Cementerio de hospitales: la deuda de AMLO

Jorge Ramos Pérez

El sistema de salud en México es de claroscuros. Muchas veces son mayores las zonas grises o negras. Pero la creación de instituciones como el IMSS o el ISSSTE, por mencionar sólo a las dos más relevantes sin menoscabo de otras, nos ha permitido en décadas dar pasitos de bebé, pero que al final de cuentas nos llevan a hombres y mujeres a una mayor esperanza de vida. 

Hace poco el diario La Jornada reveló que en 2019, previo a la pandemia por covid-19, la esperanza de vida para las mujeres estaba en 77 años y para hombres en 72.5. Mucho se ha documentado el impacto del virus. El autor de esta columna coordinó junto con la periodista Mariluz Roldán el libro “La historia oscura detrás de la pandemia, el baile de cifras de López-Gatell” sobre el desastroso manejo del gobierno. Pero en cuanto al impacto en la esperanza de vida el dato es aterrador: para mujeres pasó de 77 a 72 años, mientras que para los hombres bajó de 72 a 65 años. Según la nota de Lilian Hernández “esto ubicó la mortalidad de la población femenina similar a la observada durante los años 90 y la masculina en la registrada en los años 60 del siglo pasado”.

El 31 de marzo de 2019 La Silla Rota comenzó una serie de reportajes que revelaron cómo desde al menos una década atrás el sector salud comenzó a convertir al país en un auténtico cementerio de hospitales pues, según datos aportados por el entrante gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, 328 hospitales clínicas estaban en calidad de inconclusos y 132 de ellos en olvido total.

El 6 de junio de 2019, Jorge Alcocer Varela, secretario de Salud, presentó en la conferencia mañanera en Palacio Nacional a lado del presidente Andrés Manuel López Obrador un reporte sobre el total de hospitales sin terminar que recibió como herencia de administraciones pasadas. Explicó que tienen un total de 306 obras inconclusas, 180 de ellas estaban suspendidas y “tentativamente no podrán concluirse hasta que se garanticen los requisitos mínimos indispensables”.  Días después, el diputado del Partido Acción Nacional, Éctor Ramírez Barba, presentó un punto de acuerdo para exigir a Alcocer una explicación del por qué decidió cancelar los trabajos en esos 180 hospitales.

Todo indica que este reto no lo pudo superar Alcocer y su jefe el presidente López Obrador. Los datos disponibles, que estará dando a conocer La Silla Rota en una nueva serie de reportajes en las próximas semanas, nos indican que al cierre del sexenio son 254 obras, se ignora qué pasó con las restantes más de 50 que sumaban 328 o 306 reportadas en 2019 por el mismo gobierno.

¿Cuántas de esas 254 terminó? ¿Cuántas de esas 254 siguen siendo parte del cementerio de hospitales?

Y llama la atención el caso porque el gobierno está planeando construir una clínica IMSS Bienestar en el municipio de Atenco, en el Estado de México, este mismo año con una inversión de 967,295,345 (novecientos sesenta y siete millones doscientos noventa y cinco mil trescientos cuarenta y cinco pesos con el IVA incluido).

Está muy bien. Reconoce el gobierno que “respecto a la infraestructura actual y la demanda estimada de servicios médicos, se observa que existe una brecha cada vez más creciente entre ésta y la capacidad de proporcionar los servicios médicos en la Zona de Influencia, de igual forma dicho análisis determinó que existe un déficit importante en el número de camas censables, en consultas de especialidad, en hospitalización y en los servicios auxiliares de diagnóstico y tratamiento”. 

Está muy bien, y quizá también hubiera estado bien que terminaran con el cementerio de hospitales

Con información de La Silla Rota

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