El rompimiento

Leopoldo Mendívil

Como previmos ayer, la sorpresa del día corrió a cargo de Marcelo Ebrard Casaubón (MEC). La verdad, la verdad, de tiempo atrás se veía venir la inconformidad del ex canciller, lo que no sabíamos hasta dónde llegaría.

Ayer, al filo del medio día, el doctor Ebrard anunció su inconformidad con la forma en que se llevó a cabo la encuesta madre, misma que corrió a cargo del propio partido.

Habló Ebrard de 10 causales para desconocer los resultados, poniendo énfasis en que 14.6 por ciento de los paquetes con votos presentaban anomalías. Para colmo, el servicio de seguridad impidió a la representante de MEC, la senadora Malú Micher, el acceso al área de conteo dentro del World Trade Center y lo hizo con lujo de violencia.

A continuación hizo saber que no se presentaría al anuncio oficial de los resultados a celebrarse en la tarde de ayer, mientras sus seguidores coreaban a todo pulmón “¡Fraude! ¡Fraude!” y “¡Fuera Delgado!” En otro momento, el aspirante Gerardo Fernández Noroña también censuró el desempeño del equipo encuestador morenista por sus torpezas a lo largo de todo el levantamiento.

Lo cierto es que ante la desconfianza de unos y otros, el procedimiento tuvo una gran cantidad de candados, aceptados y firmados por todos, pero que no siempre fueron seguidos y al final salieron contraproducentes en términos logísticos.

La tensión política crecía por momentos, siendo que el presidente había declarado que la contienda interna iba sobre ruedas; le falló usted, don Mario. Como medida de contención -bastante mala por obvia- sus legisladores y alcaldes morenistas emitieron un desplegado en apoyo a la cúpula partidista y al procedimiento de selección. Por su parte, el líder de los diputados federales guindas, Ignacio Mier, hizo un llamado a la unidad y a esperar con paciencia. Y vaya que hacía falta, porque el anuncio ya había sido pospuesto y, al final, se programó a las 17:00 horas, pero ocurrió hasta las 19:12.

En el discurso que usted emitió en la ceremonia de unción, tuvo el mal gusto de criticar el proceso del Frente Amplio por México, acusándolo de ser una simulación. Ya ni la burla perdona, don Mario, porque nadie puede negar que el presidente se pasó cinco años protegiendo y promoviendo a Claudia Sheinbaum. Además, la ex jefa de Gobierno de la CDMX inició sus conferencias por todo el país hace casi un año, mientras Ebrard andaba cumpliendo sus funciones en constantes viajes fuera del país. ¡Y la cantidad de bardas con el #EsClaudia! Piso parejo jamás lo hubo. Simulación, siempre.

Sabemos que el procedimiento de las encuestas no es impugnable, por lo cual no puede repetirse el levantamiento como Ebrard exige, pese a que hay dudas sobre la secrecía en el manejo de la muestra. Las otras cuatro encuestas espejo dieron una victoria clara a Claudia Sheibaum, pero la postulación quedó raspada.

¿Por qué Claudia? Por lo que todos sabemos: es la única que se ha plegado a los deseos de López Obrador, hasta en su mímica; es la única que garantiza la absoluta continuidad del proyecto lopezobradorista. No fue un dedazo a la antigüita, pero sí lo fue a la morenista y, de ganar Sheinbaum, será uno que se extienda por los próximos seis años, indicando por dónde sí y por dónde no pueden ir los destinos del país.

Al final, Marcelo Ebrard fue contundente: no aceptará el premio de consolación previsto para el segundo lugar, el liderazgo de la bancada en el Senado; será hasta el lunes cuando fije su postura. Su disyuntiva es clara: tiene que “escoger entre seguir en MORENA o defender sus principios.”

Así las cosas, don Mario, tendríamos dos escenarios para el lunes.

ESCENARIO 1. Ebrard sería presionado mediante expedientes para no postularse por ningún partido, pero abandonaría MORENA. A lo largo de la campaña, él o sus seguidores soltarían información delicada y críticas al partido, sus principales líderes y/o Claudia Sheinbaum. La ruptura al interior de MORENA facilitaría el ascenso de Xóchitl Gálvez, cerrando la competencia.

ESCENARIO 2: Ebrard tendría cómo defenderse de las presiones, pues contaría con información igualmente importante como para dañar a la cúpula morenista, la candidata y hasta de la trayectoria de AMLO previa a su ascenso a la Presidencia. Así las cosas, Ebrard sería postulado por Movimiento Ciudadano y, en absoluta libertad, haría una campaña abiertamente distintiva. La presencia de MEC en la contienda significaría malas noticias para las otras dos candidatas. A Gálvez le quitaría una buena parte de los votos de los desencantados de MORENA y de los anti partidos viejos; a Sheinbaum la obligaría a la radicalización.

¿A usted cuál escenario le acomoda, don Mario?

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