El circo político: payasos y corruptazos

Ernesto Alonso López

En el decadente y desafortunado espectáculo de la política mexicana, hemos sido testigos una vez más de la vergonzosa confrontación entre dos figuras representativas de lo peor de la clase política: Samuel García, el gobernador de Nuevo León, y Alejandro Moreno, presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En un acto que solo puede ser descrito como el colmo de la hipocresía y la falta de decoro, ambos se lanzaron insultos y descalificaciones públicas, demostrando una vez más su falta de respeto por la dignidad de sus cargos y por el pueblo al que supuestamente sirven.

En primer lugar, es lamentable ver cómo dos supuestos líderes políticos se rebajan al nivel de intercambiar insultos infantiles en lugar de abordar los problemas reales que enfrenta el país. Mientras tanto, millones de mexicanos luchan contra la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades, estos personajes prefieren ocupar los titulares con sus ridículas peleas de patio de colegio.

Por otro lado, la ironía no puede ser más evidente cuando un gobernador que ha sido objeto de múltiples críticas por su falta de transparencia y sus escándalos de corrupción, como Samuel García, se atreve a tildar a otro político de “corruptazo”. Es como si un ladrón acusara a otro ladrón de ser deshonesto; la falta de autoridad moral es simplemente indignante.

La actitud patética de Alejandro Moreno, quien en lugar de dignificar su cargo con un comportamiento serio y responsable, prefiere involucrarse en peleas de bajo nivel, también es repudiable. Parece que para algunos políticos, la imagen y el ego personal son más importantes que el bienestar y la confianza de la ciudadanía.

La triste realidad es que para estas lacras de la política, el circo mediático es más importante que el verdadero servicio público. Mientras ellos se dedican a sus juegos de poder y vanidad, el pueblo mexicano sigue sufriendo las consecuencias de su incompetencia y falta de ética. Es hora de exigirles a estos payasos y corruptazos que rindan cuentas y que dejen de hacer de la política un espectáculo vergonzoso y despreciable.

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