Pemex, riesgo fiscal

La disminución de la deuda no es por una mejoría en sus operaciones. Del 100% de los apoyos que el gobierno le ha dado a Pemex, desde el año 2019, la mayoría se ha destinado al pago de deuda 51% y a la Refinería Olmeca 38 por ciento. De acuerdo con un análisis de Intercam Banco, si se compara a la paraestatal con otras empresas petroleras se observa que continúa debajo del promedio de rentabilidad, principalmente por sus elevados costos de ventas.

En cuanto al nivel de endeudamiento o apalancamiento, este es mucho mayor que sus pares internacionales. Pemex no genera ningún retorno sobre sus activos o el capital inyectado por parte del gobierno, y deja ver claramente que su modelo de negocio es deficiente y poco sostenible. La firma financiera anticipa que en el corto plazo Pemex pudiera experimentar un repunte en sus números este cuarto trimestre, derivado de la coyuntura mundial donde registrarán mayores precios del petróleo.

Sin embargo, el tema de producción seguirá pendiente por resolver, así como su pesada estructura financiera. El aumento de costos de la mano de obra (por sus negociaciones con el STPRM) generará márgenes más estrechos y posiblemente los proveedores se verán más comprometidos. Los ingresos del tercer trimestre del año en curso arrojaron un total de 461 mil 809 millones de pesos.

Quedaron -27% por debajo del tercer trimestre del 2022, con una caída de -21.0% en ventas nacionales y -25.9% en exportaciones. Esto fue consecuencia del doble efecto en la contracción del precio de la mezcla mexicana en -12%, con respecto al mismo periodo del 2022, y los menores volúmenes de ventas internas y de petroquímicos exportados.

Por su parte, el EBITDA –es decir la utilidad antes de restar los intereses por pago de la deuda, el pago de impuestos y el deterioro de la empresa– fue de 84 mil 14 millones, con una caída de -52% con respecto al año anterior. El resultado se explica mayoritariamente por un aumento en costos y gastos de operación y de administración.

La pérdida neta fue de -79 mil 134 millones, cayó -52.1% comparado contra el tercer trimestre de 2022, de -52 mil 3 millones; consecuencia de una pérdida cambiaria por la exposición la deuda denominada en dólares, dado que el peso se depreció durante el trimestre al compararlo contra el inmediato anterior.

En términos de producción de petrolíferos (gasolina, combustóleo, diésel, gas licuado, turbosina y otros) Pemex entregó una contracción de -1.9%, pasando de 802 mil barriles diarios en el tercer trimestre del 2022, a 787 millones de barriles diarios en el tercer trimestre del 2023.

Además, registró una caída secuencial de -4.2 por ciento. Por su parte la producción de crudo y sus condensados aumentaron en +4.9% de manera anual, de 1 mil 764 millones de barriles diarios a 1 mil 850 millones de barriles diarios; cayeron de manera secuencial en -1.7 por ciento. Pemex ha sido el principal riesgo para las finanzas públicas, y consideramos que lo seguirá siendo en los siguientes años, en tanto no se realice una reestructura o bien aumente de manera significativa su producción.

Los analistas de Intercam, Alejandra Marcos y Álvaro Hernández advierten que los accidentes, derrames, fatalidades, multas, negociaciones salariales, la degradación de calificación y el cambio de perspectiva han puesto a Pemex en una delicada situación.

Y subrayan que parece contraproducente la condición del gobierno de no utilizar el dinero que se concedió para gasto operativo y de capital, dado que es una de las condiciones que las calificadoras impusieron para mejorar la calificación o su perspectiva.

Esto a la larga generará que la deuda de Pemex sea más cara, imponiendo mayor presión en su gasto, márgenes e incluso sobre las finanzas públicas. Pemex no está bien. Está muy endeudada, no puede aumentar su producción, continúa registrando pérdidas, la ayuda que recibe del gobierno para pagar sus deudas es peligrosamente creciente y el riesgo que representa puede arrastrar al gobierno en su calidad de aval. Pemex, es un riesgo fiscal latente. Al tiempo.

Marco A. Mares

Petróleos Mexicanos (Pemex) es un riesgo para las finanzas públicas de México. Aunque el gobierno continúa con su esfuerzo para rescatar a la petrolera, su modelo de negocios y estructura de costos es deficiente y no parece viable.

