Promiscuidad morenista

Javier Rosiles Salas

¿Existe ya una desvinculación de Morena con las bases sociales que le permitieron un contundente triunfo en la elección presidencial de 2018? ¿Está la militancia de a pie tranquila, a gusto, con quienes serán postulados como sus candidatos y candidatas, más allá de Claudia Sheinbaum? ¿Qué opinan las bases de los múltiples fichajes priistas?

Muchos morenistas lucen inconformes. Y es que incluso en los procesos que se ofrecen como abiertos a “toda la militancia”, como es el caso de la insaculación para determinar las candidaturas al Senado y la Cámara de Diputados, los favorecidos son personajes reconocidos, familiares y consentidos en el entorno de la llamada Cuarta Transformación.

José Ramiro López Obrador es hermano del presidente Andrés Manuel; Américo Villarreal Santiago es hijo del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal; Marina Vitela fue candidata por Morena a la gubernatura de Durango, como también lo fue César Raúl Ojeda Zubieta a la de Tabasco. Entre peceras transparentes y bolas blancas, ningún militante de a pie, ¡vaya suerte!, resultó favorecido en la tómbola.

Aún peor, ni siquiera los beneficiados en la tómbola aparecieron en la lista final. Se trata de un mecanismo de relleno, no determinante para la asignación de candidaturas. Es la cúpula partidista la que acapara las posiciones plurinominales, pues en este principio de elección no se trata solamente de aparecer, sino de figurar primero.

Encabezan la lista al Senado de la República por representación proporcional Adán Augusto López Hernández, Citlalli Hernández Mora, Alejandro Esquer Verdugo, Susana Harp Iturribarría, Gerardo Fernández Noroña, Marcelo Ebrard Casaubón y Martha Lucía Micher Camarena. Acceso reservado… y negociado.

Por otro lado, ha sido tal el número de adhesiones de ex priistas que el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, ha tenido que salir a explicar que el movimiento obradorista y su partido no están en peligro por tales ingresos: “la incorporación de personas que hayan participado en otras fuerzas políticas no nos pone en riesgo. No porque se venga alguien a sumar porque estuvo en el PRI, Morena se va a volver priista, no. Morena tiene principios, tiene valores, tenemos un proyecto muy claro y no nos vamos a desviar”, argumenta.

La lista ya es larga: Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México; Alejandro Murat, ex gobernador de Oaxaca; Adrián Rubalcava Suárez, alcalde de Cuajimalpa. Además de otros perfiles, mucho más locales, cuya inclusión causa hasta protestas airadas frente a la propia candidata presidencial: así ocurrió con los ex dirigentes estatales del PRI en Sinaloa Jesús Valdés Palazuelos y Cinthia Valenzuela Langarica.

También pasó en el sur, en Oaxaca, con la incorporación de Eviel Pérez Magaña, cercano a José Antonio Meade, y de Mariana Benítez, colaboradora de Jesús Murillo Karam. En Morena se genera un batiburrillo que, a querer o no, pone en riesgo los valores y el proyecto que impulsa el presidente de la República. El rendimiento electoral antes que los principios.

Pero hay todavía más de ese amasijo que es hoy Morena. El partido fundado por López Obrador se ha convertido en el mayor imán de partidos políticos locales que buscan mantener su registro en las elecciones de 2024. Morena es el principal generador de megacoaliciones electorales en el país.

AMLO ha acusado a la alianza del PAN con el PRI de “promiscuidad política”. En el marco de la elección en Coahuila llegó a decir, apenas en abril de 2023: “¿que no cada partido tiene principios?, ¿que no cada partido tiene su programa de acción?”. El argumento aplica para los opositores, no para los acuerdos del partido oficial.

Hoy Morena se encuentra aliado con PT y el Partido Verde, algo que se ha normalizado durante la etapa de la llamada Cuarta Transformación. Pero ocurren mezclas extrañas en Jalisco, donde suma a Hagamos y Futuro; en Veracruz, donde va con Fuerza por México, y en Puebla, coligado con Nueva Alianza y Fuerza por México.

Las mayores megacoaliciones, sin embargo, se dan en Morelos, donde la coalición Sigamos Haciendo Historia se integra por seis partidos –además de Morena, PT y PVEM, los partidos locales Nueva Alianza, Encuentro Solidario y Movimiento Alternativa Social– y en Chiapas, en donde la sociedad se compone de siete, por la adhesión de cuatro partidos locales: Chiapas Unido, Podemos Mover a Chiapas, Encuentro Solidario y Redes Sociales Progresistas. Fárragos.

A algunos militantes les incomoda que Jorge Emilio González Martínez, conocido como “el niño verde”, esté sentado plácidamente en las oficinas de Morena en la Ciudad de México negociando los últimos detalles de la lista de candidatos y candidatas a la Cámara de Diputados. Promiscuidad que genera confusión, pero también tensión. Morena es un partido friccionado con cuantiosas amenazas de fractura en lo local.

Con información de Expansión

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