Lista de obispos encubridores de abuso sexual a menores
Bernardo Barranco V.
Mientras las revelaciones del Boston Globe sobre la pederastia clerical impactaban la opinión pública estadunidense. En México, en el contexto de la 73 asamblea de obispos, abril de 2002, Don Sergio Obeso, entonces arzobispo de Jalapa, declaraba en conferencia de prensa que en los casos de abuso sexual “la ropa sucia se lava en casa”. Y que no pasaría en México lo que en ese momento acontecía de manera huracana en Estados Unidos. ¿La Iglesia estaba por encima de las leyes? ¿Los abusos eran atendido solo ante las reglas eclesiásticas?
En poco más de 20 años, las cosas han cambiado radicalmente. Los casos y denuncias de abuso sexual se incrementaron y por fortuna en algunos casos hay sanciones. El papa Francisco lamenta los abusos de la siguiente manera: “Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños”.
Sin embargo, en México prevalece la impunidad y complicidad de las autoridades religiosas y civiles para ejecutar y acatar la ley. Por ello, las organizaciones Bishop Accountability y Spes Viva instaron a las autoridades civiles y al papa Francisco a investigar el encubrimiento de numerosos obispos mexicanos y entregar a los depredadores sagrados a la justicia y expulsar aquellos jerarcas católicos cómplices.
En México los obispos, arzobispos y superiores de congregaciones religiosas que encubren a sacerdotes pederastas se mantienen en el poder impunemente, por eso las organizaciones Bishop Accountability y Spes Viva instan hacer justicia.
Recordemos que la pederastia clerical es, ante todo, un crimen. Un acto de abuso y profanación del cuerpo de un menor para satisfacer las patologías de clérigos malsanos. También es el abuso del religioso que deforma su investidura simbólica. Es un atropello trágico de un adulto que deja secuelas imborrables en el cuerpo y en el alma de las víctimas infantiles. El depredador sagrado quebranta la confianza que la sociedad deposita en su representación social. La pederastia clerical está penada por las leyes civiles, sancionada por el derecho canónico de la Iglesia y, además, es un grave pecado, pues transgrede el sexto mandamiento.
Lamentable también la misma Iglesia, al encubrir a sus pederastas, quebranta otros mandamientos de las bienaventuranzas, como el noveno, relacionado con mentir y ofrecer falsos testimonios. Al transgredir las leyes, los obispos y estructuras eclesiásticas se convierten en entes criminales. La Iglesia a escala global ha sufrido el desprestigio de decenas de miles de testimonios y acusaciones, en casi todos los países de presencia católica, que han afectado su credibilidad y su misión.
Los obispos y clérigos encubridores, en México, han sido desnudados por las organizaciones Spes Viva y BishopAccountability. Spes Viva fue fundada por la empresaria y activista regiomontana Cristina Sada, es una organización que confronta la pederastia y el abuso sexual infantil, brindando apoyo psicológico y asesoramiento legal.
BishopAccountability es un potente acervo y archivo en internet que aborda los abusos del clero católico. Proporciona base de datos de clérigos acusados, como los casos de cuatro mil 400 obispos, sacerdotes y religiosos en Estados Unidos. Su alcance y archivos, llegan al Vaticano, Argentina, Chile, Irlanda y ahora México.
En conferencia de prensa, el jueves 27 de julio, Anne Barret Doyle, codirectora de Bishop Accountability, presentó el resultado de una larga investigación en la que se menciona los nombres de obispos, arzobispos, cardenales y superiores religiosos que en México han encubierto los abusos sexuales de sacerdotes.
A continuación, ofrecemos los nombres:
Obispo Alonso Gerardo Garza Treviño, de Piedras Negras, quien intentó silenciar a dos víctimas del sacerdote Juan Manuel Riojas Martínez, el notorio “Padre Meño”, acusado de violación. Obispo Jonás Guerrero Corona, de Culiacán, mantuvo al sacerdote pedófilo en serie Carlos López Valdés en el ministerio, pese a tener pruebas de que abusaba de niños y producía pornografía infantil.
Obispo Enrique Díaz Díaz, de Irapuato, en 2020 presionó a una víctima para que no presentara una denuncia penal contra el sacerdote que lo violó; se le acusa de encubrir al menos a otros dos abusadores. Obispo Emérito de Acapulco, caso de Silvia López Pérez y Valadez Fuentes. Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo emérito de San Luis Potosí, caso del padre Eduardo Córdova Bautista. José Luis Chávez Botello, arzobispo emérito de Antequera-Oaxaca, depredador de niños indígenas Silvestre Hernández.
Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato, casos de Herrera Luna, Jorge Raúl Villegas y Gutiérrez Farías. Alonso Gerardo Garza Treviño, obispo de Piedras Negras, caso de Riojas Martínez. Jonás Guerrero Corona, obispo de Culiacán, caso de López Valdés.
Silvia López Pérez, fundadora y exsuperiora general de las Discípulas de Jesús Buen Pastor, caso de Valadez Fuentes. José Martín Rábago, arzobispo Emérito de León, casos de Campos López y Jorge Raúl Villegas. Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez Chiapa, casos de Silvia López Pérez y Valadez Fuentes.
Luis Morales Reyes, arzobispo emérito de San Luis Potosí, caso de Eduardo Córdova Bautista. Cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo emérito de México, casos de Fletes Santana, Aguilar-Rivera y López Valdés. Gerardo de Jesús Rojas López, obispo de Tabasco, caso de Alejo Oramas. Rafael Romo Muñoz, arzobispo emérito de Tijuana, caso de Tenorio, entre otros.
Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, casos de Ávila Avelar y Córdova Esparza. José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, casos de Baca y Valenzuela Olivas. Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora, caso de Córdova Esparza.
Estos depredadores sagrados y sus encubridores contradicen los grandes principios del Evangelio y contravienen los fundamentos morales y éticos que la Iglesia transmite a la sociedad. Asimismo la pederastia clerical desvirtúa la respetabilidad de la Iglesia. En suma, el pederasta es la antítesis del corpus y la identidad del mensaje de Jesús.
Pese a que en la lista hay varios clérigos ya muertos y retirados, el número y los casos son sorpresivamente numerosos. Advirtiendo la diversidad de la Iglesia, surgen varias interrogantes. ¿Por qué la Iglesia defiende con tanta pasión los derechos humanos de los migrantes y permanece muda e indiferente a los derechos de los niños abusados por el clero? ¿Por qué la Iglesia habla la paz y se conmociona de las víctimas de la inseguridad y de la violencia, pero permanece impávida ante las víctimas que ella misma ha propiciado?