Sin embargo, es poco probable un escenario de impago por parte de Pemex en virtud de que los apoyos gubernamentales continuarán. De acuerdo con la difusión de sus últimos resultados la compañía petrolera registra una menor deuda. Pero la reducción se explica por los apoyos fiscales que le ha inyectado el gobierno federal.

La disminución de la deuda no es por una mejoría en sus operaciones. Del 100% de los apoyos que el gobierno le ha dado a Pemex, desde el año 2019, la mayoría se ha destinado al pago de deuda 51% y a la Refinería Olmeca 38 por ciento. De acuerdo con un análisis de Intercam Banco, si se compara a la paraestatal con otras empresas petroleras se observa que continúa debajo del promedio de rentabilidad, principalmente por sus elevados costos de ventas.

En cuanto al nivel de endeudamiento o apalancamiento, este es mucho mayor que sus pares internacionales. Pemex no genera ningún retorno sobre sus activos o el capital inyectado por parte del gobierno, y deja ver claramente que su modelo de negocio es deficiente y poco sostenible. La firma financiera anticipa que en el corto plazo Pemex pudiera experimentar un repunte en sus números este cuarto trimestre, derivado de la coyuntura mundial donde registrarán mayores precios del petróleo.

Sin embargo, el tema de producción seguirá pendiente por resolver, así como su pesada estructura financiera. El aumento de costos de la mano de obra (por sus negociaciones con el STPRM) generará márgenes más estrechos y posiblemente los proveedores se verán más comprometidos. Los ingresos del tercer trimestre del año en curso arrojaron un total de 461 mil 809 millones de pesos.

Quedaron -27% por debajo del tercer trimestre del 2022, con una caída de -21.0% en ventas nacionales y -25.9% en exportaciones. Esto fue consecuencia del doble efecto en la contracción del precio de la mezcla mexicana en -12%, con respecto al mismo periodo del 2022, y los menores volúmenes de ventas internas y de petroquímicos exportados.

Por su parte, el EBITDA –es decir la utilidad antes de restar los intereses por pago de la deuda, el pago de impuestos y el deterioro de la empresa– fue de 84 mil 14 millones, con una caída de -52% con respecto al año anterior. El resultado se explica mayoritariamente por un aumento en costos y gastos de operación y de administración.

La pérdida neta fue de -79 mil 134 millones, cayó -52.1% comparado contra el tercer trimestre de 2022, de -52 mil 3 millones; consecuencia de una pérdida cambiaria por la exposición la deuda denominada en dólares, dado que el peso se depreció durante el trimestre al compararlo contra el inmediato anterior.

En términos de producción de petrolíferos (gasolina, combustóleo, diésel, gas licuado, turbosina y otros) Pemex entregó una contracción de -1.9%, pasando de 802 mil barriles diarios en el tercer trimestre del 2022, a 787 millones de barriles diarios en el tercer trimestre del 2023.

Además, registró una caída secuencial de -4.2 por ciento. Por su parte la producción de crudo y sus condensados aumentaron en +4.9% de manera anual, de 1 mil 764 millones de barriles diarios a 1 mil 850 millones de barriles diarios; cayeron de manera secuencial en -1.7 por ciento. Pemex ha sido el principal riesgo para las finanzas públicas, y consideramos que lo seguirá siendo en los siguientes años, en tanto no se realice una reestructura o bien aumente de manera significativa su producción.

Los analistas de Intercam, Alejandra Marcos y Álvaro Hernández advierten que los accidentes, derrames, fatalidades, multas, negociaciones salariales, la degradación de calificación y el cambio de perspectiva han puesto a Pemex en una delicada situación.

Y subrayan que parece contraproducente la condición del gobierno de no utilizar el dinero que se concedió para gasto operativo y de capital, dado que es una de las condiciones que las calificadoras impusieron para mejorar la calificación o su perspectiva.

Esto a la larga generará que la deuda de Pemex sea más cara, imponiendo mayor presión en su gasto, márgenes e incluso sobre las finanzas públicas. Pemex no está bien. Está muy endeudada, no puede aumentar su producción, continúa registrando pérdidas, la ayuda que recibe del gobierno para pagar sus deudas es peligrosamente creciente y el riesgo que representa puede arrastrar al gobierno en su calidad de aval. Pemex, es un riesgo fiscal latente. Al tiempo.

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