Aborto, avance civilizatorio

Juan Manuel Asai

Hace un par de días, mientras los reflectores apuntaban a los jaloneos interminables de las corcholatas y sus apetitos de poder, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tomó una decisión que acepta el calificativo de histórica, ya que marca un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres en el país.

Es un avance civilizatorio hasta hace pocos años inimaginable. La propia Suprema Corte lo explicó así y vale la pena recuperar sus palabras. El sistema jurídico que regula el delito de aborto en el código penal federal es inconstitucional por ser contrario al derecho a decidir de las mujeres. Las disposiciones penales que criminalizan de manera absoluta el derecho a decidir sobre la interrupción del embarazo son contrarias a los derechos a la dignidad humana, a la autonomía reproductiva y libre desarrollo de la personalidad, el derecho a la salud y el derecho de igualdad y no discriminación.

La Primera Sala sostuvo que la criminalización del aborto constituye un acto de violencia y discriminación por razón de género, ya que perpetúa el estereotipo de que las mujeres y las personas gestantes sólo pueden ejercer libremente su sexualidad para procrear y refuerza el rol de género que impone la maternidad como un destino obligatorio.

El Alto Tribunal determinó que la norma que impone la suspensión del ejercicio de la profesión al personal médico, a las comadronas y parteras que practiquen un aborto o proporcionen ayuda para su ejecución también es inconstitucional, ya que genera un efecto discriminatorio que se traduce en una menor disponibilidad de profesionales capacitados y dispuestos a practicarlo

¿Qué hará Claudia con el bastón de mando?

La gira 2023 de las corcholatas tuvo un final anticlimático. De manera burda, tropezando, pero cumplió el guion. La doctora Sheinbaum ganó la encuesta, algo que se veía venir desde el 2018, y Marcelo anda por ahí, pataleando, pensando en dónde invertir su capital político.

El 25 por ciento de los encuestados, que no es poco, se pronunció a su favor.

De manera que el elenco para la elección presidencial del año que entra ya tiene como protagonistas estelares dos mujeres, Claudia y Xóchitl, lo que no quiere decir que la aspiración de una presidenta mujer esté amarrada. Todavía no.

Podrían aparecer un par de señores en la boleta, como el ultraderechista Eduardo Verástegui cuyo lema es a Dios rezando y con el mazo dando. Ya se inscribió falta que pueda juntar las firmas. El otro varón pudiera ser el candidato del Partido Movimiento Ciudadano, tal vez Samuel García, Dante Delgado o el propio Marcelo Ebrard que anda muy encorajinado.

Claro que la favorita era, es y seguirá siendo Claudia Sheinbaum que tiene un acuerdo amarrado con la mayoría de los gobernadores de Morena, que serán un factor decisivo el año que entra. Sheinbaum ganó la encuesta. La pregunta ahora es ¿Qué hará Claudia con el bastón de mando?

Me gusta pensar que poco a poco, de manera paulatina, iremos conociendo a la verdadera Claudia. A la dirigente estudiantil, a la científica, a la funcionaria rigurosa. Poco a poco conoceremos lo que de verdad piensa sobre temas de fondo como la militarización del país, el manejo del sistema de Salud o la educación pública que este sexenio nos han dado puras vergüenzas.

Tiene que registrarse un cambio, porque si Claudia quiere de verdad defender la transformación no puede, de ninguna manera, seguir con su estrategia, por demás bochornosa, de repetir en la tarde lo que López Obrador dice en la mañana. Eso le sirvió para ser candidata, pero no le servirá para gobernar este país.

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