Rocha contra Claudia y el obradorismo….

Álvaro Aragón Ayala

En modo dictador Rubén Rocha Moya destruye el ADN y la estructura del partido Movimiento de Regeneración Nacional con el propósito de consolidar un proyecto personal contrario al de Claudia Sheinbaum, virtual candidata a la presidencia de la República: desplazar a Morena, como partido de opciones para sus militantes. Ya dio los primeros pasos al relegar y criminalizar a los fundadores del partido y a sus afiliados originales, bajo una estrategia encaminada a cadaverizar el obradorismo y el morenismo puro y construir una sola corriente política: el rochismo.

Es verdad. Sinaloa es el primer estado de la República en el que Morena de Andrés Manuel López Obrador, es prostituido y colocado bajo las reglas de la traición de Rubén Rocha Moya, a quien el presidente de la República abrió las puertas del Senado y del Gobierno de Sinaloa. El partido es aplastado y desarticulado por convenir a los intereses del mandatario estatal que necesita de membretes, no de partidos, para fortalecer un proyecto individual contrario al de Morena. En el reparto de candidaturas 2024, Rocha planea comerle el mandado a Morena Nacional y a Claudia.

Rubén Rocha Moya constituyó en el 2021 el Gobierno Rochista, no morenista, al que integró a exuniversitarios del cártel de jubilados que tradicionalmente manipula y usa en contra de las actuales autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa, y contrató a personajes del PRI y del PAN, de tal suerte que ahora la adhesión a Morena de una corriente de ex priistas y ex panistas ligados a Jesús Aguilar Padilla (QEPD) y Quirino Ordaz Coppel revela, de hecho y de plano, la estrategia de desplazamiento y desaparición de la genética morenista rumbo a las elecciones del año próximo.

Rocha Moya no es fundador de Morena; se afilió a este partido después de haber ganado la elección de gobernador con el apoyo del PAS, partido al que intenta minar, en tanto que persigue y criminaliza a su dirigente, Héctor Melesio Cuén Ojeda, que le dio el respaldo en la elección del 2021, ya que lo considera una amenaza a su plan de “esfumar” de la faz de la tierra sinaloense a toda corriente o partido político que no se someta a sus caprichos y planes. Pero, con todo y su poder, el gobernador le ha hecho lo que el viento a Juárez al PAS.

El mandatario estatal es hechura política de varios gobernadores del PRI, pero aparentó bregar en el izquierdismo para conservar la oportunidad de ser nominado candidato por algún partido opositor al tricolor en la coyuntura de las elecciones estatales y federales. En el 2018 logró que Morena lo designara su candidato al Senado de la República y en el 2021, sólo por el apoyo del PAS, abanderó el partido guinda en la pelea electoral por el gobierno de Sinaloa. Del 2021 a la fecha, gobierna en modo dictador con la máscara de Morena.

La trayectoria de Rocha Moya se inscribe en los escenarios priistas: Juan S. Millán Lizárraga, en función de gobernador del PRI-CTM, le pagaba para que asesorara desde “el exterior” a su administración. Jesús Aguilar Padilla lo nombró jefe de asesores de su gobierno. Lo mismo hizo Quirino Ordaz Coppel. Durante el régimen de Enrique Peña Nieto fungió como flamante subdirector de capacitación del ISSSTE.

Al tomar posesión como gobernador, Rubén Rocha Moya demostró su vena dictatorial. Al viejo estilo de los caciques del PRI, concentró el poder y compró la opinión favorable de la mayoría de los medios de comunicación, tomando a la vez todas las decisiones, todas, en el Poder Judicial y Legislativo, e incluso las de Morena, autoproclamándose demócrata y respetuoso de los derechos humanos, mientras desataba una cacería judicial contra funcionarios de la UAS y dirigentes del PAS y soltaba recursos económicos para lograr el control político de personajes del PRI y del PAN.

El sábado, no hay duda, Rubén Rocha Moya le ganó el jalón a Claudia Sheinbaum Pardo, virtual candidata a la presidencia de partido Movimiento de Regeneración Nacional al incorporar a ese partido a un grupo de traidores del PRI y del PAN con los que el gobernador tiene afinidades políticas y a quienes pretende convertir en candidatos o en operadores de las campañas del 2024, previo desmontaje de las jugadas electorales que cocine Morena Nacional y su candidata presidencial. Rocha planea convertirse en el gran elector sepultando al obradorismo y al morenismo puro.

Sin embargo, Rubén Rocha pudiera sufrir el peor de los descalabros electorales ya que no controla la base militante de Morena. En el salón FigloSTASE, los morenistas puros, de cara a Claudia Sheinbaum, le desmontaron el espectáculo de la suma de sus amigos, traidores del PRI y del PAN, a su proyecto personal, no del partido guinda, dejando muy en claro que a nivel municipal y distrital no van a dejar que el gobernador nombre a candidatos “foráneos”, “traidores”, “ratas” o “sinvergüenzas”, como los llaman.

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