos beneficiarios , desde mucho antes de su renuncia, ya estaban al servicio de MORENA y del gobernador Rubén Rocha Moya.

Buena parte de los renunciantes, en el proceso electoral pasado, fueron secuestrados y agredidos por poderes fácticos a quienes se atribuyó estar al servicio de los que ahora ejercen el poder, y no solo no denunciaron jurídica y políticamente a sus adversarios, sino que ahora se siguen sometiendo ¡Terrible!
Diputados y funcionarios que renunciaron al PRI en Sinaloa siempre estuvieron entre sus más beneficiados, pero ahora argumentan su salida diciendo que ese partido “perdió el rumbo y su esencia ideológica”.

Efectivamente perdió el rumbo porque ellos, militando, dirigiendo, representando al PRI y beneficiándose de él, no fueron capaz de responder a las exigencias sociales y nunca estuvieron a la altura de su responsabilidad histórica, de manera que son, entre otros, los principales responsables de la debacle de ese partido.

Hoy los renunciantes al PRI, muy conocidos por la sociedad sinaloense, se rasgan las vestiduras, se ofrecen como impolutos, como demócratas y puros, justificando su huida al bando que los humilló. ¿Mezquindad? ¿Miseria espiritual? ¿Síndrome de Estocolmo?

No, no renuncian para irse a la lucha independiente, a la trinchera del sacrificio, a defender los principios, la convicción moral e ideológica, renuncian para seguir en el poder y convertirse en piezas cercanas de quienes ahora lo ejercen. Algunos de ellos, incluso, quieren ser candidatos de MORENA. Hoy, el propio gobernador Rocha Moya los alentó a ser parte de ese proyecto.

Formalmente se van , pues desde hace tiempo se sabe que sus compromisos no eran con el partido que los postuló, sino con quienes mandan y deciden en MORENA. Y aquí no se trata de defender al PRI, partido efectivamente que se alejó de los anhelos de la gente, sino de cuestionar a quienes han sido responsables de su debacle y que, ahora, cínicamente le quieren seguir viendo la cara a los ciudadanos y a los militantes que aún permanecen en ese partido.

Para la nueva dirigencia estatal del PRI, encabezada por Paola Gárate y Bernardino Antelo, con la autopurga su partido sale ganando, porque de ese modo se van los que en los últimos años utilizaban al PRI para apoyar a MORENA, de modo, dicen, que no solo no hacen falta, sino facilitarán la reorganización interna. Ya veremos.

Por otro lado, también hay mucha inquietud y molestia entre la militancia morenista, al ver que a los que consideraba sus adversarios históricos ahora llegan a la mesa servida, ocupando posiciones relevantes, mientras ellos se siguen jodiendo de talacheros. También se sienten traicionados.

Queda claro: Al poder y al dinero no los une la patria, la ideología, los principios y los fundamentos morales: Los unen sus muy exclusivos intereses. La historia no miente. Es cosa de seguir el hilo del pasado, para entender porque ahora esos actores se reencuentran.

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